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lunes, 7 de octubre de 2019

ESPEJISMOS POR TU ORO


Por:
Carlos Ardila


     Nos parece mentira, mucho nos sorprende y causa gracia el oír de la forma inocente, ingenua, diría, alguien en la cual nuestros indígenas nativos intercambiaron su oro a cambio del placer momentáneo de verse reflejados en los espejitos que les ofrecieran los colonizadores españoles al ser descubierto por ellos nuestro continente.

     Y es que sin duda alguna nuestros indígenas desconocían el valor de su oro tan común y abundante en sus tierras, razón en virtud de la cual el intercambiarlo por aquellos tan frágiles y baratos, pero para ellos atractivos elementos parecía ganancia, aunque pronto se rompieran. 

     Desde luego y a diferencia de entonces, comparativamente bien sabemos hoy todos del valor real del oro perdurable frente a la fragilidad de los espejos que adquirimos a un muy bajo costo.

     Al hacer mención de aquella, diría alguien, histórica ingenuidad por desconocimiento, quiero referirme al muy similar hecho sucediéndose cotidianamente en nuestros tiempos, ¿dónde, cuándo y cómo quizás te preguntes? Pues bien, nuestro enemigo Satanás, quien desea poseer nuestras vidas, nos ofrece a cambio de ellas los más atractivos espejismos e inocente, ingenuamente diría alguien más, algunos suelen caer en sus engaños, así ignorando su estrategia y siendo seducidos resultan burlados y estafados al atribuir mayor valor a dichos espejismos que a su oro (Cp. Génesis 3:1-24).

     Fama por moral, placer sexual, por pureza, adicción, por libertad, riqueza, por honestidad, adulterio, por matrimonio, diversión, alcohol, fornicación, entretenimiento dañino en la televisión y en la Internet y tiempo con algunos amigos que influyen para mal por familia, libertinaje y ateísmo por espiritualidad… son entre otros tantos más los placeres espejismos temporales que finalmente resultarán produciendo el propio dolor y el de los demás al ser obtenidos a cambio de lo permanente y verdadero de sus almas similares pero superiores al oro en su valor (Cp. I de Pedro 1:3-9).

     Meditando en el valor de nuestras cosas verdaderas, salud, valores, familia… y espíritu, ¿habrías de darlas a cambio de espejismos placenteros temporales que al romperse en mil pedazos te destruirían causando dolor a otros más a tu alrededor?, francamente, ¿no crees qué más que inocente sería absolutamente ingenuo y absurdo?, ¿no lo estarás haciendo tú?, ¿estás siendo acaso estafado al canjear tu oro por espejos, al entregar tus cosas verdaderas y el oro de tu vida eterna por espejismos de placer vano y temporal? (Cp. I de Juan 2:15-17).