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Como de costumbre, ella se levantó muy
temprano en la mañana, dispuso todo en casa para tu bienestar y el de tus
hijos, salió e hizo las compras e incluso tuvo tiempo para hacer algunas de tus
diligencias pendientes y se fue a su propio trabajo, al llegar tú en la noche
cansado, ella quizás aún más cansada que tú te recibió con su permanente
sonrisa y te brindo otras atenciones más.
Luces bien hoy amor te dijo ella alegre
antes de que salieras, su mirada dulce y tierna reflejaba el amor creciente que
siente por ti aunque no seas lo grande e importante y virtuoso que ella piensa
que eres e incluso consciente de tus falencias personales ella día a día te
alienta, te conforta y te brinda su
apoyo ayudándote a ser mejor.
Cada vez que estuviste enfermo ella estuvo
a tu lado, cuándo por infortunio, negligencia, debilidad o testarudez te
equivocaste, ella te sostuvo y con amor te levantó, sin ser omnipresente, ella está siempre que sea necesario contigo y
al pendiente de ti, sin ser omnisciente ella sabe más de ti y de tus
necesidades físicas, emocionales y espirituales que cualquiera otra persona
más, ella sin ser omnipotente es la ayuda idónea con la que el Señor te ha
bendecido (Cp. Génesis 2:18).
¿Has notado lo hermosa que está aún pese
al paso de los años?, ¿se lo has dicho últimamente?, siendo que estás tan
agradecido y te sientes bendecido de tenerla por esposa, ¿le has hecho saber lo
orgulloso que te sientes de ella?, ya que disfrutas de sus tantas atenciones,
¿le has estado brindado tú algunas atenciones a ella?, ya sabes, algunos de
aquellos detalles que aunque pequeños a ellas les hacen tan felices…
Seguramente la amas más de lo que
cualquiera otra persona en el mundo lo hace; sin embargo, dado que todos los
seres humanos requerimos ser reconocidos, estimulados, alentados y amados, ¿no
crees que deberías decírselo más a menudo?
La Palabra de Dios dice:
“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente a la de
las piedras preciosas.
El corazón de su marido está en ella
confiado,
Y no carecerá de ganancias.
Le da ella bien y no mal
Todos los días de su vida” (Cp. Proverbios
31:10-12).
Como requiere el rosal de ser cultivado,
cultiva con pequeños detalles el amor de tu mujer, cuídala, anímala, protégela
y hazle saber que la amas.
Una vez más, la Palabra
de Dios dice:
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como
Cristo amó a la iglesia, y se entregó a
sí mismo por ella” (Cp. Efesios 5:25).