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viernes, 27 de septiembre de 2019

VIRUS


 Por:
Carlos Ardila

     Hace tan solo algunos meses estábamos inquietos por el virus del dengue, luego esta preocupación quedó atrás ante la amenaza de virus mayores mucho más graves, y claro, todos queríamos evitar ser contagiados, es así que nos protegíamos tomando todas las precauciones necesarias.

     ¿Has sido atacado por el virus de la gripe?, ¿has sufrido de un resfriado tan fuerte que has caído en cama, alterándose con ello toda tu normalidad, estando físicamente impedido para realizar tus actividades diarias?, ¿has recibido alguna advertencia respecto a no abrir un determinado correo diciéndote que si lo haces tu computadora será infectada con un virus informático e incluso podría ser inutilizada o destruida?

     Dichos virus informáticos, al igual que los biológicos son pequeños, se autorreproducen e infectan a un ente receptor desde un ente transmisor y se propagan a través de diversos métodos.

     La Palabra de Dios nos habla acerca de un antiguo virus al que llama o denomina pecado o violación de la ley divina, este virus se infiltra en el hombre y le enferma espiritualmente, alterando su normalidad, la santidad para la cual fue creado, e incluso produce en él la muerte espiritual.

     A fin de evitar los virus informáticos hacemos uso de diversos programas antivirus, igualmente, a fin de evitar el contagio de los virus espirituales de la fornicación, la envidia, la mentira y muchos otros más, debemos llenarnos de la Palabra de Dios y recurrir a la sangre de Cristo que nos lava y desinfecta de toda maldad.

     La Palabra de Dios dice: “¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (Cp. Hebreos 9:14).

     ¿Ya has sido tú lavado en la sangre de Cristo?, ¿ya has sido por Él purificado? Si no, hoy mismo deberías serlo, recurre a Él y serás sanado, bendecido y salvo.