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sábado, 28 de septiembre de 2019

¿BIG BANG? ¿UN MUNDO ESTADÍSTICAMENTE CASUAL?


 Por:
Carlos Ardila

     Como si hubiese estado allí, acerca del origen del universo nos informa parte de la ciencia a través de la teoría del Big Bang, que este surgió hace unos por lo menos 15.000 millones de años atrás fruto de la explosión de la materia y la energía provenientes de la nada que a su vez produjo una gigantesca nube de polvo y gas incandescente de la que inmediatamente en menos que fracciones de segundos de manera casual y al azar comenzaron a unirse neutrones y protones que al enfriarse originaron los astros.

     De nuevo, como si hubiese estado allí, luego, respecto al origen de la tierra y de la vida existente en ella, afirma parte de la ciencia que estas surgieron hace unos por lo menos 4.600 millones de años atrás, cuando la corteza del planeta comenzó a consolidarse y las erupciones volcánicas liberaron los gases que formaron la atmosfera y el vapor de agua que dio lugar al surgimiento de los mares y en estos el inicio de la vida en forma de baterías y algas de cuya evolución biológica provenimos todos los seres vivientes.

     Tanto para los ateos como para los cristianos y los hombres en general, ¡cuán hermoso es el universo! Solo al contemplar la belleza de los tan variados paisajes que podemos observar en nuestro mundo nos maravillamos, ahora, yendo más allá de la tan sola contemplación, su diseño, estructura y ordenado funcionamiento debería movernos a una reflexión más profunda acerca de su origen, por tan solo un instante consideremos unos muy pocos, pero extraordinarios datos aportados por la ciencia respecto a nuestro planeta y a las características que hacen posible y sustentable la vida en él:

     Con relación a su tamaño, ha sido señalado que de ser más pequeño o más grande resultaría imposible tuviese la atmosfera característica que posee, la cual, fruto de la combinación correcta de los gases que la forman, hace posible la existencia y la conservación de la vida sobre él.

     Acerca de su localización en distancia respecto al sol, es sabido que de ser menor haría imposible la existencia de la vida, ya que esta se quemaría en tanto que de ser mayor igual la impediría al congelarla; sin embargo, la tierra se halla a la distancia apropiada de sol de manera tal que este hace posible la existencia y la subsistencia de la vida de los seres vivos que la poblamos al producir y conservar las temperaturas oscilantes que podemos tolerar.


     Sin duda, como parte del paisaje mismo nos gustara contemplar la hermosura de la luna inspiradora, el satélite único y natural que gira de manera permanente alrededor de nuestro planeta poseyendo el tamaño indicado y hallándose a una distancia perfecta tal que hace posible su atracción gravitacional y que produce la marea que impide el estancamiento a la vez que el desbordamiento de los mares sobre la tierra.

     Ahora, siendo la estadística como recurso científico la rama de las matemáticas que evaluando grandes cantidades de datos numéricos para obtener inferencias o conclusiones basadas en el cálculo de las probabilidades, honesta, objetiva, sensata, racional e inteligentemente ¿podría considerarse estadísticamente probable que las características mencionadas de la tierra y otras más como su velocidad de traslación constante alrededor del sol estimada en 107.000 kilómetros por hora, y su velocidad de rotación al girar sobre su propio eje a 1.666 kilómetros por hora sumados a la velocidad de la luna girando constantemente alrededor de nuestro planeta a 3.700 kilómetros por hora haciendo posible todo esto la vida sobre la tierra, fueran hechos meramente casuales? Por supuesto que no.

     Lo que es aún más, ¿podría estadísticamente considerarse probable que los seres vivos, con sus por lo menos 1'241.200 especies animales dotadas de instinto y complejas funciones adaptadas a diversidades ambientales, las cuando menos 400.000 especies vegetales útiles y el hombre con su extraordinario cerebro, su bien diseñado cuerpo y sus muchas funciones a más de sus sentimientos, conciencia, sentido de la ética, noción del bien y de mal, sean el producto del azar evolutivo de bacterias y algas marinas? Desde luego que no.

     “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Cp. Génesis 1:1 Cp. Job 38:1-41).