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miércoles, 29 de noviembre de 2023

LOS PROFETAS ¿QUIÉNES ERAN ELLOS?


Por:

Carlos Ardila


I. Los Profetas:

 

El Significado de la Palabra Profeta:

 

A. Con base en el entendimiento del pueblo de Israel respecto a la significación del término profeta (de origen griego, "profetes"), bien podemos señalar que mediante el uso de tal expresión fueron por los israelitas identificados aquellos individuos que por la voluntad, la elección y la dotación divina estaban en la capacidad de poder anticipar y declarar al pueblo su futuro, a la vez que eran para este portavoces del mensaje del Señor (Deuteronomio 18:14, 15-19).

 

II. Los Términos Empleados con Relación a los Profetas:

 

A. Los siguientes son los términos sinónimos entre sí empleados en la Palabra de Dios con relación a la persona y a la descripción del papel del profeta (I de Samuel 9:6-19; II de Samuel 24,11; I de Crónicas 21:9; 29: 29; II de Crónicas 29:25).

 

1. Hombre de Dios (´ísh 'elohím) (I de Samuel 9:6-9).

 

Término muy frecuentemente usado de manera especial en los libros de los Reyes en los cuales se registra 55 veces para referirse a varones de Dios muy reconocidos como fueron: Elíseo, Elías, Moisés, Samuel y David; sin embargo, también empleado en referencia a personajes más anónimos tales como: El profeta que censurará a Elí (I de Samuel 2:27), el profeta del sur que denunciara a Jeroboam I (I de Reyes 13), a más de otros individuos igualmente anónimos (I de Reyes 20: 28; II de Crónicas 25:7.9).

 

2. Vidente (ro´eh). (I de Samuel 9:9, 11, 18,19).

 

Un término proveniente del verbo hebreo (har) el cual en su sentido más simple significa ver; pero que eventualmente ha sido usado de manera metafórica en el A.T., para significar percibir o comprender especialmente la Palabra de Dios (Deuteronomio 29:4).

 

3. Visionario (hozeh) (I de Cónicas 21:9; 29:29).

 

Término usado 16 veces, diez de las cuales en los libros de las Crónicas, lo que ha reducido así su uso a tan solo seis casos en el Antiguo Testamento, siendo Gad el personaje al cual más veces le fue aplicado (II de Samuel 24:11; I de Crónicas 21:9; 29:29; II de Crónicas 29:25).

 

Si bien nos resulta interesante notar que al profeta Gad se le identificó como el vidente o el visionario de Rey (II de Samuel 24:11), no por ello necesariamente siempre el visionario fue considerado como un funcionario al servicio de la casa real y muy por el contrario en algunas oportunidades el término fue usado de manera displicente y negativa (Amos 7:12; Miqueas 3:5-7); Sin embargo, pese a las menciones negativas, bien prevalece en el uso del término el sentido positivo (Isaías 29:10).

 

4. Profeta (nabî´) (I de Samuel 9:9). El término más frecuentemente usado con 315 menciones especialmente desde los finales del siglo VII y durante el transcurso del VI.

 

III. Las Características Personales de los Profetas:

 

A. Los profetas se caracterizaron por la posesión de las siguientes cualidades especiales:

 

1. Ellos fueron hombres de Dios: (I de Samuel 9.10).

 

2. Conocían a Dios de manera íntima y personal e inclusive desde antes del inicio de su labor profética ya habían sido elegidos por Él (Jeremías 1:5; Isaías 6.1).

 

3. Poseían un carácter tal que por amor estuvieron dispuestos a comunicar el mensaje de Dios pese al riesgo y a las consecuencias personales que ello pudiera implicar para sus vidas (Jeremías 15:15,16).

 

4. Sentían y se identificaban de manera personal con las necesidades espirituales del pueblo por lo cual asumieron oportunamente su papel en cada unos de los momentos históricos en los cuales debieron desarrollar sus ministerios (Isaías 6:8).

 

5. Se caracterizaron por ser hombres disciplinados en los siguientes aspectos:

 

a. El Ético: Observaron una conducta moral personal generalmente muy diferente de la del resto de sus contemporáneos.

 

b. El Espiritual: Perseveraban en la oración a fin de poder conocer, entender y comunicar bien la Palabra de Dios (Jeremías 42:4-7).

 

c. El Intelectual: Los profetas estaban a su vez informados acerca de la obra de otros quienes al igual que ellos se desempeñaron en el ministerio profético, un claro ejemplo de ello bien puede ser observado en Miqueas 6:8, pasaje en el cual el profeta menciona a la vez que se identifica con lo dicho por Oseas, Amos e Isaías, sus hermanos profetas.

 

6. Fueron hombres de fe: Visionaban el futuro de una manera segura basados en las fieles promesas del Señor, un muy claro ejemplo de dicho optimismo es observado en la vida del profeta Jeremías, quien pese a las circunstancias adversas del cautiverio en el que vivía su pueblo y esperanzado en su futura restauración, compró un terreno en el territorio en el cual gobernaban sus enemigos (Jeremías 32: 1-44).

 

IV. El Mensaje y el Éxito de los Profetas:

 

 A. Básicamente este consistió en la comunicación de la Palabra de Dios al pueblo al cual estos fueron enviados como portavoces del Señor, el ministerio de los profetas incluyó mensajes de aliento, exhortación, arrepentimiento, juicio y restauración, así como el anuncio de la venida del Mesías, nuestro salvador.

 

B. En este orden, el mensaje de los profetas se caracterizó por:

 

1. Tratar de conducir al pueblo hacia una relación personal con el Señor.

 

2. El conocimiento y el uso de las revelaciones anteriores de Dios a sus ancestros y a los profetas que les precedieron en el ministerio.

 

3. Por su confianza en la capacidad del pueblo para poder comprender el mensaje que ellos a su vez le comunicaban como portavoces del Señor.

 

C. El Mensaje exitoso de los profetas: Su visión acerca de este no fue el de la medida o los estándares socioeconómicos humanos, su noción del éxito verdadero consistió en el vivir siendo fieles a la voluntad del Señor, se esforzaron en ser reconocidos por Dios en lugar de ser honrados por los hombres.

 

1. Salvo contadas excepciones, generalmente no fueron reconocidos en vida por sus hermanos, algunas de estas excepciones fueron las de Elías en su victoria sobre los profetas de Baal (I de Reyes 18:20-40), la de Miqueas en los días de Jeremías (Jeremías 26:16-19), y la de Jeremías mismo hacia finales de su servicio profético (Jeremías cap. 42).

 

V. Los Falsos Profetas:

 

A. Así como la Palabra de Dios nos da cuenta de los profetas inspirados y legítimamente comisionados por el Señor al fin básico de comunicar al pueblo su revelada voluntad, también nos habla acerca de los falsos profetas, es decir, de individuos que tuvieron la pretensión ilegítima de haber estado hablando de parte de Dios.

 

B. Tales profetas, al no ser reconocidos como enviados de Dios, debían morir (Deuteronomio 13:1-5; 18: 18-22).

 

VI. La Clasificación de los Profetas

 

A. Debe ser señalado que aunque reconocidos como tales, no todos los profetas escribieron acerca de sus ministerios, lo cual por supuesto no resta en manera alguna importancia a su labor.

 

B. Los profetas han sido clasificados en dos grupos, el de los profetas mayores y el de los profetas menores, tal clasificación no ha sido basada en la importancia de sus ministerios, sino más bien en la mayor o menor longitud o extensión de sus escritos.

 

Los siguientes son los profetas mayores: Isaías (quien profetizó a Judá), Jeremías (quien profetizó a Judá antes y durante la cautividad de esta en Babilonia), Ezequiel (quien profetizó a los cautivos en Babilonia) y Daniel (quien profetizó a los cautivos en Babilonia).

 

C. Los siguientes son los profetas menores: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, los cuales se sitúan durante el periodo de la dominación asiria (750- 612 a.C.), Nahum, Habacuc, Sofonías de los que no se puede asegurar con certeza que hayan pertenecido al periodo de la dominación asiria, si bien generalmente a Nahum se le sitúa en dicho periodo en tanto que a Habacuc y a Sofonías se les sitúa en la época de la dominación babilónica (612-539 a.C.), Ageo, Zacarías y Malaquías, situados dentro del periodo de la dominación persa (539-533 a.C.) y a los que a su vez se les agrupa dentro de los llamados profetas post exílicos.

 

VII. La Clasificación de los Profetas Según sus Mensajes:

 

A. A Israel: Amós, Oseas.

 

B. A Nínive: Jonás, Nahum.

 

C. A Babilonia: Daniel.

 

D. A los cautivos en Babilonia: Ezequiel.

 

E. A Edom: Abdías.

 

F. A Judá: Joel, Isaías, Miqueas, Jeremías, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquías.

 

VIII. La Clasificación Cronológica de los Profetas:

 

A. A la muerte de Salomón, la nación de Israel se dividió en el reino norteño de Israel y en el Reino Sureño de Judá. Fueron trece los profetas relacionados con la destrucción de la nación de Israel y tres los relacionados con su posterior restauración.

 

B. La destrucción y la cautividad de la nación se dieron en dos diferentes periodos:

 

1. El reino del norteño de Israel cayó en 734-721 a. C. Antes y durante este período fueron los profetas: Joel, Jonás, Amós, Oseas, Isaías y Miqueas.

 

2. El reino de sureño de Judá cayó en 606-586 a. C. En este periodo fueron los profetas: Jeremías, Ezequiel, Daniel, Abdías, Nahum, Habacuc y Sofonías. La posterior restauración de la nación de Israel se dio en 536-444 A. C., durante este periodo fueron los profetas post exílicos: Hageo, Zacarías y Malaquías.

 

C. Las siguientes son las fechas aproximadas en las que se sitúan los profetas:

 

División del Reino (933 a.C).

 

Se da el surgimiento de Asiria como la potencia mundial dominante (Aproximadamente en el año 900 a.C.

 

  • Elías 875-850
  • Eliseo 850-800

 

Jehová Comienza a Reducir el Territorio de Israel (II de Reyes 10:32)

 

  • Joel 840-830.
  • Jonás 790-770.
  • Amós 780-740.
  • Zacarías 748.
  • Oseas 760-720.
  • Isaías 745-695.
  • Miqueas 740-700.


La Cautividad del Norte de Israel (734 a.C.)

 

  • Oseas 730-721.
  • Ezequías 726-697.

 

La Caída del Reino del Norte (721 a.C.)

 

  • Sofonías 639-608.
  • Nahúm 630-610.
  • Jeremías 626-586.

 

La Caída de Asiria (607 a.C)

 

  • Habacuc 606-586.

 

Jerusalén es tomada e incendiada (606-586 El Cautiverio, 606-536 a.C)

 

  • Daniel 606-534.
  • Ezequiel 592-570.

 

La Caída de Babilonia (530 a.C).

 

El Regreso de la Cautividad (536 a.C).

 

  • Hageo 520-516.
  • Zacarías 520-516.

 

La Reconstrucción del Templo (520-516 a.C)

 

  • Esdras 457-430.
  • Nehemías 444-432.
  • Malaquías 450-400.

 

IX. La Idea Central de los Libros de los Profetas

 

A. Las siguientes son las ideas centrales contenidas en el mensaje de cada uno de los libros de los profetas:


  • Joel: La venida de la era del Evangelio; la incorporación de los gentiles al futuro reino.
  • Jonás: El interés de Dios por el hombre, inclusive aún por los asirios enemigos del pueblo de Israel.
  • Amós: La Casa de David, entonces rechazada por Israel, sería en el futuro restaurada para regir sobre toda la tierra.
  • Oseas: Jehová desechado por Israel, un día será reconocido como Dios sobre todas las naciones.
  • Isaías: El futuro glorioso del remanente conservado por Dios.
  • Miqueas: El reinado glorioso del príncipe Mesías que nacería en Belén.
  • Nahum: El juicio inminente de Jehová sobre Nínive, y su destrucción.
  • Sofonías: La futura venida de una nueva relación de Dios con el pueblo restaurado.
  • Jeremías: El pecado, la destrucción, la cautividad y la futura restauración gloriosa de Jerusalén.
  • Ezequiel: La caída y la restauración gloriosa de Jerusalén.
  • Abdías: Edom será destruida a causa de su enemistad en contra del pueblo de Dios.
  • Daniel: Los Cuatro Reinos que precederían al reinado universal y eterno de Dios.
  • Habacuc: La confianza en el triunfo seguro del pueblo de Dios.
  • Hageo: El segundo templo y la gloria de templo futuro.
  • Zacarías: La venida de gran rey, la restauración del templo y el reinado glorioso del Mesías.
  • Malaquías: Una última reprensión al pueblo rebelde y el anuncio de la venida del Mesías.

 

 

 

EL PERIODO INTER TESTAMENTAL


Los 400 Años de Silencio Entre en Antiguo y el Nuevo testamento.

Por:

Carlos Ardila.

 

 

El libro de Malaquías, del A.T., nos deja con la nación de Israel de nuevo en el territorio de Palestina después de su cautividad en Babilonia, ahora bajo el poder de la nueva gran potencia mundial de la época, el imperio persa y medo persa. Para entonces el templo había sido restaurado en la ciudad de Jerusalén, aunque no con el esplendor y el tamaño del glorioso edificio levantado por Salomón.

 

En este templo se dio continuidad a la línea de Aarón, aún existente, y se reinauguró la adoración cumpliendo los rituales establecidos antes por la ley de Moisés.

 

También fue establecida la línea real de David, siguiendo esta línea, se sabía quién era el sucesor del rey, su nombre es mencionado en los libros de Hageo, Zacarías y Malaquías. Se trataba de Zorobabel, sin embargo, aunque había un el príncipe real, no se hallaba un rey sentado sobre el trono de Israel, a más de ser manejada la cautiva nación por el poder de la dominación del imperio de Persia. Pese a esta situación, el pueblo continuaba política y religiosamente unido.

 

Al leer el libro de Mateo en el inicio del N.T., encontramos un escenario totalmente diferente. Roma es ahora el poder dominante y su dominación se ha extendido a lo largo de todo el mundo civilizado hasta entonces conocido. El centro de poder se ha trasladado del este al oeste, a Roma. Palestina continúa siendo un estado manejado, dado que los judíos nunca lograron recuperar su soberanía, pese a que ahora hay un rey sobre el trono, se trata de Herodes el Grande, el cual es un descendiente de Esaú en vez de serlo de Jacob, adicionalmente, los sumos sacerdotes, la autoridad religiosa, no pertenecen a la línea de Aarón, en lugar de ello, son en realidad sacerdotes contratados quienes desempeñan un papel más político que religioso. No obstante, el templo es aún el centro de la adoración y de la vida religiosa judía, pese a haber sido parcialmente destruido y reconstruido por lo menos unas seis veces desde el final del Antiguo Testamento. Ahora, una nueva institución está dentro del escenario religioso y político de la nación, se trata de la sinagoga que distribuidas por varias ciudades judías, llegaron a ser substituto del templo.

 

Para esta época el pueblo de Israel se hallaba dividido en tres partidos principales. Dos de estos, los fariseos y los saduceos, llegaron a ser mucho más sobresalientes, numerosos e influyentes que el tercero de ellos, los esenios, quienes se sabe fueron muy prominentes, tiempo atrás, esta certeza acerca de su importancia, se tiene gracias al descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto, documentos hallados incidentalmente por un pastorcillo árabe en las cuevas de Qunrran en el año de 1947.

 

Ahora bien, nos surge una inquietud, ¿qué fue lo que sucedió durante estos cuatrocientos años llamados, el periodo inter testamental y son denominados los "cuatrocientos años de silencio” entre el ministerio de los últimos profetas inspirados del A.T. y los primeros autores del N.T.

 

El apóstol Pablo escribió: "Cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley" (Gálatas 4:4). En el tiempo establecido dentro del plan de Dios para el nacimiento de su Hijo encarnado, el cual había sido previamente preparado; muchos de estos preparativos tuvieron su lugar y su suceso durante este periodo de silencio que reviste gran importancia desde el punto de vista histórico.

 

Después de Malaquías haber concluido su ministerio profético, el Señor dejo de dar revelación. Dios permitió que transcurriera este período durante el cual se forjaron nuevas circunstancias históricas dentro del escenario.

 

Cuando el profeta Malaquías concluyó su obra en los alrededores del año 435 a.C., el poder de la dominación mundial cambió de oriente a occidente. Babilonia había sido hasta entonces la principal potencia mundial, que luego fue sucedida por el Imperio Medo Persa, como hubiera sido antes profetizado por Daniel, quien afirmó que se levantaría un oso que sería más alto en un lado que en otro, representando la división entre Media y Persia, con el predominio de los persas (Daniel 7:5).

 

En el momento más crítico de la potencia persa se levantó el poder de nación Macedonia, actualmente conocida como Grecia al norte del Mar Negro, en donde Felipe, el macedonio, llegó a hacerse el máximo líder. Él logró la unidad de las islas de Grecia y se hizo gobernador sobre todo su territorio. Posteriormente, su hijo Alejandro Magno llegó a ser el más poderoso y sobresaliente dirigente mundial de todos los tiempos. En el 330 a.C. una decisiva batalla entre los persas y los griegos cambió definitivamente el curso de la historia. En esa batalla, Alejandro, quien contaba entonces con solo veinte años de edad, condujo a los ejércitos de griegos hacia la victoria sobre los persas, destruyendo por completo su poder. El poder mundial se trasladó al oeste de Grecia con el comienzo del imperio griego.

 

Transcurrido un año después de haberse librado esta batalla histórica, Alejandro Magno dirigió a sus ejércitos hacia el mundo sirio en dirección a Egipto. De camino hacia allí, decidió planear el sitio de la ciudad de Jerusalén. Estando ya cerca de la ciudad con sus poderosas fuerzas de ocupación, los judíos de Jerusalén supieron que el ejército del gran Alejandro venía de camino. Jadua, quien fuera el Sumo Sacerdote de entonces y que es mencionado en el libro de Nehemías (12:22), tomó los escritos del profeta Daniel y, en compañía de un grupo de sacerdotes y ataviado con vestiduras blancas, fue al encuentro de Alejandro a una cierta distancia de la Jerusalén, según la reseña de Josefo, el historiador judío, quién señaló que Alejandro dejó su ejército para salir al encuentro de aquel grupo de sacerdotes. Una vez reunidos, Alejandro le contó al sumo sacerdote acerca de una visión que había observado la anterior a su encuentro, en la cual Dios le había mostrado a un anciano, ataviado con ropas blancas, quien le habría de mostrar algo de gran importancia para él, según el relato, Jadua abrió el libro de Daniel y leyó sus profecías a Alejandro.

 

En las profecías, Alejandro se enteró de las predicciones en las cuales se anticipaba que él habría de convertirse en la notable cabra con el cuerno en la frente, que procedería del oeste y que destrozaría el poder Medo Persa conquistaría al mundo. Alejandro se sintió tan impactado por la precisión de las profecías de Daniel con respecto a él, que prometió que decidió no sitiar la ciudad de Jerusalén y envió de regreso a Jadua rindiéndole honores. ¡La veracidad de este relato, después del todo el tiempo transcurrido desde entonces hasta hoy, es muy difícil de establecerse, con todo, es este el registro de Josefo el historiador judío!

 

Alejandro Magno murió en el año 323 a. de C., cuando contaba con tan solo unos tenía treinta y tres años de edad. Después de su muerte, su imperio que había forjado quedo destrozado por la división debida a la ausencia de un sucesor para él, puesto que su hijo había sido asesinado con anterioridad.

 

Pasado algún tiempo, los cuatro generales de Alejandro, quienes habían liderado sus ejércitos, dividieron el imperio entre ellos. Dos de estos generales son especialmente sobresalientes e importantes dentro de la historia del periodo inter testamental.

 

El primero de ellos fue Ptolomeo, quien tomó a Egipto y a los países del norte del continente africano; el segundo de estos fue Seleuco, quien estableció su poder sobre Siria, al norte del territorio de Palestina. Durante esta época Palestina fue incorporada a Egipto y fue sometida a muchas tribulaciones provocadas por Ptolomeo y por la crudeza y violencia del permanente conflicto entre Siria al norte y Egipto al sur que se prolongara durante los cien años siguientes a su incorporación a Egipto.

 

Sobre este prolongado enfrentamiento escribió detalladamente el profeta Daniel en su capítulo dos. Durante esta época había estado en creciente aumento el poder de la influencia griega sobre Palestina, fue entonces cuando surgió entre los judíos el partido de los helenos o helenistas, cuyos miembros procuraban grecizar la cultura ancestral judía. Esta situación terminó provocando una división en dos de los más importantes partidos. De un lado se hallaban los nacionalistas judíos, quienes procuraban conservar sus tradiciones conforme a la ley de Moisés, rechazando toda influencia extranjera, este partido fue posteriormente conocido con el nombre de los fariseos (separados o separatistas).

 

Por otro lado, se encontraban los helenos o helenistas, quienes procuraban adaptar al pueblo judío a las costumbres griegas, y que llegaron a ser muy influyentes dentro de la política, estos fueron reconocidos en el N.T. como los saduceos o liberales, término que a su vez significa justicia o rectitud, que propendían por el abandono de la rigurosidad de las leyes religiosas judías y llegaron a convertirse en los escépticos racionalistas de entonces.

 

Fue por esta época cuando las Escrituras hebreas fueron traducidas por primera vez al griego (284 a. de C. en Egipto, durante el gobierno de uno de los Ptolomeos). A esta traducción realizada por setenta, o probablemente setenta y dos eruditos, se le conoce como la Septuaginta.

 

Algún tiempo después, en los alrededores del año 203 a. de C. Antíoco el Grande llegó a ser el rey sobre Siria, al norte de Palestina. Este nuevo líder del poder sirio tomó a Jerusalén de la dominación egipcia e inició su control sobre el territorio de Palestina. Antíoco tenía dos hijos, uno de ellos le sucedió reinando tan solo unos pocos años. Al morir este, asumió el poder su hermano Antíoco Epifanes, quien llego a ser uno de los más tenaces y violentos enemigos del pueblo judío. Acerca de él escribió el profeta Daniel, quien vaticinó que sería una persona despreciable, un rey vil, quien se hizo conocer a sí mismo como el Ilustre, que es el significado de su nombre, el cual por sus atrocidades sus mismos cortesanos cambiaron por el nombre de Epifanes cuyo significado es el loco.

 

El primer acto de Antíoco Epifanes fue quitar al legítimo sumo sacerdote de Jerusalén, poniendo fin a la sucesión sacerdotal del orden de Aarón. Onias III fue el último de esta línea ancestral. Antíoco Epifanes vendió luego sacerdocio a Jasón, quien no pertenecía a la línea sacerdotal, y luego, a su vez, fue traicionado por Menéalo, su hermano menor, el cual después de haber comprado el sumo sacerdocio vendió los utensilios de oro del templo para poder reunir el dinero para pagar tributo a Epifanes. Después de haber sido eliminado el sumo sacerdocio legítimo, todas las tradiciones ceremoniales judías se deterioraron hasta casi desaparecer por completo bajo la dominación del poder sirio.

 

Para el año 171 a.C., Antíoco invadió Egipto y Palestina, quedo nuevamente en medio del conflicto entre ambos poderes.

 

A causa de tantos conflictos, según los registros históricos, Palestina es el territorio por el cual se han suscitado más luchas y Jerusalén es la ciudad que ha sido tomada más veces durante todo el curso de la historia, siendo saqueada, quemada y destruida veintisiete veces en su historia.

 

Estando Antíoco de campaña militar en Egipto, sé mal informó a los judíos que este había sido dado de baja, noticia ante la cual el pueblo de Jerusalén informó que le habían matado en la batalla y Jerusalén inició una revuelta derrocando a Menelao, el falso sumo sacerdote. Al enterarse de esto, Antíoco organizó y dirigió su ejército hacia Jerusalén. Asoló la ciudad, recuperando el poder y con la ayuda de Menelao, profanó el templo entrando hasta el lugar Santísimo. Durante esta incursión dio muerte a por lo menos cuarenta mil judíos, destruyó los rollos de la ley y ofreció una cerda sobre el altar sagrado del templo, rociando luego su caldo todo el santuario.

 

Fue el acto de profanar el templo a lo que se refiere el Señor Jesús como la "abominación desoladora que había anunciado Daniel (Mateo. 24:15).

 

Según el vaticinio de Daniel, el santuario fue profanado durante 2.300 días (Daniel. 8:14). De acuerdo con su profecía, transcurrieron 2.300 días, seis años y medio, antes de que el templo fuese purificado. Esta purificación fue hecha bajo el liderazgo de Judas Macabeo, quien pertenecía a la línea sacerdotal que, en unión de su padre y de sus cuatro hermanos, se levantó una revuelta opositora a la autoridad y disposiciones del rey sirio. Los Macabeos, influyendo sobre los judíos que les siguieron minoritariamente, después de algunas batallas en las que salieron victoriosos, derrocaron al poder sirio, retomaron el control de Jerusalén y limpiaron el templo. El día en el cual limpiaron el templo, es decir, el veinticinco de diciembre, fue llamado y recordado anualmente desde entonces como el día de la dedicación.

 

Después de todos estos hechos, los Macabeos, quienes pertenecían a la familia de los asmoneos, dieron inicio a una línea de sumos sacerdotes identificada como la Dinastía Asmonea. Sus hijos se desempeñaron como sumos sacerdotes por las siguientes tres o cuatro generaciones en Jerusalén. Durante este tiempo tuvieron que resistir los constantes ataques sirios que procuraban retomar el control de la ciudad.

 

Fue en este tiempo en el cual uno de los sacerdotes asmoneos firmó un acuerdo con el Senado de Roma, el cual ayudó en la protección de Jerusalén en contra del poder sirio, esta circunstancia fue la que permitió luego la entrada del poder romano en la historia de Israel.

 

En tanto que las luchas constantes entre los dos bandos rivales se hacían cada vez más fuertes. Roma, aunque al margen, se mantenía atenta, hasta que, finalmente, Antipater, el gobernador de Idumea, y un descendiente de Esaú, estableció una acuerdo con dos de las naciones vecinas para atacar a Jerusalén e intentar derrocar el poder de los sumos sacerdotes asmoneos. Esta batalla fue tan cruenta que después de algún tiempo a Pompeyo, un general romano, quien tenía a su ejército asentado casualmente en Damasco por este tiempo, ambos bandos le pidieron que interviniera. Uno de los dos bandos logró, con una mayor influencia económica, poner de su lado a Pompeyo, quien entrando en la ciudad de Jerusalén tenía un poco más dinero que el otro y dejándose convencer por ese argumento lógico Pompeyo vino de Damasco, entró en la ciudad de Jerusalén, con una gran matanza tomó el control de ella en el año 63 a.C., tiempo desde el cual Palestina estuvo bajo la dominación del imperio romano.

 

Después de asumir el control, los romanos nombraron a Antipater como Procurador de Judea y este hizo a sus dos hijos los reyes de Galilea y de Judea. A uno de sus hijos, que fue hecho rey sobre Judea, lo conocemos como Herodes el Grande (Mateo. 2:1,2). Fue durante su reinado que nació Jesús, el Mesías de Israel.

 

 

¡Y SI NO QUIERO PECAR! ¿POR QUÉ RAZÓN LO HAGO?


Estudio bíblico sobre:

EL PROBLEMA DEL PECADO

Por Carlos Ardila.

 

“Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley” (I de Juan 3:4).

 

Se libra al interior de nuestro ser un conflicto permanente entre los designios o los deseos de la carne y los del Espíritu; así, estos se oponen entre sí para que finalmente no hagamos el bien que anhelamos. "Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis" (Gálatas 5: 16,17).

 

Dicho conflicto real al interior de nuestro ser se da producto de la acción opositora de Satanás a nuestro Dios, a este respecto el apóstol Pablo señaló:" Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos" (Efesios 6:10-18).

 

Satanás, nuestro enemigo anda por el mundo como un león rugiente buscando a quien devorar; sin embargo, bien lo podemos enfrentar y finalmente derrotar. Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar (I de Pedro 5:8), Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros (Santiago 4:7).

 


Ahora, ¿cuáles son los efectos del pecado en mi vida?


 

"Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). Como bien nos lo indica el apóstol, el efecto producido por el pecado en nuestras vidas es la muerte espiritual.

 

Y bien, ¿qué es o qué significado la muerte espiritual?

 

La palabra muerte básicamente significa separación, así como la muerte física es definida como la separación entre el espíritu y el cuerpo, la muerte espiritual consiste en la separación temporal o eterna entre el Dios y el hombre a causa del pecado, he aquí algunos textos bíblicos útiles a la comprensión del concepto:

 

"Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta" (Santiago 2:26). "He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír "(Isaías 59:1,2). "Los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder" (II de Tesalonicenses 1:9), nótese en estos textos el uso de las expresiones sin, división y exclusión, las cuales ofrecen una clara idea de separación, significado bíblico básico de la muerte.

 

Pero ¿Nacemos pecadores?

 

¿Es innata o natural la propensión al pecado?

 

Naturalmente que no, he aquí algunas afirmaciones bíblicas que claramente lo indican:

 

"El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él" (Ezequiel 18:20). "Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado" (Deuteronomio 24:16). "No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud" (Génesis 8:21).

 

¿Existe una ley natural o innata del pecado que nos fuerza a pecar? (Romanos 7: 7-25).

 

Por supuesto que no, una clara comprensión del pasaje en cuestión nos permite observar la lucha diaria entre el hombre interior, es decir, el hombre espiritual y el natural, o sea la acción del hombre guiado y dominado por los deseos e instintos pecaminosos o contrarios a la voluntad expresa del Señor. Es así que el pecado es tan solo un hábito adquirido y desarrollado en el tiempo en la medida en que hemos venido a tener el conocimiento de bien y del mal, habiendo optado eventualmente de manera voluntaria por el mal; notemos lo expresado por las Escrituras acerca de la forma o la condición en la cual hemos sido creados y de cómo al ser instruidos por Dios acerca del bien y del mal, a voluntad, ocasional o permanentemente hemos optamos por el mal:

 

"Perfecto, eras en todos tus caminos, desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad" (Ezequiel 28:15).

 

¡Y si quiero hacer el bien! ¿Por qué razón soy tan tentado?

 

Como ya ha sido indicado, el pecado es una decisión del corazón, este llega a ser introducido y desarrollado como un hábito que de no ser oportunamente tratado llegará a hacernos esclavos, a este respecto el Señor Jesús expresó: "De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo, es del pecado" (Juan 8:34).

 

Así, el proceso del pecado tiene su raíz u origen en los propios deseos del corazón del hombre, acerca de la concupiscencia o el fuerte deseo interior del hombre, las Escrituras observan lo siguiente:

 

 "Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia o deseo es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte" (Santiago 1:12-15).

 

¿Hay algo que yo pueda hacer para vencer la tentación?

 

Naturalmente que sí, quienes confiamos en el poder del Señor podremos ser por Él fortalecidos y así mismo ayudados:

 

"No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación, la salida, para que podáis soportar" (I de Corintios 10:13)."Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos 4:15,16).

 

¡Debemos vigilar y orar!

 

Al fin de ser fortalecidos y así mismo protegidos, se requiere la conciencia plena de la realidad del conflicto espiritual existente al interior de nuestro ser y del permanecer vigilantes a la acción de Satanás para poder enfrentarlo:

 

"Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil" (Mateo 26:41). "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros" (Santiago 4:7,8).

 

¿Por qué razón afirmó el Señor que la carne es débil?

 

Él estaba consciente de dicha debilidad por la influencia de Satanás en las mentes humanas en las cuales el hábito del pecado puede llegar a tener un efecto adictivo o esclavizante (Juan 8:34).

 

Ahora, ¿cómo puedo ser fortalecido para poder superar la tentación?

 

El campo de batalla es la mente, es allí donde debemos propiciar y permitir la acción del Espíritu del Señor:

 

"Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Pues los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu" (Gálatas 5:18,25).

 

Dado que somos el producto o el resultado de nuestros pensamientos, debemos trabajar sobre la base de nuestra propia mente o corazón, acerca de ello la Palabra del Señor nos indica:

 

"Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias" (Mateo 15:19).

 

Así, de un corazón, es decir, de una mente bajo la guía e influencia de Dios, no pueden surgir pensamientos y posteriores acciones pecaminosas, en este orden es preciso guardar nuestras mentes libres de todas las influencias negativas posibles, creando un ambiente o un entorno sano en derredor nuestro:

 

"Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida" (Proverbios 4:23).

 

"Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad" (Filipenses 4:8).

 

Si nuestros pensamientos son positivos, en consecuencia absolutamente lógica, nuestras acciones tenderán a serlo también.

 

¿Podrá Dios perdonarme todos mis pecados?

 

¿Existe una solución para los muchos pecados que ya he cometido?

 

Naturalmente que sí, a este respecto la Palabra del Señor nos dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16).

 

A quienes hemos creído en el Señor Jesús y estamos dispuestos a seguirle obedeciéndole hasta el fin de nuestros días, la Palabra Dios nos indica:

 

"Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hechos 2:38). Mediante el ser bautizados podemos recibir el perdón de nuestras culpas y así mismo el don del Espíritu Santo, quien de allí en más será quien a través de su Palabra, la Biblia, llene e influencie guiando nuestras vidas.

 

Y Bien, ¿el ser bautizado me garantiza recibir el poder para no volver a pecar jamás?

 

No, el bautismo nos da la oportunidad de reiniciar una relación nueva con Dios, no nos hace infalibles en manera alguna, lo cual es solo facultad de Dios; aun cuando querremos no pecar ya más, eventualmente en algún momento nuevamente lo haremos, respecto a ello, el apóstol Juan nos indica:

 

"Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado, tenemos para con el Padre, a Jesucristo, el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo" (I de Juan 2:1,2).

 

Se requiere de la decisión firme de continuar fieles en nuestra relación con Él, de ser así, su sangre continuará teniendo sobre nosotros el efecto de un poder purificador permanente en el tiempo:

 

"Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (I Juan 1:7-9).

 

¿ES JESÚS IGUAL A DIOS?


Una respuesta.

Por:

Carlos Ardila.

 

Basados en Juan 1:1, Los Testigos de Jehová afirman que no.

 

Muy bien, antes de dar respuesta a esta inquietud considero conveniente señalar que el grupo religioso conocido como los Testigos de Jehová surgió como todas las demás sectas mucho tiempo después de haber sido establecida la iglesia del Señor en el día de Pentecostés del año 33 d.C. en la ciudad de Jerusalén (Hechos 2), como una división con la distorsión de algunas de las doctrinas fundamentales de la fe, entre otras muchas su negación de la Deidad o Divinidad del Señor; así los orígenes de dicho movimiento sectario estadounidense se remontan al año 1879 hallándose su sede principal en Brooklyn, Nueva York, allí, aparte de la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras, su propia Biblia con evidentes distorsiones en algunos de los pasajes cruciales para la demostración de la Deidad del Señor, son reconocidas entre otras muchas más de sus publicaciones, las revistas Atalaya y Despertad.


El movimiento de los Testigos de Jehová básicamente ha sido orientado por el seguimiento de las ideas de su fundador, el Sr. C.T. Russell, si bien su organización se dio durante la década de los años 70 en la ciudad de Nueva York, el siguiente ha sido el proceso paulatino de su posterior estructuración:

 

Año 1984, bajo el nombre de Watch Tower Society [Sociedad del Atalaya].

 

Año 1914, como La Asociación Internacional de Estudiantes de la Biblia. Cabe señalar que uno de los primeros líderes incorporados entonces fue el Sr. J.F. Rutherford, quien posteriormente reemplazaría a Russell en la dirección para a su vez, luego de su muerte, él mismo ser sucedido por el Sr. Nathan Knorr en el liderazgo de la organización.

 

Finalmente, en el año 1931, adoptaron de manera definitiva el que hasta el día de hoy ha sido su nombre: Los Testigos de Jehová.

 

Entre sus muchas otras diversas distorsiones, los Testigos de Jehová proclaman su visión arrianista acerca del Señor, niegan su Deidad, desconocen la personalidad y la Divinidad del Espíritu Santo (Hechos 5: 3,4) al que tan solo identifican como la fuerza activa e impersonal de Dios, sostienen esperar el fin del mundo y el inicio de una gran serie de sucesos que marcarían el comienzo de un nuevo sistema de cosas las cuales han profetizado sin que acontezca ya en cuantiosas ocasiones según se ha sido registrado en sus propias publicaciones (años 1914, 1877,1889, 1894, 1904, 1915, 1916, 1917, 1918, 1920, 19,29, 1940, 1942,1944,1950, 1975) y ante cuyo fracaso han ofrecido una gran variedad de confusas justificaciones

 

Según los Testigos de Jehová, existen dos diferentes esperanzas para los cristianos: Una el cielo para sus 144.000 y otra en la tierra supuestamente renovada por Dios para el resto de ellos. En lugar de ello la Biblia afirma tan solo una misma y única esperanza en Dios para todos los fieles (Efesios 4:4; II de Pedro 3.10-12, I de Pedro 1:4; Colosenses 1:5; Filipenses 3:20,21, Juan 14:2,3).

 

Por supuesto, respetuosamente debemos considerar que este movimiento se halla conformado por personas básicamente amorosas y honestas, aunque claramente erradas.

 

Al estudiar con ellas acerca de la Deidad o de la Divinidad del Señor, un tema verdaderamente vital y siempre el primero a tratar, considero útil el análisis de los siguientes textos, haciendo uso de una buena versión de la Biblia con la que puedan ser comparados los mismos textos en su distorsión de las Sagradas Escrituras.

 

En cuanto a la pregunta en cuestión: ¿Es Jesús Igual a Dios? Enfáticamente, deberemos responder que sí: "El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse" (Filipenses 2:6). "Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque no solo quebrantaba el día de reposo, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios. Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto, os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió" (Juan 5:18-19, 23).

 

Juan 1:1

 

Es así como lo encontraremos en su versión:

 

En [el] principio la Palabra era, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un dios.

 

Podrá notarse la seria distorsión al hacer uso de la letra d minúscula para referirse al Señor (dios en su versión), poniéndole a la par de cualquier divinidad inferior pagana (Deuteronomio 8:19; 11:16…), en lugar de haberlo escrito como corresponde a Dios, con D mayúscula, de la manera en la cual se escribe el nombre de Dios, como sí efectivamente ha sido traducido en todas las demás buenas versiones, observemos tan solo algunas:

 

Reina Valera de 1865: "En el principio ya era el Verbo; y el Verbo era con Dios, y Dios era el Verbo".

 

Reina Valera del 60: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios".

 

Reina Valera del 95: "En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios".

 

NVI: "En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios".

 

Biblia Lenguaje Sencillo: "Antes de que todo comenzara ya existía aquel que es la Palabra. La Palabra estaba con Dios, y era Dios".

 

Dios Habla Hoy. "En el principio ya existía la Palabra; [1] y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios".

 

Biblia de las Américas: "En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios".

 

 

El texto correctamente traducido nos ofrece las siguientes ideas:

 

  1. En el principio era el Verbo: La eternidad y la preexistencia del Verbo, es decir, Cristo.
  2. Y el Verbo era con Dios: El Verbo, Jesús, estaba con Dios.
  3. Y el Verbo era Dios: Jesús era Dios, enfatiza su Deidad o su Divinidad.

 

Ahora, aparte de este texto, existen otros muchos más en los cuales, incluso en su propia versión, claramente puede ser establecida la Deidad o la Divinidad del Señor, en ellos es correctamente escrito el nombre de Dios con mayúscula para referirse al Señor Jesús como Dios, aquí algunos de ellos:

 

Isaías 9:6

 

Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras (Versión de los Testigos de Jehová):

 

"Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz".

 

Juan 20:28-31.

 

Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras (Versión de Los Testigos de Jehová):

 

"En contestación, Tomás le dijo: ¡Mi Señor y mi Dios!

 

Jesús le dijo: ¿Por qué me has visto has creído? Felices son los que no ven y, sin embargo, creen.

 

Por supuesto, Jesús también ejecutó muchas otras señales delante de los discípulos, que no están escritas en este rollo.

 

Pero estas han sido escritas para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y que, a causa de creer, tengan vida por medio de su nombre".

 

Ante esta confesión de Tomás: Mi Señor y Mi Dios, los Testigos suelen decir que fue tan solo una expresión de sorpresa al ver a Jesús resucitado; sin embargo, esta misma referencia a Jesús como el Señor es ofrecida por el mismo Tomás en una situación diferente, en la cual naturalmente no podría argumentarse sorpresa, notemos:

 

Juan 14:5 Versión de Los Testigos:

 

"Tomás le dijo: Señor, no sabemos, adónde vas. ¿Cómo sabemos el camino?" (Juan 14:5).

 

Para una más amplia información acerca del término Señor (Griego Kurios: Amo, Dueño), bien puede ser consultada una de las entradas del mes de noviembre del 2023, bajo el título: ¿Es Jehová el nombre de Dios?, disponible en esta misma página.

 

Adicionalmente, para un mejor entendimiento de la expresión Hijo de Dios, un título de Deidad, no una condición de subalterno o subordinado inferior, al final de esta respuesta agregaré el artículo la confesión de Pedro. Así mismo, para una mejor comprensión de los términos primogénito y unigénito, ofreceré una explicación de su doble significación.

 

Romanos 9:5.

 

Reina Valera del 60:

 

"De quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén".

 

Versión de Los Testigos:

 

"A quienes pertenecen los antepasados y de quienes [provino] el Cristo según la carne: Dios, que está sobre todos, [sea] bendito para siempre. Amén".

 

Filipenses 2:6.

 

Reina Valera del 60:

 

"El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse".

 

Versión de Los Testigos:

 

"Quien, aunque existía en la forma de Dios, no dio consideración a una usurpación, a saber, que debiera ser igual a Dios".

 

Colosenses 2:9

 

Versión Reina Valera del 60:

 

"Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad".

 

Versión de Los Testigos:

 

Colosenses 2:9.

 

"Porque en él mora corporalmente toda la plenitud de la cualidad divina".

 

Tito 2:13

 

Versión de Los Testigos:

 

Note usted la distorsión en este pasaje con el agregado (de[l]) al separar a la persona de la cual habla el pasaje, el Señor Jesús, para agregar antes a la Persona del Padre y compárelo con las todas las demás versiones que pueda hallar.

 

Versión de Los Testigos:

 

"Mientras aguardamos la feliz esperanza y la gloriosa manifestación del gran Dios y de[l] Salvador nuestro, Cristo Jesús".

 


Tito 2:13

 

Versión Reina Valera del 60:

 

"Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo".

 

Biblia Lenguaje Sencillo:

 

"Así debemos vivir mientras llega ese día feliz y maravilloso que todos esperamos, cuando se manifestará nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo".

 

NVI:


"Mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo".

 

Biblia de las Américas:

 

"Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús".

 

I de Juan 5:20.

 

Versión de Los Testigos:

 

"Pero nosotros sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado capacidad intelectual para que adquiramos el conocimiento del verdadero. Y estamos en unión con el verdadero, por medio de su Hijo Jesucristo. ¡Este es el Dios verdadero y vida eterna!

 

Hebreos 1:8.

 

Versión Reina Valera:

 

"Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino".

 

Biblia Lenguaje Sencillo:

 

Heb 1:8. "Pero cuando habla de su Hijo, dice:

 

Tú eres Dios, y reinas siempre con justicia".

 

Biblia de las Américas:

 

"Tu trono, Oh Dios, es por los siglos de los siglos, y cetro de equidad es el cetro de tu reino".

 

Versión de Los Testigos:

 

Pero respecto al Hijo: “Dios es tu trono para siempre jamás, y [el] cetro de tu reino es el cetro de rectitud".

 

Por todo lo anterior, el Señor Jesús es igual a Dios y digno de la misma adoración, veamos:

 

Hebreos 1:6.

 

Reina Valera del 60:

 

"Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios".

 

Mateo 2:2.

 

"Diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle".

 

Mateo 28:17.

 

"Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban".

 

Juan 9:38.

 

"Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró".

 

Juan 5:23.

 

"Para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.

 

Con excepción de Juan 5:23, en todos los pasajes anteriores referentes a la adoración de la cual es digno el Señor, la versión de Los Testigos ha hecho uso de la palabra homenaje en lugar de adoración, de la cual en definitiva no es sinónima.


Ahora, adicionalmente podemos señalar que el Señor Jesús es Creador y copartícipe de la creación de Dios en lugar de haber sido él creado

 

Juan 1:3,10. Reina Valera del 60:

 

"Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció".

 

 

Hechos 3:15 Reina Valera del 60:

 

"Y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos".


Hebreos 1:10-12. Reina Valera del 60

 

"Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra,

Y los cielos son obra de tus manos.

 Ellos perecerán, mas tú permaneces;

Y todos ellos se envejecerán como una vestidura,

Y como un vestido los envolverás, y serán mudados;

Pero tú eres el mismo,

Y tus años no acabarán".

 

 

Colosenses 1:15-17.

 

Reina Valera del 60:

 

"El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten.


Ahora, para tratar de comunicar la falsa idea de ser primero el Señor Jesús creado por Dios Padre y posteriormente todo lo demás a través del Hijo, la versión de Los Testigos ha incorporado o agregado al texto la palabra otras [otras], la cual no hace parte el texto griego, notémoslo:

 

Versión de Los Testigos:

 

"Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación; porque por medio de él todas las [otras] cosas fueron creadas en los cielos y sobre la tierra, las cosas visibles y las cosas invisibles, no importa que sean tronos, o señoríos, o gobiernos, o autoridades. Todas las [otras] cosas han sido creadas mediante él y para él. También, él es antes de todas las [otras] cosas y por medio de él se hizo que todas las [otras] cosas existieran".


Jesús Como el Primogénito y el Unigénito Hijo de Dios:

 

El Doble Significado de las Palabras Primogénito y Unigénito:

 

La palabra primogénito, aparte de significar ser el primero de los nacidos, significa rango, dominio, poder, autoridad.


Salmos 89:27.

 

David no fue en realidad el primer rey de Israel, lo fue Saúl (I de Samuel 9:3-27; 15:28; 16:1-13), más bien fue el segundo; sin embargo, dentro del plan de Dios, David llegó a ser el primogénito de los reyes de la tierra, es decir el más importante, aquel al cual concedió dominio, rango, poder, potestad, autoridad y excelencia por sobre todos los demás.

 

Éxodo 4:22.

 

No fue Israel el primer pueblo en existir; sin embargo, Dios decidió hacerlo su primogénito, es decir su pueblo especial al cual concedió rango, dominio, poder autoridad, excelencia.

 

Es así que Jesús no fue el primero en ser creado por Dios Padre como sostienen los Testigos, sino que es aquel quien posee rango, dominio, poder, autoridad, excelencia, supremacía.

 

El no ha sido enviado de manera autoritaria por el Padre, sino que voluntariamente y de común acuerdo con Dios padre decidió encarnarse para redimirnos (Juan 10:17,18:

"Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre".


Tito 2:14.

"Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras".


Filipenses 2:6-8.

"Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz".

 

Génesis 22:1-14; Hebreos 11:17.


De manera similar acontece con el término unigénito, el cual aparte de significar ser el único hijo de alguien, adicionalmente significa rango, dominio, poder, autoridad, excelencia supremacía.

 

Así por ejemplo, aunque Ismael nació primero, en el plan de Dios Isaac llegaría a ser el primogénito de su padre Abraham quien procreó a siete hijos más, es decir aquel a quien se le concedería rango, dominio, poder, autoridad (Génesis 16:1-12; 25:1,2).

 

De esta manera es Jesús identificado como el primogénito y el unigénito, por poseer el rango, el dominio, el poder y la supremacía que solo puede poseer Dios, y en definitiva EL SEÑOR JESÚS ES DIOS, lo cual todos los hombres debemos confesar, inclusive los Testigos, como lo hace su propia versión

 

Romanos 10:9 10.

 

Reina Valera del 60:

 

"Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo". Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación".

 

Versión de Los Testigos:

 

"Porque si declaras públicamente aquella ‘palabra en tu propia boca’, que Jesús es Señor, y en tu corazón ejerces fe en que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo".

 

Porque con el corazón se ejerce fe para justicia, pero con la boca se presenta declaración pública para salvación".

 

Filipenses 2:11.

 

Reina Valera del 60:

"Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

 

Versión de Los Testigos:

 

"Y reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el Padre.

 

 

JESÚS EL HIJO DE DIOS (Juan 3: 16).

 

El significado de la expresión el Hijo de Dios:

 

Ahora analicemos por un momento la confesión hecha por Pedro con relación al Señor:

 

La Confesión de Pedro.

 

El Fundamento de la Iglesia del Señor:

 


Por:

Carlos Ardila.

 

A. TÚ ERES EL CRISTO, EL HIJO DEL DIOS VIVIENTE (Mateo 16:13-19)

 

"Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros Elías, y otros Jeremías o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros. ¿Quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente".

 

Jesús, ante tal confesión, afirmó: “Sobre esta roca edificaré mi Iglesia”.

 

Poco antes del nacimiento de Jesús, Herodes Felipe, el tetrarca, reconstruyó la antigua ciudad de Paneas en Palestina, y le dio el nombre de Cesarea de Filipo con el propósito de dar honra a Tiberio, el Cesar y a sí mismo, Felipe. Una característica de dicha ciudad, era el terreno firme y rocoso sobre el cual fue asentada, particularidad misma que ilustra a su vez, la solidez y firmeza del fundamento sobre el que ha sido establecida la iglesia del Señor.

 

Ahora, ¿qué fue lo que, tan acertadamente y con tal convicción, afirmó Pedro? ¡Tú eres el Hijo del Dios viviente! ¿Qué significa esta confesión? Sobre esta roca edificaré mi iglesia. ¿A qué roca se refiere Jesús?

 

¿Tú eres el Hijo de Dios? ¿Qué significa esta declaración? Para entenderlo es preciso interpretar la expresión Hijo de Dios empleada por Pedro a la luz del contexto de su original utilización.

 

¿Qué idea transmitían estas palabras al entendimiento judío? En Juan capítulo cinco, versículo diecisiete, Jesús sostuvo que Dios era su Padre, ante semejante manifestación, los judíos aún más procuraban matarle, ya no solo por aparentemente quebrantar el día de reposo, por mucho más que esto, que ya juzgaban bastante grave, una razón aún más poderosa les hacía querer asesinarle, debe ser notado lo expresado en el versículo dieciocho, ahora decía que “Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios”, lo cual ellos interpretando literalmente, no podían menos que comprender, Jesús estaba afirmando ser Dios.


¿Por qué razón llegaron los judíos sin duda alguna a esta conclusión? Jesús decía ser Dios, al decir que Dios era su propio Padre, él se hacía igual a Dios (Juan 5:18).


La expresión Hijo de Dios, es en sí misma un hebraísmo o modismo de filiación judío; ello implica que aquel que se señala hijo de, posee las mismas “cualidades o características” de aquel o de aquello que se dice es padre del tal.

 

Así, por ejemplo, en Lucas 16:8 Jesús hace relación a los hijos de este siglo y a los hijos de luz, en forma similar, en Efesios 2:2,3, el apóstol Pablo hace alusión a los hijos de desobediencia y a los hijos de ira y en 5:8 a los hijos de luz; Jesús llamó a Jacobo y a Juan, ambos hijos de Zebedeo, Boanerges o hijos de trueno. (Marcos 3:17); José, fue llamado por sobrenombre Bernabé, Hijo de consolación (Hechos 4:36) Sería absurdo suponer o siquiera pensar que estas personas tuvieran padres llamados, siglo, desobediencia, ira, trueno y consolación respectivamente.

 

Las designaciones hijos de este siglo, de luz, de desobediencia, del trueno y de consolación, hacen clara referencia a las “características” personales de estos individuos, permitiendo la identificación de su carácter a través de sus actuaciones y de sus frutos particulares e individuales, de acuerdo a lo que se dice cuando se expresa que ellos son hijos de…; en este orden es claro observar que un hijo de desobediencia “se caracterizará” por ser desobediente, un hijo de luz se “caracterizará” por actuar con justicia delante de Dios, un hijo del trueno “se caracterizará” por poseer un carácter fuerte y templado; un hijo de consolación “se caracterizará” por estar siempre presto a consolar y actuar con misericordia. El Hijo de Dios “se caracterizó” por actuar como lo haría el Padre, exhibió las mismas “características y cualidades” de poder del Padre:

 

El apóstol Pedro afirmó con claridad contundente: Tú eres el Hijo del Dios viviente, con ello reconoció su Deidad, expresó entender que Cristo, el Hijo de Dios, “es caracterizado” por poseer las mismas “cualidades y atributos” divinos del Padre (Colosenses 2:9). Esto mismo debemos confesar todos los hombres respecto a Jesús para nuestra salvación (Romanos 10:9,10). Jesucristo es el Señor (Kurios en el idioma griego), él es Divino. En el Nuevo Testamento, Jesús nos es presentado como Dios todopoderoso en pie de igualdad con el Padre (Juan 1:1; Romanos 9:5; Filipenses 2:6; Colosenses 2:9; Tito 2:13; Hebreos 1:8,10; II de Pedro 1:1; I de Juan 5:20). Como un consubstancial del Padre (Juan 10:30; Hebreos 1:3,8); Como un Dios soberano y creador (Juan 1:10; Hechos 3:15; Colosenses 1:15-17; Apocalipsis 1:8,3:14).

 

El nombre Pedro (Petros en el idioma griego) significa piedrecilla; la palabra usada por Jesús al afirmar: “Sobre esta roca edificare mi iglesia”, es petra cuyo significado es roca, la roca sobre la cual sería edificada la iglesia del Señor, no es Pedro (Petros), lo es su confesión, “tú eres el Hijo de Dios”, tú eres Dios, este es el fundamento sobre el cual está edificada la iglesia, la Divinidad del Cristo, Jesús es la roca (I de Corintios 10:4; I de Pedro 2:4-8; I de Corintios 3:11).


Jesús es el fundamento y la cabeza de su iglesia, por cuanto él es quien tiene toda autoridad (Mateo 28:18; Colosenses 1:18; Filipenses 2:10,11).

 

 

 Ahora consideremos algunas evidencias Escriturales sobre la Deidad del Señor:

 

 

La Deidad Del Señor Jesús:

 

 Por Carlos Ardila.

 

Emmanuel: Dios con nosotros (Isaías 7:14; Mateo 1:23).

 

(Preexistía) Ya existía como Dios antes de ser encarnado (Juan 1:1; 8:58).

 

Jesucristo es designado como Dios y Señor:

 

(Isaías 9:6; Juan 1:1; Romanos 9:5; 10; 9,10; Filipenses 2:6-11; Tito 2:13; Hebreos 1:10).

 

Es Soberano:

 

(I de Timoteo 6:15; Apocalipsis 1:5; Mateo 11:27).

 

Es Igual a Dios:

 

(Juan 5:17,18; Filipenses 2: 6-8).

 

Fue adorado y debe ser honrado como Dios:

 

(Mateo 14; 33; Juan 5:23; 9:38; Hebreos 1:6; Mateo 4:10; Filipenses 2:9-11; Apocalipsis 5:6-14; 22: 8,9).


Es Creador:

 

(Juan 1:10; Hechos 3:15; Hebreos 1:2,3; Colosenses 1:15-17).

 

Realiza acciones y tareas divinas:


Perdona pecados (Marcos 2:10).

Hace descansar el alma (Mateo 11:28-30).

Decide a quien llevar al paraíso: (Lucas 23:43).

Será suyo el juicio: (Mateo 7:21-23; Juan 5:22,27; II de Co 5:10).

 

Les son atribuidas referencias con el nombre de Jehová:

 

(Mateo 3:3, cp. Isaías 40:3; Juan 12:40,41, cp. Isa 6:1-3; Juan 12:41, cp. Isa 6:1-3: I de Co 10:4, cp. Ex 17:6)

 

Jesús tiene los atributos divinos:


Preexistencia (Juan 1:1; 8:58).

Inmutabilidad (Hebreos 13:8).

Posee la plenitud de la Deidad (Col 2:9)

Omnipotente (Mateo 28:18).

Omnisciente (Juan 16:30)

Omnipresente (Mateo 28:20)


Bendiciones.