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Estoy haciendo uso de algunos de los
segundos de mi día para reflexionar contigo acerca de la importancia de tan
solo uno de ellos en lo que puede ser el curso determinante de tu vida, en
realidad no sé cuánto tiempo ha de tomarnos, esta breve reflexión, cálculo que
no mucho; sin embargo, esta aunque corta, si produce en ti como ya lo ha hecho
en mí una firme decisión, hará que tu vida sea transformada en alguno o en
varios de sus ámbitos.
No han trascurrido tantos segundos desde
que comencé a redactar estas líneas, no estoy seguro de cuántos más he de
tardar aún pensando en los términos que he de emplear, solo un segundo, el
inicial, me ha sido suficiente para empezar.
Las decisiones que tomamos desencadenan
toda una serie de eventos y circunstancias que bien pueden afectarnos de manera
positiva o negativa.
Tanto tú como yo tenemos la posibilidad de
desatar, activar e inclusive cambiar los
eventos y las circunstancias de nuestras propias vidas, el destino como un algo
predeterminado por alguien más para nosotros no existe en realidad, Dios no le
ha marcado al hombre de manera arbitraria un destino ineludible, sino que le ha
llamado para salvarle conociendo de antemano su respuesta (Cp. Romanos
8:28-30), en tal sentido, cada quien de nosotros decide acerca de su propio destino.
Como yo, tal vez tú te hayas equivocado y
al decidir hacer algo inadecuado has desencadenado una serie de eventos y de circunstancias
negativas que hayan afectado tanto tu vida como la de otros más a tu alrededor,
pudo suceder en tan solo unos pocos segundos; así mismo, el cambiar el curso de
tu vida para encauzarlo todo a tu favor puede depender de tan solo unos pocos
segundos, el más importante de dichos segundos ha de ser el inicial al comenzar
decididamente con los cambios que quieras introducir.
Transcurren en nuestro tiempo 3.600
segundos por hora, 86.400 por día, 604.800 por semana, 2´419.200 por mes,
29´030.400 por año y no sabemos exactamente cuántos más trascurrirán durante el
curso total de nuestras existencias hasta extinguirse; no obstante, mientras aún
estemos con vida bien podemos modificar nuestro destino.
En cuanto a ti, ¿qué has estado posponiendo
cambiar?, ¿sobre qué no has tomado la decisión que debes?, solo necesitarás de
un segundo para empezar, ¿lo harás?
Recuerda, en un instante, en un abrir y
cerrar de ojos, en solo un segundo determinado en el tiempo, el Señor volverá y juzgará
a los vivos y a los muertos (Cp. I de Corintios 15: 52).
¿Estás tú preparado para aquel segundo?