Por:
Carlos Ardila
“Por la
fe cayeron los muros de Jericó después de haberlos rodeado durante siete días”
los hebreos (Cp. Hebreos 11:30).
Mediante
la obediencia al plan de acción trazado por Dios, los hijos de Israel obtuvieron
la victoria sobre la gran ciudad amurallada de Jericó, frente a ellos y ante
sus pies el muro fortaleza que la rodeaba cayó, fue esta sin duda
una de las más arrolladoras victorias del historial militar judío; sin embargo,
¿cuál fue el poder que realmente actúo? ¿El de sus propias manos o el poder
soberano de Dios?
Día tras
día de nuestras vidas enfrentamos diversas situaciones y eventualmente antes
las circunstancias más adversas pareciéramos desfallecer, ¿qué hacer entonces?
¡Seguir el plan de acción de Dios!
Es
particular el uso del número siete en las Sagradas Escrituras, este de manera
figurada hace referencia a la perfección de Dios, así como la de todas sus
acciones, de acuerdo al significado de esta cifra simbólica, confiada y
obedientemente durante siete días los hebreos rodearon la ciudad según las
instrucciones de Dios y en consecuencia Él la entregó en sus manos.
Sin duda
alguna, la obediencia a la Palabra de Dios nos hará vencer en nuestras luchas,
para ello es por supuesto preciso que nuestra obediencia a su plan sea
perseverante y completa, puesto que será en el tiempo propicio y perfecto de
Dios que Él nos bendecirá.
“Mas
tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin
que os falte cosa alguna” (Cp. Santiago 1:4).