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martes, 24 de septiembre de 2024

RESTAURACIÓN / DEVOCIONAL

 

RESTAURACIÓN

 Por. Carlos Ardila.

 

 

Hace algún tiempo, una amorosa hermana, quien sabe de mi gusto por las cosas antiguas, me obsequió una vieja máquina de escribir, hermosa a mi parecer, pero algo deteriorada, aunque con todas sus piezas, por lo cual, no era muy difícil su restauración, y qué emoción, desde luego, fue para mí verla como nueva, completamente restaurada.

 

 

Cuán preciosas son las almas para el Señor, todas ellas poseen un enorme valor para Él, tanto así, que el precio de su salvación, ha sido la sangre de nuestro amoroso Salvador Jesús (Cp. Hechos 20:28).

 

 

Cuando un hijo de Dios cae, y se aparta del camino, desea Él que este sea restaurado, a fin de devolverle su hermosura y su funcionalidad espiritual.

 

 

En el idioma griego, el término empleado para el concepto de la restauración, es katartízo, cuyo sentido, refiere a la acción de poner un hueso dislocado en su lugar, a fin de devolverle su funcionalidad original, y es utilizado en el Nuevo Testamento, en referencia al proceso de la reparación de las redes de un pescador, en síntesis, al restaurar algo, se le renueva, recupera o repara, devolviéndole a su estado anterior, y en el sentido espiritual, restaurar a alguien, es ayudarlo a recuperar su relación con el Señor.

 

 

Para restaurar a alguien, es preciso hacer uso de las palabras más mansas, respetuosas y amables, en vez de los términos críticos y acusativos, pensando primero, en que nosotros mismos, podríamos caer en una falta igual o similar a la que ha causado la caída del hermano al que le deseamos ayudar a recuperar su comunión con Dios.

 

 

Compasivos y misericordiosos, seámosle útiles al Señor, para recuperar en amor las valiosas almas que Él desea salvar.

 

 

La Palabra de Dios nos dice:

 

 

«Amados hermanos, si otro creyente[a] está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer ustedes en la misma tentación» (Gálatas 6:1).

 

 

«Mis amados hermanos, si alguno de ustedes se aparta de la verdad y otro lo hace volver, pueden estar seguros de que quien haga volver al pecador de su mal camino salvará a esa persona de la muerte y traerá como resultado el perdón de muchos pecados» (Santiago 5:19, 20).

 

 

Oremos:

 

 

Amado Padre, perfecto y misericordioso Dios, venimos hoy ante ti para expresarte nuestra gratitud por el precioso don de salvación que tú nos has otorgado, para agradecer tu paciencia y comprensión para con nosotros; concédenos, oh, buen Señor, el amor, la sabiduría y la empatía para ayudar a levantar al caído, considerando que tú nos has perdonado y fortalecido, levantado y restaurado a nosotros mismos en el pasado. En el dulce nombre de Jesús, amén.