Por:
¿Qué tanto esfuerzo deberás hacer para
sostener y trasladar cinco kilogramos de algodón? Muy poco dirá alguien; sin
embargo, ¿realmente será así de poco? Ello dependerá de la talla y el peso de
quien los sostenga, y desde luego, del tiempo y la distancia que deba resistir
transportando dicho peso.
De seguro inicialmente a casi todos se nos
haría fácil levantar, sostener y llevar tan escaso peso durante algunos instantes
recorriendo solo algunos pocos metros, pero: ¿y si tuviéramos que soportarlo y
transportarlo durante muchas horas y a lo largo de muchos kilómetros y sin
descanso? Al hacerlo así sin duda alguna este peso mínimo nos resultaría difícil
de sobrellevar y si le agregáramos una carga más bien fuese ella menor, igual o
mayor tal vez podríamos desmayar.
¿A causa de tus errores del pasado sientes
cómo si llevaras un enorme peso sobre ti?, ¿una carga tan pesada que te resulta muy
difícil de sobrellevar y a la cual cada día le agregas otras más y te sientes
desmayar?
¿Cuánto tiempo más podrás resistir antes
de colapsar?, pero: ¿es realmente necesario que lleves todo ese peso sobre ti?,
¿y si contaras con el apoyo de alguien que te ayudara a llevarlo?, mejor aún,
¿qué tal si otra persona más fuerte que tú cargara con todo el peso de tus
culpas liberándote de ellas?
Al
igual que tú, otros muchos más cargábamos antes con enormes pesos sobre
nuestros hombros, pero al saber del amor y del perdón de ese alguien que es más
fuerte que nosotros y está siempre
dispuesto a ayudarnos decidimos descargar todo el peso de nuestras culpas sobre
Él quien nos liberó de ellas llenándonos de su paz.
Con relación al amor de nuestro amado
Salvador Jesús y de su entrega sacrificial por nosotros, la Palabra de Dios
dice:
“Mas él herido fue por nuestras
rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue
sobre él, y por su llaga fuimos nosotros
curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos
nosotros” (Cp. Isaías 53:5,6).
Vamos, descarga ahora mismo el peso de tus
culpas sobre El Señor y disfruta de la paz de su amor y su perdón (Cp. Mateo
11:28-30; Hechos 3:19).