Por:
Carlos Ardila
En cuanto
a la influencia del ejemplo cristiano sobre el mundo, el Señor Jesús afirmó:
“Vosotros
sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?
No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede
esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el
candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz
delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a
vuestro Padre que están los cielos” (Cp. Mateo 5:13-16).
Mediante
estas dos metáforas o comparaciones mentales simples, pero a la vez tan
profundas, el Señor Jesús hace referencia a la importancia e impacto del
testimonio y de la acción cristiana, al señalar que al igual que la sal útil a
los fines prácticos de la sazón y la preservación de los alimentos, los
cristianos siendo quiénes somos y estando donde estemos, bien debemos
desempeñar la función de agentes transmisores y preservadores de los
principios éticos y morales al tratar de influenciar con nuestras acciones a
todas las personas con las cuales interactuemos a diario.
Ahora,
al referirse a sus discípulos como a la luz del mundo, el Señor ilustra el poder
del testimonio de quienes, actuando de acuerdo a su voluntad, iluminan el camino
correcto a transitar por todos aquellos que deseen ser también
seguidores del Maestro y glorificarán a Dios al observar el ejemplo de su buen
comportamiento.
Al hacer
uso de estas dos impactantes reflexiones acerca del poder del testimonio y de
la acción ética y moral cristiana, el Señor enfatiza el valor práctico que debe
estar siempre presente en nuestras vidas, que de no caracterizarse por
reproducir su ejemplo dejarían de ser útiles a dicho fin (Cp.
Efesios 2:10).
Pensemos,
vivamos y actuemos de una forma tal que seamos útiles al plan práctico de Dios
para la preservación del orden ético y moral, que la pureza y santidad de
nuestras acciones sean luz y guía al mundo para la gloria de nuestro Dios.