Por:
Al pensar, hablar y actuar
respondiendo a una determinada programación mental negativa, claramente el
hombre se encamina a sí mismo hacia el fracaso; contrariamente, al pensar,
hablar y actuar de manera positiva reemplazando sus viejas programaciones
mentales destructivas, este invariablemente se dirige al éxito.
Entre algunos hábitos y programaciones
mentales negativas, considera solo los siguientes siete contrastes para
establecer por ti mismo a qué programaciones respondes y qué clase de persona
eres:
¿Una de aquellas que siempre se lamentan
quejándose de su suerte o una de las que decidida y valerosamente construyen su
futuro?
¿De las que viven solo de sueños e
ilusiones o de aquellas que con ilusión ponen manos a la obra y realizan sus
sueños?
¿Del tipo de las que creen haber sido
predestinadas al nacer para el fracaso o de las que construyen su propio
destino orientándose hacia el éxito?
¿Una de las que envidiosamente codician
los logros de los demás amargándose por su prosperidad o de las que se alegran
por el éxito ajeno y conscientes de su propio potencial, se deciden a explotarlo
a fin de alcanzar sus metas?
¿De las que viven en la frustración y en
la amargura de las derrotas temporales pasadas o de las que aleccionadas por la
experiencia de sus errores anteriores, se levantan fortalecidas para
optimistamente intentarlo de nuevo viviendo a plenitud su presente forjándose
un futuro mejor?
¿De la clase de quienes habituadas a las
apuestas despilfarran su dinero en los juegos de azar esperando hallar en la
suerte su solución o de aquellas que sin depender de tales probabilidades optan
por el esfuerzo personal como vía hacia el éxito?
Otra más de las que supersticiosamente
creen haber sido hechizadas para que les vaya mal en la vida o de las que
confían en el poder y en la protección de Dios quien prospera su trabajo (Cp.
Salmos 91:1-16; I de Juan 4:4; Proverbios 16:3; Salmos 37:4-6).
Siendo muchos más los hábitos y las
programaciones mentales negativas o erradas que conducen al hombre hacia el
fracaso y tantos más los hábitos y las programaciones mentales positivas que
pueden encaminarle hacia el éxito, al haber examinado los anteriores siete
contrastes entre las personas positivas y las negativas, ¿cuáles son tus
hábitos?, ¿cómo te programas? ¿De manera positiva o negativa?, ¿hacia el éxito
o hacia el fracaso?
“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en
todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma” (III de Juan 2).