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lunes, 7 de octubre de 2019

AUN ASÍ II


Por:
Carlos Ardila


     Al vivir y al compartir nuestras vidas de dedicación y de servicio al Señor en su reino, observaremos que:

     En mayor o en menor grado somos todos nosotros falibles e imperfectos, aun así deberemos amarnos e ir juntos en procura de nuestra superación espiritual (Cp. I de Juan 1:8-10; Gálatas 6:1).

     Al pretender vivir como hijos del Señor una y otra vez caeremos, aun así hemos de esforzarnos en función de llegar a ser cada vez mejores (Cp. I de Juan 2:1,2).

     Al ser de tan diferentes caracteres seguramente se nos dificultará el vivir en armonía, aun así espera nuestro Dios que conservemos y fortalezcamos en Él nuestra comunión (Cp. Efesios 4:4; Salmos 133:1-3).

     Al servir al Señor eventual e injustificadamente seremos criticados y juzgados, aun así con más empeño y amor hemos de llevar a cabo nuestra labor (Cp. Mateo 12:22-37; Romanos 12:14).

     Pese a nuestras buenas intenciones, el bien que hagamos será malinterpretado y olvidado, aun así jamás dejemos de hacerlo (Cp. Gálatas 6:9,10; Mateo 7:12).

     Al predicar el evangelio no todos nuestros oyentes se convertirán, aun así sigamos anunciándole al mundo las buenas nuevas de salvación (Cp. Mateo 28:18-20; Juan 12:48).

     La adversidad eventualmente nos golpeará, aun así Dios siempre nos socorrerá (Cp. 4:14-16; Hebreos 10:35-39).

     El enemigo una y otra vez tratará de dividir y de destruir a la iglesia, aun así nada ni nadie podrá prevalecer contra ella (Cp. Mateo 16:18).

     Circunstancialmente, algunas cosas negativas nos sucederán, aun así Dios hará que todo cuanto nos acontezca redunde en nuestro bien (Cp. Romanos 8:28).

     Eventualmente, nuestras oraciones no serán respondidas exactamente como lo anhelamos, aun así y pese a su aparente negativa, sabe Dios qué es lo mejor para nosotros y nos concede más allá de lo que le pedimos, entendemos e incluso esperamos de su parte (Cp. Efesios 3:20).