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martes, 24 de septiembre de 2024

EN EQUIPO / DEVOCIONAL

 

EN EQUIPO

 Por: Carlos Ardila.

 

 

Hay momentos en los que, sentimos que el peso de nuestras cargas es excesivo, y en los cuales, las dificultades nos superan, y en virtud de ello, fatigados y abrumados, entramos en un estado de conmoción emocional, y en consecuencia, en medio de la confusión, perdemos la serenidad necesaria, para, en equilibrio, y reflexión, hallar la solución que precisamos.

 

 

Varias, y muy peligrosas, resultan ser las afecciones a la salud, tanto física, como mental, derivadas de los estados de inquietud y de preocupación extrema, sufridas por quienes, superados por sus dificultades, sienten que ya no cuentan con las fuerzas necesarias para seguir adelante.

 

 

La Palabra de Dios nos dice:

 

 

«El corazón contento alegra el rostro;

  el corazón quebrantado destruye el espíritu» (Proverbios 15:13).

 

 

«El corazón alegre es una buena medicina,

  pero el espíritu quebrantado consume las fuerzas» (Proverbios 17:22).

 

 

Si ahora mismo, es esta tu situación, el Señor, por medio de su Palabra, te anima a trabajar con Él, para juntos, unidos con un yugo, hallar la solución que te liberará de tu carga, y te hará recuperar la paz.

 

 

Nuevamente, la Palabra de Dios nos dice:

 

 

Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana» (Mateo 11:28-30).

 

 

Unidos con un yugo, es decir, una pieza de madera, con la cual se une a dos bueyes por sus cuellos, ellos, juntos, en equipo, llevan el arado, y caminando en una misma dirección, labran la tierra, abriendo surcos sobre ella.

 

 

Únete en un equipo con el Señor, lleva su yugo, haz tu parte del trabajo, y Él, todopoderoso e infalible, hará su obra en función de tu bien, y te brindará la solución perfecta, poniendo paz en tu corazón.

 

 

Oremos:

 

 

Nuestro amoroso, perfecto y misericordioso Padre Dios, nos acercamos hoy a tu presencia, y reconocemos nuestra fragilidad, nuestra pequeñez e insuficiencia para llevar sobre nuestros hombros el peso de nuestras cargas, hay momentos, y tú bien lo sabes buen Señor, que sentimos que su presión excede a nuestras fuerzas, es por ello, que unidos a ti en un mismo yugo, formaremos un equipo de trabajo contigo, y sabemos que tú harás tu parte del trabajo, que nos ayudarás a llevar el peso, danos por favor las fuerzas para llevar a cabo la porción de nuestra propia labor, y bendícenos siempre con el descanso y la paz que solo tú nos puedes conceder. En el nombre de Jesús, amén.