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lunes, 7 de octubre de 2019

PUESTOS LOS OJOS EN JESÚS




Por:
Carlos Ardila


     Como medida de prevención y a fin de disminuir la accidentalidad en tránsito, recientemente fue promulgada como ley en la República de la Argentina la prohibición de hacer uso del teléfono celular los conductores al guiar sus automóviles e inclusive una parte de dicha ley prevé la sanción para aquellos transeúntes que crucen las calles haciendo uso del servicio de telefonía móvil, normas mismas que de no ser acatadas representarán tanto a conductores como a peatones el pago de elevadas multas económicas. 

     Y es que en evidencia el transitar distraídas las gentes bien en auto o a pie resulta ser en extremo peligroso, no solo en perjuicio de la propia integridad física sino además siendo ello un atentado en contra de la seguridad de los demás puesto que claramente el conducir o el simplemente caminar por las calles de las grandes ciudades sin la debida atención implica el riesgo de la pérdida de la vida, sea ya por la imprudencia propia o por la irresponsabilidad ajena; así y en los anteriores términos el preservar la seguridad en las vías y con ella nuestras vidas se reduce a una cuestión de concentración o de enfoque en el camino.

     Acerca de sí mismo, el Señor Jesús expresó: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Cp. Juan 14:6). Al igual que al conducir o al simplemente caminar haciendo uso del teléfono celular, algunos conductores y unos cuantos transeúntes por desconcentración ponen en riesgo sus vidas, al transitar conduciendo nuestras vidas en Cristo hacia la vida eterna como punto de llegada muchas pueden ser las distracciones que nos hagan perder la concentración que siempre debiéramos observar conservando nuestra mirada fija en el camino.

     Con relación al enfoque espiritual fue el Señor mismo quien además afirmó: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Cp. Mateo 6:21) indicando con ello que en aquello que estimemos valioso concentraremos nuestra atención.

     Ahora, en cuanto a ti, ¿distraído te has estado desviando del camino?, ¿has quizás perdido tu enfoque en el Señor? Si es así, ¿cuál es ese algo que te has estado desconcentrando poniendo en riesgo la seguridad de tu vida espiritual?, ¿alguna debilidad en particular? Piénsalo y encendidas las alarmas e identificada dicha distracción, elimínala y puestos los ojos en Jesús, el camino, la verdad y la vida, vuélvete y concéntrate de manera exclusiva solo en Él (Cp. Hebreos 12:2).