SIGAMOS SU EJEMPLO
Por: Carlos Ardila.
No era aceptado por la mayoría, ni fue reconocido por los líderes de su pueblo, no le asistía ningún poder sobrenatural, y a diferencia de los demás hombres, no buscaba él su propia gloria, quizás, en la opinión de muchos en su tiempo, era él un gran fracaso; sin embargo, acerca de él, la Palabra de Dios nos dice:
«Les digo que de todos los hombres que han vivido, nadie es superior a Juan. Sin embargo, hasta la persona más insignificante en el reino de Dios es superior a él» (Lucas 7:28).
«Juan no era la luz; era solo un testigo para hablar de la luz» (Juan 1:8).
Ni tú ni yo somos los salvadores del mundo, pero como lo hiciera Juan el bautista, podemos dar testimonio de la luz para llevar al mundo a los pies de el Salvador.
Oremos:
Misericordioso Dios, cuan grande y preciosa es la dádiva de nuestra redención, como tus hijos y miembros de tu cuerpo que es la iglesia, te damos gracias por la misión que nos has confiado, y te pedimos que nos ayudes a cumplirla, predicando con humildad el mensaje de Salvación, en el nombre del Señor Jesús, amén.