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martes, 24 de septiembre de 2024

DETERMINACIÓN / DEVOCIONAL

 

DETERMINACIÓN

 Por: Carlos Ardila.

 

 

La Palabra de Dios nos dice que si alguno anhela el obispado, es decir, servirle al Señor como un pastor en la iglesia, buena obra desea, y seguidamente, son expuestos los requisitos que debe reunir aquel que aspira a desempeñarse en este importante ministerio (Cp. I de Timoteo 3:1-7).

 

 

A menudo aceptamos o nos autoimponemos algunas responsabilidades, sean estas, académicas, laborales, o ministeriales; lo hacemos así, debido a nuestro deseo de crecimiento y de superación personal, en razón del amor que sentimos por nuestras familias, y muy en especial, porque amamos al Señor y a nuestros hermanos.

 

 

Generalmente, salvo alguna excepción, nos comprometemos a llevar a cabo aquellas acciones para las cuales nos sentimos capacitados, en esta ocasión, quiero llamar tu atención hacia el compromiso que algunos de nosotros, los siervos del Señor, deberíamos asumir, y este es, nuestro servicio a Él como pastores en su iglesia, en tanto y en cuanto, por supuesto, reunamos los requisitos para ser establecidos como tales, el primero de los cuales, es anhelar esta necesaria función de servicio.

 

 

Si llueve y hace frío, tú, te levantas en horario, te abrigas, te cubres, y sales para llegar a tiempo a tus clases o a tu lugar de trabajo, te animan, motivan y movilizan tus deseos de crecimiento y de superación personal, así como el amor que sientes por tu familia, si cumples con tus tareas académicas, y te desempeñas bien en tus labores profesionales, no tendrás ningún problema, y tus esfuerzos serán reconocidos, valorados y recompensados.

 

 

Ahora, piensa en un trabajo al que debes atender, si te has comprometido a realizarlo, para el que se requiere de tu disponibilidad, sin un horario necesariamente definido, en el cual serás tú el blanco de las críticas y en el que recibirás muy poco o ningún reconocimiento, una baja compensación económica o ninguna, en el que serás calumniado e incluso objeto de las burlas y se dudará de tu sinceridad y de tus motivos e intenciones; parece ser este un escenario bastante fatalista e irreal, ¿verdad? Pues es esta una descripción muy ajustada a algunas de las dificultades que debe afrontar quien se compromete a servirle al Señor como pastor.

 

 

Aunque son enormes las alegrías y las satisfacciones cuando le servimos al Señor en este ministerio, muchas son también las aflicciones que debemos estar preparados para afrontar, calculando antes, si seremos capaces de encararlas (Cp. Hebreos 12:2, 3; Lucas 14:28).

 

 

Sobre el compromiso de Jesús, el Príncipe de los pastores, nuestro modelo de compromiso y de determinación, en el evangelio según Lucas, leemos:

 

 

«Cuando se acercaba el tiempo de ascender al cielo, Jesús salió con determinación hacia Jerusalén» (Lucas 9:51).

 

 

Amado y despreciado, aceptado y rechazadocriticado, burlado, calumniado, decepcionado y traicionado, el Señor, quien sabía bien lo que le habría de acontecer en Jerusalén, sin dudarlo, fue en dirección de la ciudad, puesto que estaba determinado a cumplir con la responsabilidad que se había autoimpuesto (Cp. Juan 10:17, 18; Tito 2:14).

 

 

¿Sientes tú el llamado del Señor y deseas autoimponerte esta responsabilidad? Si es así, buena obra deseas, ¿estás determinado a cumplir con tu labor? (Cp. I de Pedro 5:1-4; Eclesiastés 5:4).

 

 

Oremos:

 

 

Amado Padre Dios, bendice y fortalece a cada siervo que, de corazón, desee comprometerse a servirte en este importante ministerio, o en cualquier otra labor en tu iglesia; en el nombre de Jesús, amén.