Copyright © Todos los derechos reservados por Carlos Ardila.

lunes, 7 de octubre de 2019

EL CRECIMIENTO DE LA SEMILLA


Por:
Carlos Ardila


     “Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo. Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado” (Cp. Marcos 4:26-29).

     A través de esta corta parábola, el Maestro ilustró el crecimiento tan providencial como misterioso del reino de Dios (Cp. Marcos 9:1; Lucas 17:21; Colosenses 1:13,14; Éxodo 19:5,6; I de Pedro 2:9,10).

     Si bien quien labra la tierra y esparce la semilla sobre ella, ignora tal vez de qué manera se realizará el proceso de transformación que se operará en su interior, este sabe con certeza que al cabo de algunos días esta germinará, razón en virtud de la cual él la siembra sabiendo que transcurrido algún tiempo y de acuerdo a los procesos naturales preestablecidos por Dios recogerá los frutos de su labor.

     Contando con la participación de sus hijos, quienes como sembradores esparcimos la simiente de su Palabra (Cp. I de Pedro 1:23; Santiago 1:18) implantándola en los corazones humanos, Dios hará germinar cada semilla que hayamos depositado en tierra fértil (Cp. Lucas 8: 4-15).

     Por medio de esta hermosa figura, el Señor nos hace saber que el crecimiento de su reino se da fruto de la acción de su Palabra, la cual nos corresponde sembrar (Cp. Hebreos 4:12; I de Corintios 3:6-9), conscientes de ello, esforzada y diligentemente hemos de esparcirla (Cp. Mateo 9:37,38) seguros de que ella ha de producir sus frutos.

     El éxito de nuestra labor en la evangelización depende de Dios (Cp. Salmos 127:1) quien nos hace partícipes del gozo de la salvación (Cp. Lucas  15:7). Ahora, ¿estás tú decidida y confiadamente sembrando la semilla de la Palabra de Dios en los corazones humanos a tu alrededor? Anímate a ser tú también un sembrador para el Señor (I de Corintios 15:58).