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martes, 24 de septiembre de 2024

CONEXIÓN / DEVOCIONAL

 

CONEXIÓN

 Por: Carlos Ardila.

 

 

Si se interrumpe momentáneamente tu conexión al servicio de Internet, de repente, tu trabajo se suspende o se te pierde, y se te dificulta un poco tu comunicación con otras personas más.

 

 

Los más jóvenes, se preguntan, ¿cómo podían vivir sin ella sus ancestros? Herramienta hoy esencial, de la cual, si alguien no dispone, le significa el más triste y lamentable de los atrasos, que conlleva, hacerle correr desde atrás o en desventaja, respecto de quienes sí disponen de esta, por cierto, afortunadamente, la mayoría de las personas.

 

 

Si es que hoy no dispone alguien de una conexión a la Internet, las cosas se le tornan bastante más difíciles, y por supuesto, regularmente, las conexiones se suspenden debido a algún tipo de percance temporal, fuera de nuestro control.

 

 

Ahora, en términos espirituales, asemejaremos hoy a nuestra relación con el Espíritu, a un enlace, o a un vínculo que nos conecta con nuestro Dios (Cp. Romanos 8:26,27).

 

 

Después de haber pecado con Betsabé, el rey David le suplicó al Señor:

 

 

«Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio

  y renueva un espíritu fiel dentro de mí.

 No me expulses de tu presencia

  y no me quites tu Espíritu Santo.[d]» (Salmos 51:10,11).

 

 

Cuando, el Espíritu Santo que hemos recibido del Señor (Cp. Santiago 4:5-9), debido a nuestras faltas, si es que no nos arrepentimos sinceramente de ellas, se aleja de nosotros, perdemos nuestra conexión con Dios, y dejamos de vivir de acuerdo a su influencia.

 

 

¿Cómo podría alguien vivir en santidad, sin el vínculo del Espíritu que le conecte con Dios?

 

 

No perdamos deliberadamente nuestra conexión con Dios, a causa del pecado, procuremos ahondar en comunión con Él, y por medio de su Santo Espíritu, acerquémonos aún más a su inspirada Palabra, elemento, central e indispensable para nuestra santificación (Cp. I de Pedro:1:2; Juan 15:3).

 

 

La Palabra de Dios nos dice:

 

 

«Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para enseñarnos lo que es verdad y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida. Nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña a hacer lo correcto. Dios la usa para preparar y capacitar a su pueblo para que haga toda buena obra» (II de Timoteo 3:16,17).

 

 

Oremos:

 

 

Maravilloso y bondadoso Dios de amor, te damos gracias por el precioso don de tu Santo Espíritu en nosotros, como estuvo Él con el Señor, ayudándole a llevar a cabo su misión, te rogamos que nos ayudes a vivir en santidad, de un modo tal que Él, nuestra conexión espiritual contigo, jamás se ausente de nosotros. En el nombre de Jesús, amén.