Mateo 7:24-28 (Cp. Lucas
6:46-49)
Por:
Carlos Ardila
Mediante
esta ilustración situada dentro del marco del Sermón del Monte, el Maestro dirigió
su atención hacia aquellos de sus oyentes que bien Él sabía harían caso omiso
de sus palabras y en dirección de quienes deseando seguirle tal vez luego se
apartarían (Cp. Juan 16:30; Juan 2:23-25) intentando persuadir a estos últimos
mediante la fuerza de la razón a la cual quería conducirles para animarles a
ser fieles (Cp. Mateo 13:9).
Considerando
como edificaría un hombre sensato su casa fundándola sobre la seguridad de la
roca a fin de evitar que esta una vez golpeara sobre ella con fuerza el
temporal se desplomara, habría de proceder quien haciendo uso de igual sensatez
quisiese edificar su vida espiritual que cimentada sobre la firmeza de la roca
que aquí representa al Señor seguro no se derrumbaría pese al ímpetu de las
tormentas que le azotasen (Cp. I de Corintios 10: 4; I de Pedro 2:4-8).
Característicamente,
algunos de los valles de terrenos inestables formados en el relieve palestino,
fruto del deslave de la arena que descendía de los cerros después de las
lluvias, una vez llegado el verano y secados por el sol lucían en apariencia
firmes y aptos para resistir el peso de una edificación; sin embargo, luego al
regreso de las precipitaciones del invierno el agua que bajaba a torrentes
desde las colinas arrasaba todo cuanto hallaba a su paso incluidas las construcciones
de quienes imprudentemente cimentaban sus casas sobre la inestabilidad de la
arena siendo grande su ruina material.
A
través de esta parábola, Jesús planteó a los presentes el contraste existente
entre la seguridad de una vida espiritual establecida sobre la estabilidad de
sus enseñanzas que fielmente observadas producen salvación y la inseguridad de
aquella fundada en lo aparente y atractivo del mundo que luego se desvanece
llevando al hombre a la perdición (Cp. I de Juan 2:15-17; I de Timoteo
6:17,18).
Adicionalmente
y en un doble sentido, la consideración del contexto inmediatamente anterior en
el que el Maestro hizo alusión a la falsa doctrina enseñada por algunos y
acogida por otros, pensando agradarle a
Él mas ignorando ambos grupos su Palabra (Cp. Mateo 7:15-23), permite deducir
que la arena refiere al error doctrinal sobre el cual muchas personas desconociendo
la verdad pretenden edificar sus vidas espirituales y cuya ruina al final será
grande (Cp. Mateo 7:23; II de Pedro 2:1-3).
Al llamarle a Él, Señor, Señor, ¿vivimos
realmente de acuerdo a su voluntad? (Cp. Lucas 6:46; Mateo 7:21). Teniendo
acceso al conocimiento de la revelada Palabra de Dios, aún hoy el Maestro nos
confronta a pensar si efectivamente nuestras vidas están siendo o no edificadas
sobre Él y en su verdad.