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viernes, 27 de septiembre de 2019

Parábola del crecimiento de la semilla


Marcos 4:26-29

Por:
Carlos Ardila

     He aquí ahora una parábola solo incluida en el evangelio de Marcos, a través de la cual el Maestro ilustró el crecimiento tan providencial como misterioso del reino de Dios (Cp. Marcos 9:1; Lucas 17:21; Colosenses 1:13,14; Éxodo 19:5,6; I de Pedro 2:9,10).

     Si bien quien labra la tierra y esparce la semilla sobre ella, ignora tal vez de qué manera se realizará el proceso de transformación que se operará en su interior, este sabe con certeza que al cabo de algunos días esta germinará, razón en virtud de la cual él la siembra sabiendo que transcurrido algún tiempo y de acuerdo a los procesos naturales preestablecidos por Dios recogerá los frutos de su labor.

     Contando con la participación de sus hijos, quienes como sembradores esparcimos la simiente de su Palabra (Cp. I de Pedro 1:23; Santiago 1:18) implantándola en los corazones humanos, Dios hará germinar cada semilla que hayamos depositado en tierra fértil (Cp. Lucas 8: 4-15).

     Por medio de esta parábola, el Señor nos hace saber que el crecimiento de su reino se da fruto de la acción de su Palabra, la cual nos corresponde sembrar (Cp. Hebreos 4:12; I de Corintios 3:6-9), conscientes de ello, esforzada y diligentemente hemos de esparcirla (Cp. Mateo 9:37,38) seguros de que ella ha de producir sus frutos.