Copyright © Todos los derechos reservados por Carlos Ardila.

viernes, 27 de septiembre de 2019

NO DEJES DE VENIR III


 Por:
Carlos Ardila

     No dejes de venir a la iglesia a causa del frío, del calor o de la lluvia, sino que cómo lo haces para ir a tu trabajo o a tu colegio o a tu facultad, al estadio o a cualquier otro lugar para realizar todas aquellas otras actividades que jamás suspendes, abrígate, o vístete como corresponda y ven a adorar al Señor (Cp. II de Tesalonicenses 3:10; Eclesiastés 3:1-8; Hebreos 10:23-25).

     No dejes de venir a la iglesia a causa de la distancia que te separa de su edificio, sino que como lo haces a diario para ir a tu trabajo o a tu colegio o a tu facultad, haz uso de las mismas opciones de transporte que te acercan hasta estos lugares, recuerda que el Señor y sus apóstoles recorrieron enormes distancias no precisamente en autos o en aviones o en cómodos y veloces trenes climatizados haciendo posible a través de su esfuerzo nuestra salvación (Cp. Marcos 9:35; Mateo 14:24,25; Hechos 13-28).

     No dejes de venir a la iglesia a causa de tus compromisos sociales o familiares, sino que como lo haces durante la semana agendando tus citas en espacios entre las ciento sesenta y ocho horas semanales de las que dispones, agenda previamente el escaso tiempo del que requieres para asistir a tu compromiso dominical con el Señor quien es el que nos ha otorgado el tiempo que vivimos y el que aún viviremos antes del fin nuestros días (Cp. Hechos 17:26; Lucas 8:19-21; Marcos 12:30; Mateo 10:37; Hebreos 10:23-25).

     No dejes de venir a la iglesia a causa de tus preocupaciones, recuerda que aun pese a ellas tú cumples siempre con todas tus demás obligaciones; con todo, estas no desaparecerán por el hecho de dejar de asistir a la iglesia, mas seguramente sí lo harán si con fe y en oración se las presentas a Dios quien es nuestro sanador y desea que nos reunamos para honrarlo (Cp. Mateo 11:28-30; Isaías 26:3; Hebreos 10:23-25).

     Pese al invierno y al verano y a las grandes distancias, a su familia, a sus amigos y a sus propias dificultades, el Señor hizo todo cuanto fue necesario en función de nuestra salvación (Cp. Filipenses 2:5-11; Tito 2:13,14; Marcos 9:35; Lucas 8:19-21; Mateo 26:39).

     Si has dejado tú de asistir a la iglesia o injustificadamente te ausentas de ella con frecuencia, sin juicio o condena alguna y en amor te animo a reflexionar, ¿no deberías mostrarte un poco más agradecido con Dios? (Cp. I de Tesalonicenses 5:16; Marcos 12: 30; Colosenses 1:18).