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lunes, 7 de octubre de 2019

AUN ASÍ I


Por:
Carlos Ardila


     Al vivir y al compartir nuestras vidas de dedicación y de servicio al Señor en su reino, observaremos que:

     Posiblemente, nos lleguemos a hallar en periodos de escasez material, aun así y contentos con lo que tengamos confiemos siempre en la fiel provisión de nuestro Dios (Cp. I de Timoteo 6:6-10; Salmos 23:1,2; Habacuc 3:17,18; Mateo 6:33,34; Filipenses 4:13,19).

     Quizás nuestro ánimo menguará, aun así recordemos que toda situación es meramente temporal y que, por tanto, siempre podremos levantarnos (Cp. I de Reyes 19:9-18; Isaías 40:28-31; Hebreos 12:1-4).

     Algunos de nuestros hermanos se volverán atrás, aun así nosotros hemos de permanecer fieles hasta el fin (Cp. Hebreos 12:1,2 10:35-39; Apocalipsis 2:10).

     Tal vez algunas personas nos defraudarán, aun así sirvámosle a nuestro Dios, quien jamás nos dejará y al final nos recompensará (Cp. Salmos 27:10; Colosenses 3:17, 23,24).

     Probablemente, se nos hará difícil perdonar a los demás en razón de la gravedad de sus faltas en nuestra contra, aun así hemos de perdonarles siendo conscientes del perdón que nosotros mismos hemos recibido de parte de nuestro generoso Rey (Cp. Mateo 6:14,15; 18:22-35).

     Nos desconcertará la forma en la cual el mundo a veces parecerá estar en absoluto descontrol, aun así y pese a esta aparente situación, recordemos que siempre es Dios quien está al control (Cp. Éxodo 15:18; I de Timoteo 1:17).

     Podríamos llegar a pensar que nuestro trabajo al servicio del Señor es inútil e infructuoso, aun así redoblemos nuestros esfuerzos confiando en su poder para hacer prosperar nuestra labor (Cp. Mateo 9:37,38; I de Corintios 15:58).

     Podrá parecernos que la maldad y la impunidad reinan en el mundo amparando al impío, aun así tengamos siempre presente que al final será Dios quien juzgará y castigará a los malos (Cp. Salmos 73; II Corintios 5:10).

     Eventualmente, nos parecerá que el Señor jamás regresará, aun así y a pesar de este temporal pensamiento, recordemos siempre la fidelidad de sus promesas y tengamos presente que Él en su paciencia ha retardado su venida esperando que todos los hombres procedan al arrepentimiento (Cp. II de Pedro 3:9).