Por:
Carlos Ardila
Estaban
cansados, realmente no deseaban intentarlo de nuevo, habían fracasado ya en sus
varios intentos anteriores, no existía confianza alguna en hacerlo una vez más
aquella noche, mejor sería postergarlo para otra ocasión; sin embargo, ante la
Palabra del Señor, y siguiendo sus instrucciones, los pescadores echaron sus
redes una vez más en su nombre y fue grande su pesca, tanto así que por el peso
no podían subirlas por sí solos a su barca y sus redes casi se
rompían (Cp. Lucas 5:1-11).
¿Muchas
veces lo has intentado sin éxito?, ¿has sentido que es inútil seguir
intentándolo?, ¿frustrado y desanimado, has estado postergando obtener los
buenos resultados que inicialmente anhelabas?, peor aún, ¿has ya renunciado a
tus objetivos fueran estos espirituales o materiales ante la ineficacia de
todos tus intentos anteriores?
¿Y de qué
manera lo has estado intentando? Supongo desde luego que confías en ti mismo y
en tus muchas habilidades personales; sin embargo, ¿depende el logro del éxito
en todo cuánto emprendes siempre enteramente de dicha confianza?
¿Eran
aquellos pescadores inexpertos e incapaces? Por supuesto que no, pero el hecho
concreto es que aquella noche no habían obtenido fruto alguno de su ardua labor
hasta que decidieron hacerla en la Palabra, en el nombre o en el
poder del Señor, obteniendo en razón de ello un éxito abrumador.
Aunque
seguros y confiados de nosotros mismos y de las capacidades que el Señor nos ha
otorgado, bien debiéramos hacerlo todo en su Palabra, en su nombre o en su
poder, buscando su consejo y siguiendo su dirección (Cp. Colosenses 3:17),
siendo en Dios nuestra confianza y dependencia, muy seguramente obtendremos lo
que anhelamos o aun en Él algo mucho mejor (Cp. Efesios 3:20).
Aunque
cansado y quizá un poco frustrado, ¿qué si lo haces una vez más en oración, si
lo intentas de nuevo apoyado en la dirección del Señor en vez de tan solo
confiando en tus muchas habilidades?, prueba de nuevo, hazlo una vez
más en su nombre, te sorprenderás (Cp. Proverbios 16:3; 3:5,6).