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sábado, 21 de septiembre de 2024

DISCUSIONES RELIGIOSAS INÚTILES / DEVOCIONAL


 DISCUSIONES RELIGIOSAS INÚTILES

 Por: Carlos Ardila.

 

 

Mientras los turcos invadían a Constantinopla en 1453, los religiosos de Bizancio discutían sobre cuántos ángeles cabían de pie en la punta de un alfiler.

 

Hoy, mientras nuestro enemigo, el Diablo, invade al mundo con su influencia, ¿deberíamos los cristianos distraernos en discusiones inútiles e infructuosas, basadas en tan solo especulaciones?

 

 

La Palabra de Dios dice:

 

 

«Te repito: no te metas en discusiones necias y sin sentido que solo inician pleitos» (II de Timoteo 2:23).

 

 

«Amados hermanos, puse el caso de Apolos y el mío propio como ilustración de lo que les vengo diciendo. Si prestan atención a lo que les cité de las Escrituras, [a] no estarán orgullosos de uno de sus líderes a costa de otro» (I de Corintios 4:6).

 

 

Siguiendo el ejemplo del apóstol, evitemos toda discusión, y aprendamos a no ir más allá de lo que está escrito.

 

 

Oremos:

 

 

Nuestro amoroso y sabio Padre Dios, concédenos la humildad, la mansedumbre y la sabiduría necesarias para centrarnos en el mensaje de salvación que tú nos has confiado, y desechar las cuestiones necias e insensatas que el enemigo usa para hacernos distraer, envanecer y enfrentar entre nosotros, descuidando nuestras responsabilidades espirituales y exaltando nuestro orgullo personal, en el dulce nombre del Señor Jesús, amén.

 

 

SIN DISCUSIONES / DEVOCIONAL

 

SIN DISCUSIONES

 Por: Carlos Ardila.

 

 

Yo ya no discuto, la experiencia me ha enseñado, que es inútil, por lo cual, he aprendido a evitar lo que me es molesto y me incomoda, comprendí que ante las palabras del altivo e ignorante, el hombre inteligente calla, es así, que ahora vivo más tranquilo y en paz con Dios, con los demás y conmigo mismo.

 

 

Si he de decir algo, antes pensaré en su conveniencia e importancia, y si concluyo que suscitará discusiones, o que al fin no es tan importante, recordaré que los necios dicen todo lo que piensan, pero los sabios piensan todo lo que dicen, y mejor me abstendré de decirlo.

 

 

La Palabra de Dios nos dice:

 

 

«El que pierde los estribos con facilidad provoca peleas;

  el que se mantiene sereno, las detiene» (Proverbios 15:18).

 

 

«Te repito: no te metas en discusiones necias y sin sentido que solo inician pleitos» (II de Timoteo 2:23).

 

 

Oremos:

 

 

Santo Padre, haznos sabios y humildes para evitar las discusiones dañinas e infructuosas, danos las palabras mansas y espirituales para responderle bien a cada quien, y concédenos el dominio propio necesario para evitar el enojo y enséñanos a callar con prudencia, cuando sea el silencio la mejor respuesta, en el precioso nombre del Señor Jesús, amén.

 

 

 

miércoles, 18 de septiembre de 2024

LA RAZÓN / DEVOCIONAL

 LA RAZÓN

 Por: Carlos Ardila.

 

 

No siempre te asiste la razón, y como todos, te puedes equivocar en una u otra cuestión; ahora, aun cuando en algún asunto tengas la razón, ten presente que no debes tratar de imponer tu punto de vista sobre el de los demás, en especial si la discusión se reduce tan solo a cuestiones de opinión y no esenciales para la salvación.

 

 

Acerca de la armonía y de la sana convivencia, la Palabra de Dios nos dice:

 

 

«¡Qué maravilloso y agradable es

  cuando los hermanos conviven en armonía!» (Salmos 133:1).

 

 

El amor, vinculado a la paciencia y a la mutua consideración entre los hombres, nos hará poner primero la armonía en nuestras relaciones con los demás, en vez de hacernos aferrar a nuestra noción de la razón, en asuntos limitados, nada más que a la opinión.

 

 

Con relación al amor que nos une, en vez de dividirnos, la Palabra del Señor nos dice:

 

 

«Sobre todo, vístanse de amor, lo cual nos une a todos en perfecta armonía» (Colosenses 3:14).

 

 

Recuerda, una opinión es tan solo una opinión, un punto de vista, mas no necesariamente una verdad absoluta, indiscutible e inobjetable.

 

 

Por amor a Dios y a los demás, en el hogar, y en la iglesia del Señor, por sobre todo otro interés personal, prioriza la armonía de la comunión cristiana.

 

 

Oremos:

 

 

Nuestro amoroso y perfecto Padre Dios, tú que todo lo sabes, haznos humildes para entender y aceptar que no siempre nos asiste la razón, y concédenos la sabiduría para no hacer de ella, cuando en efecto la tengamos, un instrumento de arrogancia para levantarnos a nosotros mismos sobre los demás, en el dulce nombre del Señor Jesús, amén.