Copyright © Todos los derechos reservados por Carlos Ardila.

viernes, 27 de septiembre de 2019

SONRÍE, TE ESTAMOS FILMANDO


Por: 
Carlos Ardila

     Seguramente como yo y el público en general, tú abras leído en alguno de los tantos lugares en los que por seguridad se ha fijado a manera de recomendación la siguiente advertencia disuasiva:   sonríe, te estamos filmando, afirmación, la cual aunque generalmente no es cierta nos indica el buen comportamiento que allí debemos observar.

     A más de lo anterior, quizás hayas visto alguno de los varios reality shows últimamente proyectados en las pantallas de la televisión, en los cuales todas y cada una de las actuaciones cotidianas de sus protagonistas, seas estas positivas o negativas, son expuestas al análisis y al juicio de todos los tele espectadores.

     Tal vez además hayas visto, o por lo menos conocido en parte, el hilo de la tan famosa y exitosa producción cinematográfica The Truman Show, una vida observada y juzgada por todos a través de la pantalla.

     Por supuesto, no fue filmada de un modo directo la vida del Señor; sin embargo, contamos hoy con el testimonio fiel de sus obras registrado para nosotros en la Palabra de Dios, claramente no constituyó ella una trama postiza ni hizo parte de algún show, mas sí fue expuesta de manera trasparente al análisis y al juicio de los hombres de todos los tiempos en general siendo ejemplar y digna de imitar (Cp. I de Corintios 11:1; I de Pedro 2:21-25).

     Siendo que nuestras vidas tampoco forman parte de ningún show, pero que por medio de su omnipresencia y su omnisciencia, nuestro Dios está siempre al tanto de todas nuestras obras y nos brinda su protección (Cp. Salmos 139:7-12; 34:7), en todo momento y en todo lugar, en cada situación y en frente de cada quien y aunque no estemos siendo filmados, sonriamos, pensemos y actuemos como lo haría el Señor quien siempre nos observa.

     La Palabra de Dios dice:

     “Porque los ojos del Señor están sobre los justos,
 Y sus oídos atentos a sus oraciones;
      Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal” (Cp. I de Pedro 3:12).