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viernes, 27 de septiembre de 2019

AYER, HOY, MAÑANA Y SIEMPRE


Por:
Carlos Ardila

     Esta mañana al despertar y al meditar, pensé en las varias circunstancias problemáticas y adversas que he afrontado a lo largo y ancho de mis días, a la vez que recordé también como el Señor estuvo presente, sosteniéndome en cada una de ellas, aunque quizá entonces, en la profundidad de la angustia y del dolor no le percibí. 

     “Yo me acosté, y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba” (Cp. Salmos 3:5).

     Esta mañana al despertar y al pensar en la constancia de mí seguir al Señor pese a la adversidad superada, releí en gratitud y gozo sus fieles promesas señalando en cuanto a mí, cumplido sobre cada una de ellas reafirmando así mi fe y esperanza en Dios.

     Momentáneamente, tal vez como tú ahora, ¡me he sentido tan solo, tan angustiado, tan desamparado, tan preocupado, débil e impotente que estuve a punto de colapsar!; sin embargo, tales sensaciones fueron solamente temporales, fruto de la turbación y de la confusión que el enemigo en medio del dolor desea hacer que gobiernen nuestras mentes a fin de hacernos desistir de nuestra fe, pero el Señor estaba conmigo y aunque quizá entonces no le percibí, su gracia me cubría y su poder me levantaba.

     “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios, que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Cp. Isaías 41:10).

     Esta mañana al despertar y al ver el sol brillar en el inicio del nuevo día, recordé los ciclos pasados de mi vida, medité en las nuevas oportunidades que a diario nos brinda nuestro creador y valoré aún más así su amor.

     “Este es el día que hizo Jehová;
 Nos gozaremos y alegraremos en él” (Cp. Salmos 118:24).

     Hoy, sea cual sea el tamaño del problema que te agobia, de la angustia que te oprime, recuerda que más grande que tus dificultades y tus penas es el poder del Señor y más persistente la intensidad de su amor, ¡no desmayes, no renuncies jamás a tu fe!, pese a todo, confía siempre en las fieles promesas de Dios, mañana, si persistes las verás cumplidas en tu vida.

     Trata de recordar ¿qué adversidad o dificultad que tal vez juzgabas insuperable te afligía uno o dos años atrás?, menos ¿uno o dos meses atrás? Hasta hoy, tanto tú como yo hemos afrontado adversidades y de la mano del Señor las hemos superado, ¿qué nos haría pensar que no contaremos con su ayuda mañana?, ayer Él estuvo a nuestro lado, lo está hoy también, del mismo modo nuestro Dios estará con nosotros mañana y siempre.

     Reafirmemos cada día nuestra fe y confianza en el Señor y hagamos nuestras las palabras del apóstol Pablo quien inspirado por el Espíritu Santo escribió:

    ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
     Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.
     Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
     "Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Cp. Romanos 8:35-39).