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A SOLAS CON DIOS


Por:
Carlos Ardila

     Instantes reservados para hablar, momentos tan especiales como cruciales dedicados al diálogo abierto entre dos individuos ante la urgencia de considerar y esclarecer estos sus sentimientos, impresiones, emociones, actuaciones y situaciones personales a fin de desarrollar entre ellos unas más cordiales, sinceras y fructíferas relaciones.

     Hablar, escuchar, callar, pensar, evaluar, reconocer, entender, perdonar y cambiar son algunos de los verbos a ser conjugados al dialogar a solas los dos reunidos para franca y abiertamente intentar resolver ellos sus conflictos.

     Ahora, no presentes ni conjugados por ambos individuos a la vez los verbos anteriores como elementos indispensables para el logro de una comunicación tan eficaz como productiva, cualquier esfuerzo resultará infructuoso y no conducente al mutuo entendimiento.

     Socios, amigos, compañeros, cónyuges, padres e hijos procuran de dichos instantes cuando sus circunstancias relacionales los precisan, ¿necesitas tú de tales momentos a solas con el Señor? Desde luego que sí, Él desea estar a solas contigo y atenderte, habla honestamente con Él, quien conoce mejor que nadie tu corazón (Cp. Mateo 9:4; Juan 16:30) y escúchalo, puesto que está siempre dispuesto a brindarte su consejo (Cp. Proverbios 1:5; II de Timoteo 3:16,17), entiende y acepta su voluntad (Cp. Mateo 6: 10; Salmos 5:3; Efesios 3:20), recibe su perdón y perdónate a ti mismo y también a los demás (Cp. Mateo 6:12-15) y enmienda tus pasos (Cp. Mateo 3:8).

     Hazte cada vez mejor amigo del Señor (Cp. Juan 15:14) y a través de estas páginas medita en su Palabra y acompaña tu reflexión con la oración (Cp. Mateo 6:6), ven, verás, será reconfortante (Cp. Isaías 26:3).