Mateo 13:24-30
Esperaban los judíos que el Mesías al
venir destruyera por completo a sus enemigos; no obstante, a través de esta figura el Señor precisó a sus oyentes que
el bien y el mal han de coexistir en el mundo hasta el fin de los tiempos
cuando Él hará separación entre los buenos y los malos recompensando a los
fieles y castigando a los malvados. Conviene señalar que esta historia
ilustrativa del Maestro no guarda relación alguna con el necesario aspecto
disciplinario interno de la iglesia ni contradice su ejercicio (Cp. Mateo 18:
15-22; Romanos 16:17; I de Corintios 5:5,6; I de
Tesalonicenses 5:14; II de Tesalonicenses 3:6; I de Timoteo 5:20), si no que claramente refiere al juicio final.
La
cizaña es una planta de tallo ramoso perteneciente a la familia de las
gramíneas, es decir a aquellas de
vástago cilíndrico generalmente hueco y de largas hojas angostas con espigas
planas y anchas cuyos granos contienen toxinas que crece espontáneamente en los
sembrados alcanzando hasta un metro aproximado de altura y que siendo similar
al trigo resulta muy difícil de extirpar, es posible que la clase de cizaña en
mención en esta ilustración haya sido la barbuda, variedad que muy común en
Palestina en su primera fase de desarrollo es casi imposible diferenciarla del
trigo, es así que dadas sus características, cuando crecen juntos en el mismo suelo estos dos vegetales, intentar
separarlos puede causar la pérdida de la buena hierba debido a la confusión que
fácilmente suscita la similitud existente entre ellos por lo cual lo mejor es
esperar su maduración para poderlos distinguir y solo entonces cortar la maleza
y cosechar el grano.
En esta ocasión el Maestro dirigió la
atención de sus oyentes hacia el fin del mundo, he aquí las representaciones
empleadas por Él en esta ilustración, así como la explicación de ellas en sus
propias palabras: El que siembra la semilla es el Hijo del Hombre, es decir el
Señor mismo, el campo es el mundo, la buena semilla son los hijos de reino, la
cizaña representa a los hijos del malo, el enemigo que la sembró es el diablo,
la siega o la cosecha es el fin del siglo en alusión al final de los tiempos, los
segadores son los ángeles de Dios quienes enviados por Él separarán a los
buenos de los malos, los manojos de cizaña atados para ser quemados refieren al
castigo eterno de los infieles en el infierno en tanto que finalmente, el
granero en el cual será guardado el buen grano es una clara referencia a la
recompensa de los justos en el cielo (Cp. Mateo 13:36-43).
Si bien existen autoridades puestas por
Dios en el mundo para infundir temor a quienes hacen el mal y a ellas, debemos
estar sujetos (Cp. Romanos 13:1-5), una cierta sensación de impotencia ante la
impunidad que en él se suele observar nos podría impactar, quizás al punto de
llegarnos a desalentar (Cp. Salmos 73:1-28), no obstante, conscientes de que
hasta el fin del tiempo han de coexistir el bien y el mal, esforcémonos por actuar
de acuerdo a la voluntad de Dios quien a todos nos ha de juzgar (Cp. Juan 5:28,29).
“Entonces los justos resplandecerán como el
sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga”. (Cp. Mateo
13:43; Daniel 12:1-4).