Por:
Carlos Ardila
Grandes
sueños y anhelos han llegado a hacerse realidades al esforzarse con empeño por
realizarlos aquellos quienes los tuvieron, de hecho ha sido fruto de la
iniciativa y constancia de algunos visionarios soñadores que hoy disfrutamos de
la comodidad proporcionada a la humanidad por sus invenciones; así, cosas que
no existían sino tan solo en sus mentes como posibles realizaciones llegaron
después a existir.
Desde
luego, la confianza de los inventores en la posibilidad de hacer realidades sus
proyectos ha estado basada en los conocimientos y en los recursos físicos de
los que estos disponían, fue así que desde la materia y la energía ya
existentes, ellos hicieron algo nuevo más en nuestro beneficio y en el propio.
La Palabra de
Dios nos da cuenta de la obra del más grande de los inventores, es decir, de
Dios mismo, quien de la nada creó lo antes inexistente, el
universo, nuestro mundo y luego a partir de dicha materia
al hombre (Cp. Génesis 1: 1-31).
Ahora,
¿sabes que Dios quien se interesa de manera personal en tu bienestar puede
hacer existente lo inexistente para ti?, Él en su Palabra acerca de sí mismo
dice: “el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no
son, como si fuesen” (Cp. Romanos 4:17 b).
¿Qué
debes hacer para que el poder sobrenatural del Señor actúe en tu favor, creando
para ti lo inexistente, es decir, dando forma a tus sueños, anhelos y proyectos?
Trabajar por ellos depositando tu entera confianza en Él, quien en su tiempo los
hará reales siempre que estén de acuerdo a su sabia voluntad para ti.
Si
realmente deseas algo y lo pones con fe en las manos del Señor, confiando en su
poder y en su amor, visiona los resultados que esperas obtener, obsérvalos como
ya reales y prepárate a recibirlos, hazlo ser o existir, confiando en Él quién
dice: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed
que lo recibiréis, y os vendrá” (Cp. Marcos 11:24).
“Deléitate
asimismo en Jehová,
Y él te concederá las peticiones de tu
corazón.
Encomienda
a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él
hará”. (Cp. Salmos 37:4,5).