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lunes, 7 de octubre de 2019

AUNQUE NO SIEMPRE LA VIDA NOS SONRÍA


Por:
Carlos Ardila

     Después de la fuerte granizada de tan solo unos pocos días atrás y de los muchos destrozos que esta causó, hemos estado disfrutando de un muy agradable tiempo; como suele suceder, después de la tempestad ha venido la calma.

     Así como no siempre es primavera, no todos los días la vida pareciera sonreírnos, sin embargo, aunque es nuestra impresión que el sol no ha salido, lo cierto es que este continúa allí en lo alto brindándonos su calor y su luz, es solo que unos cuantos nubarrones le han ocultado temporalmente de nuestra vista; del mismo modo, eventualmente y en medio de alguna que otra situación difícil nos hacemos a la idea de que Dios ha apartado de nosotros su rostro y vemos todo gris a nuestro alrededor, no obstante Él sigue en derredor nuestro y al pendiente de todas nuestras necesidades, es solo que el efecto neblina del pesimismo nos impide percibir su presencia y nos desanima al punto tal de hacernos incluso pensar en desertar de la fe.

     Conscientes de las diversas variantes climáticas y de las cuatro estaciones que rigen el tiempo de nuestro país, anticipadamente nos preparamos haciendo acopio de la indumentaria necesaria para poder encarar cada una de ellas, así mismo deberíamos estar preparados para enfrentar la amplia gama de adversidades que circunstancialmente puede plantearnos la vida. 

     ¿Por qué desistir de seguir al Señor cuando el fatal pesimismo de los días grises nos hace pensar que Él se ha desentendido de nosotros?, ¿renuncias a tu trabajo ante la menor dificultad que se te presenta?, ¿desechas tus sueños e ilusiones sin luchar?, ¿rompes tú con tus relaciones familiares o amorosas debido a los más pequeños roces o impases? Desde luego que no, no lo haces en razón de la importancia que estas cosas, aunque terrenales revisten para ti, ¿cuán mayor aun es la importancia de tu salvación?, ¿la dejarías abandonada a causa de la lluvia, de las dificultades que ha caído sobre ti en una de esos días grises que deberías estar preparado para encarar? (Cp. I de Pedro 4:12-19).

     “Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma” (Cp. Hebreos 10:39).

     Ten presente que no siempre es primavera, si hoy llovió, quizás mañana volverá a llover, pero seguro el buen tiempo volverá, no dejes que el enemigo te suma en la fatalidad del pesimismo y de la duda, pese a que alguna que otra nube oculte el sol de tu vista, recuerda que este continúa allí en lo alto, y aunque sea tu parecer al sufrir que Dios se ha apartado de ti, jamás olvides que Él sigue al pendiente de ti y siempre te ayudará (Cp. I de Pedro 5:7; Juan 16:33; Hebreos 4:14-16; Isaías 41:10; 26:3; 40:28-31).

HAZLO UNA VEZ MÁS


Por:
Carlos Ardila

     Estaban cansados, realmente no deseaban intentarlo de nuevo, habían fracasado ya en sus varios intentos anteriores, no existía confianza alguna en hacerlo una vez más aquella noche, mejor sería postergarlo para otra ocasión; sin embargo, ante la Palabra del Señor, y siguiendo sus instrucciones, los pescadores echaron sus redes una vez más en su nombre y fue grande su pesca, tanto así que por el peso no podían subirlas por sí solos a su barca y sus redes casi se rompían (Cp. Lucas 5:1-11).

     ¿Muchas veces lo has intentado sin éxito?, ¿has sentido que es inútil seguir intentándolo?, ¿frustrado y desanimado, has estado postergando obtener los buenos resultados que inicialmente anhelabas?, peor aún, ¿has ya renunciado a tus objetivos fueran estos espirituales o materiales ante la ineficacia de todos tus intentos anteriores?

     ¿Y de qué manera lo has estado intentando? Supongo desde luego que confías en ti mismo y en tus muchas habilidades personales; sin embargo, ¿depende el logro del éxito en todo cuánto emprendes siempre enteramente de dicha confianza?

     ¿Eran aquellos pescadores inexpertos e incapaces? Por supuesto que no, pero el hecho concreto es que aquella noche no habían obtenido fruto alguno de su ardua labor hasta que decidieron hacerla en la Palabra, en el nombre o en el poder del Señor, obteniendo en razón de ello un éxito abrumador.

     Aunque seguros y confiados de nosotros mismos y de las capacidades que el Señor nos ha otorgado, bien debiéramos hacerlo todo en su Palabra, en su nombre o en su poder, buscando su consejo y siguiendo su dirección (Cp. Colosenses 3:17), siendo en Dios nuestra confianza y dependencia, muy seguramente obtendremos lo que anhelamos o aun en Él algo mucho mejor (Cp. Efesios 3:20).

     Aunque cansado y quizá un poco frustrado, ¿qué si lo haces una vez más en oración, si lo intentas de nuevo apoyado en la dirección del Señor en vez de tan solo confiando en tus muchas habilidades?, prueba de nuevo, hazlo una vez más en su nombre, te sorprenderás (Cp. Proverbios 16:3; 3:5,6).

AUNQUE TODO PAREZCA ESTAR PERDIDO


Por:
Carlos Ardila

     Todo está perdido, no hay nada que hacer, el negocio ha sido un fracaso, mi salud cada día está peor, mis relaciones están rotas, jamás podré rehacerlas, mi hogar ha sido desintegrado, nunca más podré restaurarlo…

     Algunos hermanos nunca cambian, jamás madurarán, las personas no responden a nuestra actividad evangelistica, aunque me esfuerzo demasiado, aún no logro superar mis debilidades.

     Mis oraciones son ineficaces, mucho he clamado sin recibir hasta ahora respuesta alguna de Dios, ¿será qué Él está realmente allí oyéndome?, ¿existe Él de veras?, ¿se interesa Él en mí si acaso de verdad existe?

     Es cierto que ante las circunstancias adversas, el pesimismo y la duda nos asaltan; pero, piensa:

    Los más grandes ganadores fueron temporalmente derrotados, pero finalmente ellos triunfaron y tú mismo antes has sido exitoso, incontables son los testimonios del poder sanador de Dios e incluso en el pasado tú también has sido sanado, las más perdurables relaciones sufrieron circunstancialmente algún revés siendo posteriormente restauradas y el amor superó las dificultades que pusieron en riesgo la estabilidad de algunas familias hoy ejemplares (Cp. Isaías 41:10).

     Quizás tú mismo fuiste ayer un poco inmaduro, pero por la gracia de Dios hoy ya eres mucho más sensato, tal vez tú también hayas tardado en oír la voz del Señor, quienes hoy no le oyen, probablemente mañana serán convertidos, algunas de tus debilidades ya han sido superadas e inclusive hoy podrás superarte aún más (Cp. Hechos 22:6-16; I de Corintios 6:9-11; II de Corintios 5:17).

     Muchas de tus oraciones ya han sido positivamente respondidas por Dios en el pasado, si persistes en tu fe, otras más te serán contestadas e incluso hoy podrás recibir más allá de lo que esperas (Cp. Efesios 3:20).

     Pese a que algunas cosas hoy no se te dan como lo esperas, mañana todo será como lo anhelas, si las flores del jardín ya han caído, mañana este volverá a florecer, aunque el sol se oculte ahora, luego él resplandecerá de nuevo en lo alto.

     Aunque todo parezca estar perdido, jamás olvides que es Dios quien está al control de todas las cosas, confía en Él y pronto verás de nuevo su gloria (Cp. Mateo 17:20; Juan 11:40).

VOLVER EL TIEMPO ATRÁS


Por:
Carlos Ardila

     ¿Y si tuviese veinte años menos? ¿Si hoy fuese ayer? ¿Si naciere una vez más? ¡Si pudiese volver el tiempo atrás! Haría todo aquello que deje de hacer, enmendaría mis errores y aprovecharía todas y cada una de las oportunidades que desperdicié, son pensamientos que quizás hayas tenido presentes en tu mente; sin embargo, bien nos es sabida la imposibilidad de dar marcha atrás en el tiempo.

     Las etapas trascurridas al ser contadas tanto en el reloj como en el calendario del ciclo de nuestro vivir no volverán a ser ya más (Cp. Hechos 17:26), el ayer no existe ahora, solo se vive una vez (Cp. Hebreos 9:27), viajamos en el tiempo día a día de nuestras vidas sin poder retrocederlo ni adelantarlo, avanzamos en este de manera gradual, segundo a segundo, minuto a minuto de nuestros días, semanas, meses y años…

     En el tiempo presente y de cara al futuro por gracia de Dios, nos queda hoy el vivir, no considerando los días transcurridos como perdidos, sino como la etapa superada de nuestras vidas que nos ha proporcionado la experiencia para la vivencia del ciclo que nos resta conscientes de la necesidad de recibir y de asumir el perdón que de nuestros errores pasados nos ha concedido el Señor (Cp. II de Corintios 5:17), en lugar de permanecer en la amargura y en la culpa del fracaso y de la derrota temporal (Cp. Salmos 145:14; Proverbios 24:16).

     Si bien no podemos volver el tiempo atrás, sean el segundo presente y el siguiente… de nuestros minutos, horas, semanas, meses y años usados no en el lamento del no haber hecho lo que hemos debido, sino en el aprovechamiento consciente de las cada vez nuevas oportunidades de superación que el Señor nos concede (Cp. Salmos 90:12; II de Corintios 6:2; Efesios 5:16).



HAZLO SER O EXISTIR


Por:
Carlos Ardila

     Grandes sueños y anhelos han llegado a hacerse realidades al esforzarse con empeño por realizarlos aquellos quienes los tuvieron, de hecho ha sido fruto de la iniciativa y constancia de algunos visionarios soñadores que hoy disfrutamos de la comodidad proporcionada a la humanidad por sus invenciones; así, cosas que no existían sino tan solo en sus mentes como posibles realizaciones llegaron después a existir.

     Desde luego, la confianza de los inventores en la posibilidad de hacer realidades sus proyectos ha estado basada en los conocimientos y en los recursos físicos de los que estos disponían, fue así que desde la materia y la energía ya existentes, ellos hicieron algo nuevo más en nuestro beneficio y en el propio.

    La Palabra de Dios nos da cuenta de la obra del más grande de los inventores, es decir, de Dios mismo, quien de la nada creó lo antes inexistente, el universo, nuestro mundo y luego a partir de dicha materia al hombre (Cp. Génesis 1: 1-31).
     Ahora, ¿sabes que Dios quien se interesa de manera personal en tu bienestar puede hacer existente lo inexistente para ti?, Él en su Palabra acerca de sí mismo dice: “el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen” (Cp. Romanos 4:17 b).
     ¿Qué debes hacer para que el poder sobrenatural del Señor actúe en tu favor, creando para ti lo inexistente, es decir, dando forma a tus sueños, anhelos y proyectos? Trabajar por ellos depositando tu entera confianza en Él, quien en su tiempo los hará reales siempre que estén de acuerdo a su sabia voluntad para ti.
     Si realmente deseas algo y lo pones con fe en las manos del Señor, confiando en su poder y en su amor, visiona los resultados que esperas obtener, obsérvalos como ya reales y prepárate a recibirlos, hazlo ser o existir, confiando en Él quién dice: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Cp. Marcos 11:24).
     “Deléitate asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
     Encomienda a Jehová tu camino,
 Y confía en él; y él hará”. (Cp. Salmos 37:4,5).


MIENTRAS AÚN PODAMOS DECIRLO


 Por:
Carlos Ardila


     Te amo, te extraño, espero verte pronto, añoro tanto tu presencia, te felicito por tan extraordinarios logros, ¿podrías perdonarme?, Me eres tan querido y valioso, ¡estoy tan agradecido por todo cuanto has hecho en mi favor!, quisiera que conozcas al Señor, ¡Ah, qué tiempo maravilloso ha sido el que hemos compartido juntos durante el verano reciente!, ¡Estoy feliz! Lamento decirte que mamá ha estado enferma, ¿podrías venir a verla pronto? No me he estado sintiendo nada bien..., por tanto, me place darte hoy las más buenas nuevas…

     Mensajes y expresiones de amor, nostalgias y añoranzas, congratulaciones y arrepentimientos, felicidad e infelicidad, sueños, anhelos e ilusiones, gratitud y reconocimiento, entre otros tantos sentimientos, emociones, situaciones y circunstancias más escritos a manera de cartas por remitentes a destinatarios ausentes y distantes en épocas pasadas y enviados a través del correo convencional transportado de las más diversas formas tardando días, semanas e inclusive meses en finalmente llegar al lugar y a la persona de destino, nos remontan románticamente en el tiempo a los años de los siglos idos.

     Ahora y a diferencia de en el pasado, ya hoy no nos es preciso, salvo en muy contadas excepciones y en las más lejanas regiones, el hacer uso de palomas, caballos, trenes, barcos y aviones para el traslado y la entrega del correo mediante el cual las personas como seres fundamentalmente sociales expresamos nuestros sentimientos y emociones… a quienes amamos o a aquellos otros individuos con los que por una u otra razón nos relacionamos.

     Efectivamente, en el tiempo presente, el envío del correo para la expresión de nuestros sentimientos, emociones, necesidades e informaciones, se reduce de días, semanas e inclusive meses a tan solo unos pocos segundos a través del uso de los medios masivos e inmediatos de comunicación entre los cuales sumados a otros varios recursos más, bien podemos hacer mención de los emails y de los servicios de mensajería instantánea de las redes sociales, así como de los mensajes telefónicos de texto y las videoconferencias.

     Ahora, siendo que nuestros más queridos seres pueden leer y escuchar nuestros sentimientos y emociones, sea que estén cerca o vivan lejos, ¡es más!, siendo que nuestro soberano Dios es omnipresente y solo debemos pensar para comunicarnos con Él ¿estamos diciéndoles a ellos y a Él lo mucho que les amamos?, ¿lo arrepentidos que estamos?, ¿lo mucho que les agradecemos? ¡Mientras aún podamos decirlo!, comuniquemos sin demora a ellos y a Él nuestros sentimientos y emociones, mañana ya no estarán e iremos nosotros mismos un día ante el Señor para ser por Él juzgados (Cp. I de Tesalonicenses 5:16-8; Salmos 103; Mateo 6:12-14; I de Juan 1:9,10; II de Corintios 5:10).


JERICÓ: LA VICTORIA DE LA FE


Por:
Carlos Ardila

     Según nos lo describe en forma y en detalle el registro sagrado, los hijos de Israel conquistaron la gran ciudad amurallada de Jericó, de acuerdo a dicho relato, los habitantes de aquella antigua urbe sabían del poder sobrenatural que asistía a los israelitas y habían asegurado sus puertas por temor de ellos (Cp. Josué 6:1), ahora, si muy bien conocían entonces los jericoanos la reputación de Dios no estaban dispuestos a rendirse ante su pueblo; no obstante, vivía allí una mujer llamada Rahab quien creyó en aquel todopoderoso ser y auxilió a los espías enviados por sus siervos antes de la toma de la ciudad salvando así su propia vida y la de los miembros de su familia residentes en ella (Cp. Josué 2:1-24).

     Pese a que Dios ya había decido entregar a Jericó en sus manos, para conquistar la ciudad los israelitas debían seguir un aparente absurdo plan que solo pudo ser creído y seguido por ellos, quienes habían visto y experimentado el extraordinario poder de su Salvador que les liberó de la opresión egipcia y obedientemente caminaron durante siete días alrededor de la muralla y luego gritaron siguiendo las instrucciones de su Dios, hecho después del cual el muro de la gran fortificación jericoana cayó a sus pies.

     ¿Cuáles son tus planes para el futuro?, ¿sientes que muros muy altos se interponen entre tú y los objetivos que deseas alcanzar?, ciertamente te ha dotado Dios de las habilidades necesarias para que puedas triunfar, ahora, para darte toda su ayuda espera Él que le encomiendes todos tus proyectos (Cp. Proverbios 16:3; Salmos 37:4-6) y que le seas obediente siguiendo decidida y valerosamente sus instrucciones para ser prosperado (Cp. Salmos 1:1-3; Josué 1: 6-9). 


LAS PEQUEÑAS COSAS DE LA VIDA


Por:
Carlos Ardila

     El amanecer, el atardecer, el pan en tu mesa, el abrazó de tus hijos, las atenciones de tu esposa, tu familia, la sonrisa y la comprensión de tus hermanos, tu buena salud, tu educación, el trabajo diario y el ir a tu cama en las noches cansado para luego disfrutar del descanso.

     ¡La felicidad tan anhelada! ¿Dónde encontrarla? ¿De qué depende esta? ¿De las grandes cosas? ¿De las muchas posesiones? ¿Del prestigio y de la fama? O ¿tienes tú en realidad en las desapercibidas cosas pequeñas de la vida razones suficientes para ser ahora mismo feliz sin saberlo?

     ¿Cuántos hijos de Dios, quizás más fieles que tú fallecieron ayer sin tener las oportunidades de servicio de las que tú hoy mismo disfrutas? Sin embargo, tú has visto un nuevo amanecer; un nuevo amanecer para llegado el atardecer poder ser en el Señor mejor, más sabio, más inteligente, más dedicado, más agradecido, mejor padre, mejor esposo, mejor hermano, mejor hijo de Dios.

     Ahora, ¿qué tal que te faltaran las tan pequeñas cosas que pasas desapercibidas? ¿Sabes cuántas personas ahora mismo en el mundo desfallecen a causa del hambre? ¿Has imaginado una vida si tus hijos? ¿Una vida sin tu esposa? ¿Sin tu familia? ¿Sin tu buena salud? ¿Sin tu apropiada educación? ¿Y el trabajo? ¿No es este el medio a través del cual hace Dios posible para ti tu sustento? ¿Sabes cuántas personas en el mundo hoy carecen de él? ¿Tienes idea de cuántas más no disponen de un techo sobre sus cabezas?

     ¡Cuánto más! Si ahora mismo disfrutas de las tantas bendiciones espirituales que el Señor ha puesto a tu disposición, ¿puedes imaginar una vida sin Él? ¿Sin su Santo Espíritu? ¿Sin tu servicio en el reino? ¿Sin la comunión de tus hermanos? ¿Sin hacer parte del grupo celestial de sus salvos por desatender al cuidado que de estas bendiciones debes ahora tener?

     Si has imaginado una vida sin tus muchas bendiciones, seguro finalmente abras podido notar que estas no te han resultado ser cosas tan pequeñas, aunque quizás sí desapercibidas o tal vez no lo suficientemente valoradas como para ser a su vez a plenitud disfrutadas.

     ¿Puedes ahora pensar en cuántas otras gigantescas pequeñeces has estado dejando de valorar para poder de ellas disfrutar tanto en tu vida material como en el necesario sentir espiritual? ¿No crees tener ya razones suficientes para ser tú ahora mismo feliz?

     ¡Y es qué tenemos tanto qué agradecer al Señor! ¡Su atención y sus muchas bendiciones bien podemos percibirlas a la vez que disfrutarlas a través de las aparentemente muy pequeñas cosas de la vida! Por tanto: ¡No dejemos de apreciarlas! (Cp. I de Tesalonicenses 5:16-18).

AUNQUE ERES TAN PEQUEÑO


Por:
Carlos Ardila 

 Nacido en un pequeño planeta de la Vía Láctea, quizás para el resto del mundo, tan solo uno de tantos entre los más de seis mil millones de habitantes de la tierra, ello sin contar el gran número de personas que han existido antes de ti y las que existirán en el futuro después de ti, público, anónimo o reconocido por pocos, de humilde condición, rico o famoso, desapercibido o indiferente para los demás a tu alrededor, eres conocido de alguien especialmente interesado en ti y en tu bienestar personal.

     Como todos, tú has llegado al mundo y un día habrás de abandonarlo (Cp. Eclesiastés 3:2; Hebreos 9:27), durante el curso de tu vida has disfrutado y aún disfrutarás de grandes satisfacciones, así como seguramente has tenido y aún tendrás algunas frustraciones y decepciones, habrás reído y aún reirás más, habrás llorado un poco o mucho y quizás llorarás aún más; la vida con sus vaivenes nos pone en una u otra situación; pero, finalmente toda circunstancia, sea positiva o negativa es tan solo temporal como lo es nuestra vida también, la Palabra de Dios dice:

     “El hombre, como la hierba, son sus días; florece como la flor del campo que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no la conocerá más. Pero la misericordia de Dios es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen, y su justicia sobre los hijos de los hijos, sobre los que guardan su pacto, y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra” (Cp. Salmos 103: 15-18).

     Aunque eres tan pequeño, un punto diminuto y temporal sobre la tierra, has sido revestido por Dios de inmortalidad, y es que somos eternos, así nos ha hecho el Señor; ahora, en términos de tiempo, lo que hará la diferencia entre los cristianos fieles y las personas ateas, incrédulas e infieles a Dios, será en dónde hemos de pasar nuestra eternidad; un día, después de nuestra muerte física, Él llevará a algunos a su presencia y a otros los excluirá de ella, su Palabra dice: “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación” (Cp. Juan 5: 28,29).

     Siendo conscientes de nuestra fragilidad y de la temporalidad de nuestras vidas sobre la tierra, ¿no crees que deberías prepararte para la eternidad viviendo de una manera obediente a Dios, quien aunque eres tan pequeño, te ha conocido desde antes y se ha interesado de manera especial y personal en ti? El Salmista escribió:

     “Sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios” (Cp. Salmos 22:10).

     “Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (Cp. Salmos 139:16).

     Dios ha dado a su Hijo en rescate por ti y por mí, su Palabra dice:

     “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Cp. Juan 3:16), sí, vida eterna en su presencia.

     Aunque eres tan pequeño, Dios se interesa de manera personal y especial en ti, recuerda: en Jesús hay vida, poder y bendición, si aún no le has recibido, ven tú ahora a Él, obedécele y serás salvo (Cp. Juan 1:12; 14:6; Hechos 4:12).


¿EXPLICA SIEMPRE EL EFECTO A SU CAUSA?


Por:
Carlos Ardila


     ¿Cómo podría creer en un Dios al que no puedo ver ni palpar? ¡Si no puedo verlo, palparlo o descifrarlo, en definitiva, Él no puede existir!

     El hombre, por tendencia natural, indaga e investiga acerca de las cosas en la intención legítima de poderlas comprender, ha sido fruto del ejercicio racional y del intelecto e iniciativa visionaria de algunos individuos que la humanidad ha logrado avances extraordinarios que en materia de ciencia y tecnología han hecho de su vida un algo mucho más cómodo.

     Es así que sueños, producto de la imaginación e inventiva de algunos pensadores, llegaron a hacerse realidad, proporcionando a la humanidad mejores condiciones para el desarrollo de su vida, y grandes verdades antes cuestionadas llegaron a ser posteriormente demostradas, siendo un hecho que aún la ciencia nos deparará más extraordinarias sorpresas (Cp. Daniel 12:3,4); sin embargo, ¿le es dado al hombre el poder entenderlo todo?

    “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” (Cp. Eclesiastés 3:11).

     Ahora, ¿es todo ejercicio intelectual humano científico? Refiriéndose a una falsa doctrina fue el apóstol Pablo quien inspirado le recomendó al joven evangelista Timoteo: “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual, profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén” (Cp. I de Timoteo 6:20,21).

     Son muchas las interrogantes a las que al hombre ha conseguido ofrecer respuesta; no obstante, son muchas más las que aún no logra responder y otras muchas más las que jamás podrá resolver.

     En cuanto al conocimiento acerca de Dios, una y la más grande de las limitantes del saber teológico, que desde luego lo es también para la ciencia, es la finitud e insuficiencia de la mente del hombre creado; ignorando sus limitaciones, algunos hombres al no poder descifrar y contener plenamente a Dios en sus mentes limitadas, haciendo uso de una más que arrogante imaginación y en el intento de explicar el origen del universo y de la vida sobre este, han formulado teorías absurdas a la vez que estadísticamente imposibles.

     Es la materia transformada la causa en la cual es afirmado por algunos, se ha originado el universo con su vida; sin embargo, quiénes así lo creen aún no nos informan acerca de la causa que produjo la materia que fuera luego transformada; no existen efectos sin sus causas, es Dios el agente causante del efecto de su creación en la cual Él claramente nos es evidente (Cp. Salmos 19:1-6). El no poder ver físicamente al ser espiritual que es Dios (Cp. Juan 4:24), el no entender a plenitud al Señor, en lugar de movernos a la incredulidad y a la negación de su existencia, debiera hacernos reflexionar acerca de nuestra pequeñez reconociendo su poder.

     Sin ser previo a la causa, no puede siempre el efecto explicar por sí mismo, a la causa en la cual él ha sido originado, el hombre puede explicar algunos efectos conociendo de manera previa sus causas; sin embargo, Dios supera a la ciencia a la que ha precedido a la vez que ampliamente rebasa los límites de la capacidad mental humana de la cual Él es el causante, al meditar acerca de la grandeza de Dios y citando al profeta Isaías y a Job, el apóstol Pablo expresó: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” (Cp. Romanos 11: 33-36; Isaías 40:13; Job 41:11).

     Somos efectos causados por Dios, que aunque magníficamente diseñados y dotados por Él, humildemente debemos reconocer nuestras limitaciones, insuficiencia, finitud y pequeñez; un día dejaremos de estar limitados por el espacio, el tiempo y la materia e iremos a vivir en una dimensión espiritual superior con el Señor (Cp. Filipenses 3:20,21), quizás entonces podamos apreciar y entender mejor la majestuosa grandeza de nuestro Creador (Cp. I de Juan 3:2,3), entre tanto, sensatamente reconozcamos y exaltemos a nuestro hacedor (Cp. Deuteronomio 29:29; Job cap. 38).


MI CASA Y YO


Por: 
Carlos Ardila


     Hijo, ve a la iglesia, sé obediente a tus padres, pórtate bien con tu madre, ella merece tu respeto, sé moderado, prudente y paciente, mide tus palabras, esfuérzate en ser cada vez mejor, elige con cuidado a tus amigos… suelen ser las buenas recomendaciones hechas por los padres a sus hijos (Cp. Efesios 6:4); ahora, eventualmente, aunque no manifiestas en palabras, pueden ser las siguientes las interrogantes que crucen por las mentes de algunos de dichos hijos respecto de sus padres:


     ¿Vas tú cada domingo a la iglesia, o algún otro compromiso te resulta generalmente de mayor importancia? Parece serlo puesto que das demasiada atención al futbol, a tus amigos y parientes justo en el horario y el día de asistir a la iglesia. ¿Eres tú así de obediente a Dios cómo para pedirme que lo sea yo contigo? ¿Tratas tan bien a mi madre cómo desearías que yo lo haga? ¿La respetas cómo me dices que debo hacerlo? ¿Eres tú moderado, prudente y paciente con nosotros en casa? ¿Son tus palabras siempre apropiadas al hablarnos? ¿Puedes decir que hoy eres mejor que ayer para indicarme la necesidad de mi superación constante?

     ¡Cuán importante y definitivo resulta ser el ejemplo como elemento didáctico al pretender enseñar del Señor y de la vida agradable a Él, a nuestros hijos! Sin ser necesariamente una regla, los hijos llegan a ser imitadores de la conducta de sus padres, y es en el medio ambiente del hogar en el cual se forman y estructuran las personalidades, los caracteres y los valores de los mismos, razón en virtud de la cual somos en absoluto responsables del cuidado de dicha formación a través no solo de la instrucción oral, sino aún más allá de ello de lo que es de mayor impacto y eficacia al enseñarles, la fuerza del ejemplo (Cp. I de Pedro 1:21-23; 1:16).

     Siendo nosotros los hijos de Dios, sal y luz del mundo para la preservación y enseñanza de los valores morales cristianos (Cp. Mateo 5:13-16), deberemos recordar siempre que nuestra labor en dicho sentido empieza en casa, como el salmista expresó, vivamos rectamente en medio de ella (Cp. Salmos 101:2) para poder decir por la fuerza y el valor del ejemplo que da autoridad a nuestra palabra: mi casa y yo serviremos al Señor (Cp. Josué 24:15).


SAL Y LUZ


Por:
Carlos Ardila


     En cuanto a la influencia del ejemplo cristiano sobre el mundo, el Señor Jesús afirmó:

     “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos” (Cp. Mateo 5:13-16).

     Mediante estas dos metáforas o comparaciones mentales simples, pero a la vez tan profundas, el Señor Jesús hace referencia a la importancia e impacto del testimonio y de la acción cristiana, al señalar que al igual que la sal útil a los fines prácticos de la sazón y la preservación de los alimentos, los cristianos siendo quiénes somos y estando donde estemos, bien debemos desempeñar la función de agentes transmisores y preservadores de los principios éticos y morales al tratar de influenciar con nuestras acciones a todas las personas con las cuales interactuemos a diario.

      Ahora, al referirse a sus discípulos como a la luz del mundo, el Señor ilustra el poder del testimonio de quienes, actuando de acuerdo a su voluntad, iluminan el camino correcto a transitar por todos aquellos que deseen ser también seguidores del Maestro y glorificarán a Dios al observar el ejemplo de su buen comportamiento.

     Al hacer uso de estas dos impactantes reflexiones acerca del poder del testimonio y de la acción ética y moral cristiana, el Señor enfatiza el valor práctico que debe estar siempre presente en nuestras vidas, que de no caracterizarse por reproducir su ejemplo dejarían de ser útiles a dicho fin   (Cp. Efesios 2:10).

     Pensemos, vivamos y actuemos de una forma tal que seamos útiles al plan práctico de Dios para la preservación del orden ético y moral, que la pureza y santidad de nuestras acciones sean luz y guía al mundo para la gloria de nuestro Dios.