Lucas 11:5-8
Siendo que eventualmente los viajeros se
desplazaban de una ciudad a otra durante la noche a fin de evitar padecer el
calor del día, no era de extrañarse si acaso sorpresivamente alguien recibía
una visita nocturna cuando ya se había retirado a descansar con los demás residentes
en su casa, el cual es exactamente el caso referido en esta ilustración por el
Señor en la que quien ha sido sorprendido por un visitante al no disponer en su
residencia de lo necesario para atenderle se ha visto precisado a recurrir a su
vecino.
Evidentemente, y pese a cualquier
consideración con relación a la tradicional solidaridad judía, tal situación suscitaba una cierta incomodidad
dada su inoportunidad que sumada a la insistencia del que llamaba a la puerta
de alguien solicitándole el préstamo de algunos panes para darle de comer a
quien le visitaba constituía razón suficiente para que le atendiese a fin de
evitar seguir siendo molestado.
Mediante esta parábola, el Maestro ilustró
la necesaria persistencia que ha de ser observada en la oración, asunto que Él consideró
con sus discípulos en el contexto inmediatamente anterior (Cp. Lucas 11:1-4,
11-13; 18:1-8).