MEJOR HOY EN VEZ DE MAÑANA
Por: Carlos Ardila.
Hoy no fio, mañana sí, es la inscripción del sutil artilugio que se lee en la pegatina puesta en el establecimiento del comerciante que desea eludir el fiar sus mercancías a quienes bien sabe vendrían a solicitárselas para pagos pospuestos, de los cuales, de él acceder, seguramente algunos no le serían jamás cancelados, siendo la promesa del mañana sí, la desesperanzadora espera del día por llegar, o en otras palabras, el no rotundo a la posibilidad del fiar este sus mercaderías.
En términos de tiempo, nuestras vidas comprenden tan solo tres etapas, son estas el pasado, el presente y el futuro, el pasado que ya no existe, y el futuro que bien debiéramos de aprovechar al máximo para construir la tercera etapa de nuestro tiempo, el futuro por venir.
Cuando alguien se dice a sí mismo, a partir de mañana seré mejor en esto o en aquello, quizás se autoengaña, y sin premeditarlo, posterga hacer lo que ya sabe que tendría que hacer en función de introducir dichos cambios en su vida.
Puesto que el pasado ya no existe y el futuro es tan solo la expectativa incierta de lo que ha de acontecer, es el presente el único tiempo con el que realmente contamos ahora para hacernos de mejores circunstancias en la etapa por venir.
La Palabra de Dios dice:
«Presten atención, ustedes que dicen: Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad y nos quedaremos un año. Haremos negocios allí y ganaremos dinero. ¿Cómo saben qué será de su vida el día de mañana? La vida de ustedes es como la neblina del amanecer: aparece un rato y luego se esfuma. Lo que deberían decir es: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello» (Santiago 4:13-15).
Ya que no tenemos certeza de poder ver el día de mañana, ¿qué tal empezar desde hoy a hacer los cambios que debemos hacer en nuestras vidas en lugar de posponerlos para quizás nunca realizarlos?
Oremos:
Todopoderoso Dios, tú, eterno y sin fin, haznos sabios para aprovechar cada uno de nuestros fugaces días, y concédenos la diligente inteligencia para firme y resueltamente, con tu dirección, hacer oportunamente todo lo que debemos hacer, y para corregir todo lo que en nosotros deba ser cambiado, en el nombre de Jesús, amén.