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martes, 24 de septiembre de 2024

REFUGIO Y JUSTICIA / DEVOCIONAL

 

REFUGIO Y JUSTICIA

 Por: Carlos Ardila.

 

 

Debido a los malos sentimientos de algunas personas, quienes influidas por el enemigo, hablan o maquinan maldades en nuestra contra, eventualmente, nos vemos envueltos a una serie de dificultades, las que, desde luego, nos causan tristeza.

 

 

Aunque ciertamente, los hijos del Señor vivimos en el mundo, es decir, dentro del espacio físico del cosmos, no somos de este mundo, en el sentido del ámbito en el que se llevan a cabo las obras que practican las personas que no viven de acuerdo a la voluntad de Dios, sino que rigen sus vidas, por los designios del enemigo, y con él, actúan en nuestra contra.

 

 

Con relación a lo anterior, el Señor Jesús dijo:

 

 

«Si el mundo los odia, recuerden que a mí me odió primero. Si pertenecieran al mundo, el mundo los amaría como a uno de los suyos, pero ustedes ya no forman parte del mundo. Yo los elegí para que salieran del mundo, por eso el mundo los odia» (Juan 15:18,19).

 

 

¿Qué hacer en respuesta a las palabras y a las acciones malvadas de algunas personas controladas por el enemigo en nuestra contra?, ¿de qué manera hemos de reaccionar? Amándolas, con esfuerzo, y orando por ellas, como nos los pide el Señor (Cp. Mateo 5:43.48).

 

 

En medio del dolor por la persecución y el accionar maligno de algunas personas en nuestra contra, no les devolvamos mal por mal, ni procuremos desquitarnos, sino, refugiémonos en el Señor, y dejémoslo todo en sus manos, Él nos vengará y en su tiempo, nos hará justicia.

 

 

La Palabra de Dios nos dice:

 

 

«Qué grande es la bondad

  que has reservado para los que te temen.

La derramas en abundancia sobre los que acuden a ti en busca de protección,

  y los bendices ante la mirada del mundo.

 Los escondes en el refugio de tu presencia,

  a salvo de los que conspiran contra ellos.

Los proteges en tu presencia,

  los alejas de las lenguas acusadoras» (Salmos 31:19,20).

 

 

«Porque el Señor ama la justicia

y no abandona a quienes le son fieles.

El Señor los protegerá para siempre,

pero acabará con la descendencia de los malvados» (Salmos 37:28).

 

 

 «Nunca devuelvan a nadie mal por mal. Compórtense de tal manera que todo el mundo vea que ustedes son personas honradas. Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos.

 

 Queridos amigos, nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de Dios. Pues dicen las Escrituras:

 

«Yo tomaré venganza;

  yo les pagaré lo que se merecen»[f],

  dice el Señor.

 

 En cambio,

 

«Si tus enemigos tienen hambre, dales de comer.

  Si tienen sed, dales de beber.

Al hacer eso, amontonarás

  carbones encendidos de vergüenza sobre su cabeza»[g].

 

No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien» (Romanos 12:17-21).

 

 

Oremos:

 

 

Maravilloso y bondadoso Dios de amor, fiel, justo y verdadero Señor, ayúdanos por favor, a ser tal cual fuera nuestro amado Salvador, manso y humilde de corazón, quien desde la cruz, en su dolorosa agonía, expresara: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen; en obediencia a tu bendita Palabra, te rogamos que nos enseñes a amar a quienes nos hacen el mal, y a no procurar la venganza, sino mejor a dejar la justicia en tus manos, y descansar en el seguro refugio de tus brazos; conscientes de que, aunque vivimos en este mundo, no hemos de identificarnos con él, te pedimos que nos ayudes a fijar nuestros ojos en el cielo, al cual deseamos ascender para estar por siempre en tu presencia. En el nombre de Jesús, amén.