Por:
Carlos Ardila
Como
medida de prevención y a fin de disminuir la accidentalidad en tránsito,
recientemente fue promulgada como ley en la República de la Argentina la
prohibición de hacer uso del teléfono celular los conductores al guiar sus
automóviles e inclusive una parte de dicha ley prevé la sanción para
aquellos transeúntes que crucen las calles haciendo uso del servicio de
telefonía móvil, normas mismas que de no ser acatadas representarán tanto a
conductores como a peatones el pago de elevadas multas económicas.
Y es que
en evidencia el transitar distraídas las gentes bien en auto o a pie resulta
ser en extremo peligroso, no solo en perjuicio de la propia integridad física
sino además siendo ello un atentado en contra de la seguridad de los demás
puesto que claramente el conducir o el simplemente caminar por las calles de
las grandes ciudades sin la debida atención implica el riesgo de la
pérdida de la vida, sea ya por la imprudencia propia o por la irresponsabilidad
ajena; así y en los anteriores términos el preservar la seguridad en las vías y
con ella nuestras vidas se reduce a una cuestión de concentración o de enfoque
en el camino.
Acerca de
sí mismo, el Señor Jesús expresó: “Yo soy el camino, y la
verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”
(Cp. Juan 14:6). Al igual que al conducir o al simplemente caminar haciendo uso
del teléfono celular, algunos conductores y unos cuantos transeúntes por
desconcentración ponen en riesgo sus vidas, al transitar conduciendo nuestras
vidas en Cristo hacia la vida eterna como punto de llegada muchas pueden ser
las distracciones que nos hagan perder la concentración que siempre debiéramos
observar conservando nuestra mirada fija en el camino.
Con relación al enfoque espiritual fue el Señor mismo quien además afirmó: “Porque
donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Cp.
Mateo 6:21) indicando con ello que en aquello que estimemos valioso
concentraremos nuestra atención.
Ahora, en
cuanto a ti, ¿distraído te has estado desviando del camino?, ¿has quizás
perdido tu enfoque en el Señor? Si es así, ¿cuál es ese algo que te has estado
desconcentrando poniendo en riesgo la seguridad de tu vida
espiritual?, ¿alguna debilidad en particular? Piénsalo y encendidas
las alarmas e identificada dicha distracción, elimínala y puestos los
ojos en Jesús, el camino, la verdad y la vida, vuélvete y
concéntrate de manera exclusiva solo en Él (Cp. Hebreos 12:2).