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viernes, 27 de septiembre de 2019

¿ÁGUILA O RATÓN?


Por:
Carlos Ardila

      ¡A qué te agarro ratón! 
      ¡A qué no gato ladrón! 

     Seguramente lo habrás oído, de no haberlo escuchado antes, igual, la anterior amenaza gatuna y la subsecuente firme y segura respuesta del pequeño roedor, de inmediato te habrá hecho pensar en la lucha constante librada en el mundo animal entre el depredador y sus más posibles presas.

     Tal vez hayas visto uno de los clásicos caricaturescos infantiles, Tom y Jerry, siendo Tom el gato en tanto que Jerry el ratón, dibujo animado en el cual paradójica o contradictoriamente es siempre el astuto roedor quien resulta vencedor sobre su atarantado perseguidor, situación cómica tal que no se corresponde con la realidad en la que generalmente es el minino quien termina siendo el ganador al atrapar y devorar a su presa con la que antes juega un poco.

     Si bien es cierto, hemos sido creados a la imagen y semejanza de Dios (Cp. Génesis 1:26, 27; 5:1), algunas personas en lugar de vivir dignamente revestidas del Señor le permiten al enemigo, nuestro depredador natural, reducirlas al nivel de pequeños roedores a los que facialmente atrapa con sutiles cebos o carnadas mundanas y con los que antes de engullir juega un poco, así como astuta y sigilosamente el minino espera al acecho del pequeño roedor quien solo por instinto busca el alimento material con el cual poder sobrevivir dando eventual y desprevenidamente ocasión a su perseguidor, ellas por instinto primario hacen solo de lo material y del placer mundano el centro de sus vidas y se exponen a la acción destructora del enemigo (Cp. Mateo 16:26; Santiago 1:12-15). 

     ¿Qué es aquello que usualmente más inquieta, distrae, ocupa y seduce al hombre? Lo material, alimento, techo y abrigo…, es decir, todo cuanto Dios ha prometido darnos como añadidura si le buscamos primero a Él (Cp. Mateo 6:33,34; Lucas 12:13-31) y que el enemigo mintiéndonos intenta hacernos ver prioritario por sobre lo espiritual sumándole atractivas ofertas mundanas de fortuna, placer, falsa libertad y diversión que nos aparten de nuestro enfoque de obediencia y de servicio a Dios y nos esclavicen para nuestra perdición (Cp. Juan 8:34).

     Como todos los seres creados por Dios, tú y yo hemos sido dotados de instinto, pero, adicionalmente y lo que es más importante, hemos sido hechos racionales por nuestro creador, en virtud de ello, en vez de actuar solo de manera instintiva en procura de aquello que es básico y que Dios ha prometido darnos, lo material para nuestra manutención, hagamos uso de nuestra razón para identificar los ataques del enemigo a través de sutiles cebos o carnadas de fortuna, placer, falsa libertad y diversión y permanezcamos vigilantes sin darle ocasión de destruirnos al amar al mundo temporal en el que ahora vivimos y del que un día hemos de partir (Cp. I de Juan 2:15-17; I de Pedro 3:10-14; Filipenses 3:20,21).

     Seguramente en el mundo tendremos aflicciones y pruebas diversas (Cp. Juan 16:33) y estaremos de continuo expuestos a la tentación (Cp. I de Corintios 10:13; Hebreos 4:14-16); pero en lugar de vivir preocupados por lo material temporal, aterrados y distraídos como roedores instintivos e irracionales, siempre huyendo de los mininos, enfrentemos a nuestro enemigo y pongámosle en retirada sin permitirle atraparnos ni jugar con nosotros confundiendo nuestras mentes con sus atracciones carnales (Cp. Santiago 4:7), revistámonos del poder y de la fuerza del Señor, y como águilas, levantemos y sostengamos nuestro vuelo victorioso hacia el cielo (Cp. Isaías 40:28-31; Salmos 103:5).

     En cuanto a ti, ¿vivirás cómo águila o cómo ratón?