Por:
Respecto a la necesidad del cambio de sus
hábitos negativos y de la corrección de sus malas actitudes, las siguientes son las palabras
usadas al conversar regularmente sobre ello por Prometeo y Esperanza, marido y mujer respectivamente:
😎— Prometeo
— Sí, sí, sí, lo prometo, es más,
te juro que desde ahora seré mejor, mucho mejor… verás, sí, lo vas a ver… (Cp. Mateo 5:34-37; Santiago 5:12).
👧— Esperanza — ¡Qué determinada predisposición al
cambio! Pero… ¿No fue eso exactamente lo
que me dijiste ayer y tantas otras veces
más? (Cp. Eclesiastés 5:4-6).
😎— Prometeo — ¡Sí, sí,
sí! Pero esta vez será diferente, ya lo constatarás, como bien sabes, las
pasadas circunstancias, las acciones malintencionadas de aquellos que están en
mi contra, la devaluación del peso frente al dólar, el calentamiento global,
las promesas incumplidas del estado… han afectado de manera negativa mi vida
impidiéndome el cambio; sin embargo, de hoy en más verás en mí a un hombre
nuevo (Cp. Santiago 1:8).
👧— Esperanza — ¡Ah Prometeo, cómo deseo que cambies!, es
necesario y lo sabes, por ti, por nosotros, por nuestra familia, por todo, ¿y
sabes?, aún creo en ti y espero en que lo harás (Cp. I de Corintios 13:7).
¿Cambiará algún día Prometeo?, ¿serán sus
palabras un mero bla, bla, bla? Solo el tiempo y los hechos lo dirán (Cp. Mateo
3:8; 7:16-20).
¿Te asemejas tú un poco o mucho a
Prometeo?, ¿puedes recordar cuántas promesas te has hecho a ti mismo y a los
demás con relación a aquello que te propondrías hacer, pero que finalmente nunca
hiciste? Si es así, es tiempo ahora de
cambiar.