CUANDO NADIE NOS VE
Por: Carlos Ardila.
Todos nosotros, llevamos a cabo nuestras acciones en el ámbito de lo privado, y en la esfera de nuestra vida pública.
Seguramente, cada quien de nosotros, nos mostramos más cuidadosos de dar un buen ejemplo, o de dejar una buena impresión en los demás, al relacionarnos e interactuar con ellos en nuestros quehaceres públicos cotidianos.
Desde luego, una infidelidad, o alguna otra acción deshonesta, son comportamientos que quienes los practican, no harán a la luz que les ponga en evidencia, en perjuicio de su imagen personal.
Cuando al parecer nadie les ve, algunas personas tienden a relajarse, a bajar la guardia, para de una manera anónima, en su intimidad, hacer cosas, que jamás harían en frente de los demás.
Por supuesto, el Señor, desea, y espera, que ambas esferas de nuestras vidas, la privada y la pública, le pertenezcan a Él, y que característica y distintivamente, nuestra conducta sea siempre lineal, en cuanto a comportarnos rectamente en cada espacio.
La Palabra de Dios nos dice:
«¡Jamás podría escaparme de tu Espíritu!
¡Jamás podría huir de tu presencia!
Si subo al cielo, allí estás tú;
si desciendo a la tumba,[a] allí estás tú.
Si cabalgo sobre las alas de la mañana,
si habito junto a los océanos más lejanos,
aun allí me guiará tu mano
y me sostendrá tu fuerza.
Podría pedirle a la oscuridad que me ocultara,
y a la luz que me rodea, que se convierta en noche;
pero ni siquiera en la oscuridad puedo esconderme de ti.
Para ti, la noche es tan brillante como el día.
La oscuridad y la luz son lo mismo para ti» (Salmos 139:7-12).
Considera que algunas malas acciones, por más que se oculten, salen a la luz, y aunque así no fuera, recuerda que, Dios es omnisciente y omnipresente, y cuando pensamos que nadie nos ve, Él nos observa, seámosle fieles, en todo momento y en todo lugar.
Nuevamente, la Palabra de Dios nos dice:
«Recuerda que los pecados de algunos individuos son evidentes, y los llevan a un juicio inevitable; pero los pecados de otros se revelarán después. De la misma manera, las buenas acciones de algunos son evidentes. Y las buenas acciones que se hacen en secreto algún día saldrán a la luz» (I de Timoteo 5:24,25).
Oremos:
Nuestro amoroso y perfecto Padre Dios, tú amas la verdad y deseas que tus adoradores te honren en Espíritu y en verdad, es por ello que venimos hoy ante tu presencia para rogarte que nos ayudes a vivir en integridad, observando una conducta linealmente honesta, en el ámbito de nuestra vida pública, así como en la esfera de nuestra intimidad, perfecciónanos y purifícanos Señor. En el bendito nombre de Jesús, amén.