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Me siento deprimido, triste, cansado y muy
decepcionado, las personas realmente no son lo que aparentan ser, últimamente todo me ha salido
mal, mis relaciones se han ido deteriorando, mi trabajo ahora no es tan productivo
como solía serlo antes y mi salud es cada vez peor, estoy desesperado, he perdido
la ilusión y el deseo de vivir.
¿Quizás has tú oído a alguien decir algo parecido
a lo anterior?, ¿tal vez tú mismo has dicho algo similar sintiéndote
terriblemente mal?
Vivimos en una era de estrés, muchas personas
se hallan de continuo inmersas en un sinnúmero de presiones, es así que
diversas preocupaciones acerca de asuntos tales como el trabajo, el estudio, el
desempleo, la inflación y la inseguridad entre otras muchas más les perturban a
diario.
Ahora, si bien ante el impacto de tales
circunstancias, todos estamos expuestos a la depresión y al desánimo, a través
de la paz que el Señor nos da, podemos conservar el equilibrio para serenamente
superar las presiones sin permitirle a estas arruinar nuestras vidas,
deteriorando nuestra salud física y mental (Cp. Juan 16:33; Isaías 26:3).
¿Qué hacer ante la depresión y el desánimo
que ponen en riesgo nuestra salud física y mental y amenazan nuestras vidas? Siendo
que son estas dos difíciles situaciones, el paso inicial para su superación
consiste en la orientación del pensamiento hacia los aspectos positivos de la
vida, evitando sobre enfatizar en las circunstancias negativas que eventualmente
enfrentamos en ella.
La Palabra de Dios dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es
verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo
lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en
esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis, y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros” (Cp. Filipenses 4:8,9).
Seguramente no todo es negativo a tu
alrededor, concentra tu atención en los aspectos positivos de tu vida, ello no
significa que ignores las cosas negativas que suceden en tu entorno, sino que en
vez de permitirle a tu mente oscurecerse por ellas tirando tu ánimo abajo, te
impulses en las positivas y busques en el poder de Dios la luz, la fortaleza,
la paz y la serenidad para resolver tus problemas y superar a través de Él la
depresión y el desánimo que deterioran tu salud física y mental y amenazan tu
vida.
No te deprimas, piensa en positivo, recuerda:
“El corazón alegre constituye buen
remedio;
Mas
el espíritu triste seca los huesos (Proverbios 17:22).
“El corazón alegre hermosea el rostro;
Mas
por el dolor del corazón el espíritu se abate” (Proverbios 15:13).
“¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y
por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación
mía y Dios mío” (Cp. Samos 42:11).