Marcos 2:21,22 (Cp. Lucas 5:36-39)
A
través de estas dos ilustraciones, el Maestro intentó dirigir la atención de sus
oyentes, entre los que se encontraban algunos de los discípulos de los fariseos,
hacia el hecho del entonces futuro establecimiento de su reino y del Nuevo
Pacto a celebrarse en su sangre (Cp. Marcos 9:1; Colosenses 1:13,14; Lucas
22:20). Mediante estas palabras, Jesús señalando lo impráctico e inconveniente
de remendar un traje viejo uniendo sus desgastadas fibras con las de un paño
fuerte y nuevo, indicó a la vez que de igual modo sería inadecuado e inviable
intentar zurcir el sistema caduco de la antigua ley judía representado aquí en
aquel deteriorado ropaje, con sus nuevas
enseñanzas simbolizadas en la tela de un parche nuevo, puesto que el remiendo
de paño nuevo al fin terminaría por echar a perder definitivamente la prenda al
tirar sus fuertes fibras de los ya frágiles hilos del vestido viejo como
efectivamente sucedería al encogerse el paño nuevo después de ser lavado.
De
similar manera y en el mismo orden de ideas, el Señor señaló lo contraproducente
que podría ser almacenar el vino nuevo en odres viejos, ya que el vino nuevo al
fermentarse finalmente rompería el ajado material de los odres avejentados que
antes debieron soportar el proceso de fermentación del vino añejo ocasionando
así la perdida tanto del vino nuevo como la de los odres viejos. Así, ni las nuevas enseñanzas del Maestro ni su
nueva visión sobre el reino representadas por Él a través del vino nuevo podrían
ser contenidas dentro del antiguo sistema legal judío simbolizado en los odres
viejos.
Por
medio de estas palabras, Jesús quiso dar a entender a sus oyentes que Él no se había propuesto anular la antigua
ley judía ni adaptarla a su nueva doctrina, sino más bien cumplirla cabalmente
para luego clavarla en su cruz (Cp. Mateo 5:17,18; Juan 19:30; Colosenses
2:14-17).
En virtud de lo anterior,
nos es preciso recordar que después de la venida de nuestro amado Salvador y de
consumada su obra redentora, hoy nos rigen las palabras de su gracia en vez de
las ordenanzas de la antigua ley por medio de la cual el pueblo judío fue
preparado para la venida del Mesías (Cp. Gálatas 3:23-29; Gálatas 5:4).