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viernes, 27 de septiembre de 2019

DIOS MULTIPLICA NUESTROS RECURSOS


Por:
Carlos Ardila

     Muy seguramente cada quien de nosotros deseamos ser aún más bendecidos y prósperos y en razón y en función de ello día a día nos esforzamos proponiéndonos obtener todo aquello que anhelamos tener, aspiración desde luego válida ante Dios siempre que no hagamos de lo material el enfoque principal de nuestras vidas (Cp. Mateo 6:33,34).

     Ahora, al referirnos los cristianos a la prosperidad, no siempre necesariamente tenemos en mente el aspecto financiero, sino además y lo que es aún más importante, pensamos en el progreso de nuestro servicio a Dios y en los recursos que nos ayudarían a servirle mejor. 

     Con relación a la administración de los dones y de los bienes materiales que Dios nos ha confiado, Él a través de su Palabra nos advierte que hemos de darle cuentas sobre nuestra gestión, que de ser hallada fiel nos hará disfrutar de su aprobación a la vez que nos significará nuevos encargos a su servicio administrando aún mayores recursos (Cp. Mateo 25:14-30; Lucas 19:11-27).

     Mediante la reseña de la multiplicación que de unos pocos panes y de algunos peces hiciera Jesús para alimentar a una enorme multitud (Cp. Juan 6:1-13), las Sagradas Escrituras nos informan acerca del poder y el control que nuestro Dios posee sobre lo material a la vez que nos hacen saber que de ser necesario, Él multiplicará los recursos de los que dispongamos a fin de que a través de ellos le sirvamos a Él y a los demás tanto en el aspecto espiritual como en el físico.

     Hasta el día de hoy, ¿has estado tú administrando fielmente los recursos económicos que Dios ha puesto en tus manos?, ¿estás usando al pleno las capacidades con las cuales Él te ha dotado para servirle en su iglesia?, ¿crees qué pensará el Señor justo y necesario multiplicar los recursos físicos y espirituales que te ha dado?, ¿o por tu negligencia y tu falta de actitud en lugar de ello debería Él despojarte de ellos para dárselos a alguien más fiel que tú?

     Siendo que Dios puede multiplicar nuestros recursos, y en vista de nuestro deseo de ser más bendecidos y aún más prósperos tanto en el aspecto físico como en el espiritual, seamos más fieles en la administración de lo material y usemos a su máxima potencia nuestros dones espirituales.