Copyright © Todos los derechos reservados por Carlos Ardila.

martes, 24 de septiembre de 2024

LO INSIGNIFICANTE DE TU SERVICIO / DEVOCIONAL

LO INSIGNIFICANTE DE TU SERVICIO

 

Por: Carlos Ardila.  

 

Pese a tus muy buenas habilidades, provenientes del Espíritu de Dios, ¿sientes que tu servicio para el Señor, carece de valor?, ¿qué si le comparas con el de otros siervos más, es insignificante?, ¿que el trabajo y los esfuerzos de los demás instrumentos de Dios, son mucho más fructíferos?, ¿qué aunque quizás otros servidores no se esmeran tanto como tú por hacerlo bien, limpia, honesta y transparentemente, sus labores son más prósperas que las tuyas?, ¿qué aun cuando tú deseas servirle a Dios en grande, Él te usa en pequeño?, ¿qué inclusive, el ministerio de quienes se muestran claramente deshonestos e infieles, es bastante más reconocido?

 

 

La Palabra de Dios nos dice que, a aquel siervo que le es fiel a Él, cuando sobre lo poco le sirve, Él le recompensará y le pondrá sobre lo mucho (Cp. Mateo 25:21, 23); ahora, ¿cuándo lo habrá de hacer?, quizás sea en esta vida, o talvez en la por venir, en dónde también le hemos de servir en el ambiente celestial (Cp. Apocalipsis 4:1-11), como sea, Él en su soberanía lo ha de definir.

 

 

Al servirle nosotros al Señor y a las personas, algo fundamental hemos de entender, y es que será Él quien nos reconocerá y nos recompensará (Cp. Colosenses 3:23,34).

 

 

Si bien son importantes nuestros dones, los cuales provienen del Espíritu de Dios (Cp. I de Corintios 12:18), valora más el Señor la fidelidad con la cual usemos nuestras capacidades al servirle.

 

 

Recuerda, si usamos fielmente nuestros talentos, el Señor nos dirá: Bien hecho, buen siervo y fiel, de esto dependerá nuestra recompensa. Aquello que hacemos al servirle a Dios, que los demás, e inclusive nosotros mismos, juzguemos pequeño, para Él posee un valor incalculable, por lo tanto, no nos comparemos con otros siervos, ni tengamos en poco nuestras labores.

 

 

Oremos:

 

 

Nuestro buen Padre Dios, fiel, justo y misericordioso Señor, no precisas de nosotros; sin embargo, pese a nuestra indignidad, tú, generosamente, nos has hecho partícipes en las labores de tu reino, agradecidos por tan extraordinaria bendición, te pedimos que nos ayudes a serte fieles, viviendo de acuerdo a tu voluntad, en santidad, y haciendo un diligente y esforzado uso de las capacidades que tú nos has concedido para servirte. En el nombre de Jesús, amén.