SIN DISCUSIONES
Por: Carlos Ardila.
Yo ya no discuto, la experiencia me ha enseñado, que es inútil, por lo cual, he aprendido a evitar lo que me es molesto y me incomoda, comprendí que ante las palabras del altivo e ignorante, el hombre inteligente calla, es así, que ahora vivo más tranquilo y en paz con Dios, con los demás y conmigo mismo.
Si he de decir algo, antes pensaré en su conveniencia e importancia, y si concluyo que suscitará discusiones, o que al fin no es tan importante, recordaré que los necios dicen todo lo que piensan, pero los sabios piensan todo lo que dicen, y mejor me abstendré de decirlo.
La Palabra de Dios nos dice:
«El que pierde los estribos con facilidad provoca peleas;
el que se mantiene sereno, las detiene» (Proverbios 15:18).
«Te repito: no te metas en discusiones necias y sin sentido que solo inician pleitos» (II de Timoteo 2:23).
Oremos:
Santo Padre, haznos sabios y humildes para evitar las discusiones dañinas e infructuosas, danos las palabras mansas y espirituales para responderle bien a cada quien, y concédenos el dominio propio necesario para evitar el enojo y enséñanos a callar con prudencia, cuando sea el silencio la mejor respuesta, en el precioso nombre del Señor Jesús, amén.