Por: Carlos Ardila.
En las relaciones interpersonales, en el hogar, en nuestra vida social, en la iglesia y en general, las buenas y las malas formas en el trato con los demás, hacen que recibamos de ellos lo que nosotros mismos les damos; en consecuencia, a fin de hacer mejores y más gratas nuestras relaciones y más amable nuestra vida, seamos cordiales, educados y respetuosos los unos con los otros.
Con relación a las buenas formas en el trato con los demás, la Palabra de Dios nos dice:
«Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca» (Filipenses 4:5 NVI).
Recuerda, cosechamos lo que sembramos, y recibimos lo que damos; acerca de esta ley, la Palabra del Señor nos dice:
«Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Esa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas» (Mateo 7:12).
Oremos:
Amado Padre, tú, que por medio del ejemplo de nuestro amado Salvador, nos enseñas a poner primero a los demás, a serviles y a amarles, haznos, observar a diario esa misma actitud para con otras personas más, en el dulce nombre de Jesús, amén.