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lunes, 23 de septiembre de 2024

DAR Y RECIBIR / DEVOCIONAL

 

DAR Y RECIBIR

 Por: Carlos Ardila.

 

 

Cuando fuiste de pícnic, en aquel bello día primaveral o de verano, te refugiaste cómodamente con tu familia, bajo la sombra de un frondoso árbol, cuyas ramas les protegieron del calor abrazador del sol; seguramente, fue aquel un tiempo especial de diversión y de bendición que atesoras en tus recuerdos.

 

 

¿Sabes tú quién plantó aquel árbol, justo allí en ese lugar?

 

 

Recibimos y disfrutamos de las bendiciones del Señor para nosotros, y muchas de entre ellas, se nos dan como el resultado de las acciones desinteresadas de personas a quienes quizás desconocemos.

 

 

La Palabra de Dios nos dice:

 

 

«Cuando le des a alguien que pasa necesidad, no hagas lo que hacen los hipócritas que tocan la trompeta en las sinagogas y en las calles para llamar la atención a sus actos de caridad. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que esa. Pero tú, cuando le des a alguien que pasa necesidad, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha. Entrega tu ayuda en privado, y tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará» (Mateo 6:2-4).

 

 

«Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos, en especial a los de la familia de la fe» (Gálatas 6:9.10).

 

 

«Y he sido un ejemplo constante de cómo pueden ayudar con trabajo y esfuerzo a los que están en necesidad. Deben recordar las palabras del Señor Jesús: Hay más bendición en dar que en recibir» (Hechos 20:35).

 

 

Ayuda a alguien, donando parte de tu dinero a alguna fundación, por medio de tu ofrenda en la iglesia, coopera con la expansión del mensaje de salvación, lleva algunas prendas al ropero de la congregación, apoya a algún joven necesitado para financiar su educación.

 

 

Por medio de acciones altruistas y desinteresadas, seamos fuentes y canales de bendición para los demás, sean ellos o no, parte de nuestro círculo familiar o social, si esto hacemos, será el Señor quien después nos recompensará.

 

 

Oremos:

 

 

Nuestro buen Padre Dios, exaltamos tu nombre, y en virtud de la generosidad de tus bendiciones para con nosotros, agradecidos, te rogamos que nos hagas sensibles a las muchas necesidades existentes en el mundo, y que nos movilices a compartir parte de lo recibido de ti con otras personas más, en el nombre de Jesús, amén.