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lunes, 7 de octubre de 2019

SENTIR, PENSAR, HABLAR Y ACTUAR


Por:
Carlos Ardila


     A diario y ante las diversas situaciones que debemos encarar el Señor a través de su Palabra nos dice cuál es el modo correcto de sentir, de pensar, de hablar y de actuar a la vez que en contraste también nos señala la manera incorrecta de hacerlo, de entre las varias formas erradas de sentir, de pensar, de hablar y de actuar consideremos ahora tan solo las siete siguientes procurando corregirlas tomando en cuenta el consejo de Dios:

     Ante el sentimiento de la propia insignificancia y de la baja autoestima por medio del cual el enemigo intenta hacernos creer y decirnos a nosotros mismos que es muy poca nuestra valía pensemos que hemos sido cada quién de nosotros creados a la imagen espiritual de nuestro Dios lo cual nos ha revestido de una enorme dignidad (Cp. Génesis 1:26; 5:1).

     Frente al odio y el desamor a través de los que Satanás pretende hacernos creer que nadie nos quiere recordemos que Dios nos ama de un modo tal que se ha entregado a sí mismo por nosotros y entreguémonos nosotros mismos a Él (Cp. Juan 3:16; Gálatas 2:20).

     De cara al temor y a la inseguridad personal que nos paraliza no dejándonos hacer lo que debemos para realizar nuestros sueños o sencillamente cumplir con nuestras responsabilidades, en vez de decirnos a nosotros mismos que somos inútiles, recordemos que Dios quien es poderoso está siempre presente y dispuesto a ayudarnos liberándonos de dicho temor (Cp. Isaías 41:10).

     Ante el pensamiento que nos conduce a creer en la imposibilidad de superarnos espiritualmente, ya que es débil nuestra carne y fuerte es el enemigo, reconozcamos que es aún mucho mayor el poder de Dios quien mora en nosotros (Cp. I de Juan 4:4)

     Frente al pesimismo que anticipa nuestra derrota antes de emprender cualquier empresa, recordemos que el Señor prosperará nuestras vidas en tanto le seamos fieles y actuemos con fortaleza y valentía (Cp. Salmos 37:4-6; Josué 1:6-9).   

     De cara al afán, la ansiedad y la preocupación, sentimientos inútiles y dañinos que nos hacen dudar de la provisión material de Dios recordemos que Él siempre nos sustentará si le hacemos el centro de nuestras vidas (Cp. Mateo 6:25-34).  

     Ante el pensamiento de la improductividad de nuestro servicio a Dios tengamos siempre presente que nuestra labor por Él jamás es vano (Cp. I de Corintios 15:58).  

     Considerando aquello que Dios no desea que sus hijos sientan, piensen, hablen o hagan, suprimamos de nuestras mentes todo pensamiento incrédulo, pesimista, paralizante y destructivo que nos conduzca a acciones inapropiadas o a la inacción misma por el engaño del enemigo cuyas mentiras no debemos tomar más por verdades.