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Muy seguramente cada quien de nosotros
deseamos ser aún más bendecidos y prósperos y en razón y en función de ello día
a día nos esforzamos proponiéndonos obtener todo aquello que anhelamos tener,
aspiración desde luego válida ante Dios siempre que no hagamos de lo material
el enfoque principal de nuestras vidas (Cp. Mateo 6:33,34).
Ahora, al referirnos los cristianos a la
prosperidad, no siempre necesariamente tenemos en mente el aspecto financiero,
sino además y lo que es aún más importante, pensamos en el progreso de nuestro
servicio a Dios y en los recursos que nos ayudarían a servirle mejor.
Con relación a la administración de los
dones y de los bienes materiales que Dios nos ha confiado, Él a través de su
Palabra nos advierte que hemos de darle cuentas sobre nuestra gestión, que de
ser hallada fiel nos hará disfrutar de su aprobación a la vez que nos
significará nuevos encargos a su servicio administrando aún mayores recursos
(Cp. Mateo 25:14-30; Lucas 19:11-27).
Mediante la reseña de la multiplicación
que de unos pocos panes y de algunos peces hiciera Jesús para alimentar a una
enorme multitud (Cp. Juan 6:1-13), las Sagradas Escrituras nos informan acerca
del poder y el control que nuestro Dios posee sobre lo material a la vez que
nos hacen saber que de ser necesario, Él multiplicará los recursos de los que
dispongamos a fin de que a través de ellos le sirvamos a Él y a los demás tanto
en el aspecto espiritual como en el físico.
Hasta el día de hoy, ¿has estado tú administrando fielmente los
recursos económicos que Dios ha puesto en tus manos?, ¿estás usando al pleno
las capacidades con las cuales Él te ha dotado para servirle en su iglesia?,
¿crees qué pensará el Señor justo y necesario multiplicar los recursos físicos y espirituales que te ha
dado?, ¿o por tu negligencia y tu falta de actitud en lugar de ello debería Él
despojarte de ellos para dárselos a alguien más fiel que tú?
Siendo que Dios puede multiplicar nuestros
recursos, y en vista de nuestro deseo de ser más bendecidos y aún más prósperos
tanto en el aspecto físico como en el espiritual, seamos más fieles en la
administración de lo material y usemos a su máxima potencia nuestros dones
espirituales.