Copyright © Todos los derechos reservados por Carlos Ardila.

viernes, 27 de septiembre de 2019

COMO LAS ÁGUILAS


 Por:
Carlos Ardila

     Enfermedad, frustración y decepción son, entre otras varias situaciones indeseadas, más parte temporal de las etapas de nuestras vidas; no fueron siempre positivas las circunstancias que atravesaron en el devenir de sus días los patriarcas, los apóstoles y otros muchos más de los siervos de Dios quienes enfrentaron adversidad, persecución e injusticia sumadas a otras muchas dificultades más conservándose siempre fieles y obteniendo la victoria ayudados por Él (Cp. Hebreos 11), actitud de firmeza que hoy desde luego debemos asumir también los demás hijos de nuestro Padre seguros de que si fielmente le seguimos Él hará que todas las cosas, inclusive aquellas que parecen ser tan negativas redunden finalmente en nuestro bien (Cp. Romanos 8:28).

     Por supuesto, temporalmente la adversidad al golpearnos nos aflige, no obstante, pese a ella, no debemos los hijos de Dios permitirle al enemigo socavar nuestra fe para hacernos renegar de nuestro Padre (Cp. Job 2:1-10), sino fortalecernos en Él y en sus fieles promesas de ayuda y protección para encararlas conscientes de que después de ellas habremos madurado espiritualmente, siendo provistos de la experiencia necesaria que nos capacitará para comprender, consolar y ayudar a los que sufren (Cp. Hebreos 4:14-16; II de Corintios 2:3-5).

      En medio de nuestras pruebas reafirmemos nuestra fe en Dios quien jamás nos dejará (Cp. Isaías 41:10), oremos y esperemos confiadamente en Él (Cp. Efesios 3:20,21), qué nuestras fuerzas no se agoten haciéndonos desfallecer, como las águilas renuevan sus fuerzas cuando ya parecen no tener ningunas, renovemos las nuestras también recordando siempre que todo mal es temporal y en Dios lo podremos superar (Cp. Romanos 8:35-39).

     “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Cp. Isaías 40:28-31).