SIMPATÍA Y BENDICIÓN
Por: Carlos Ardila
«Y él da gracia con generosidad. Como dicen las Escrituras:
«Dios se opone a los orgullosos
pero da gracia a los humildes»[c] (Santiago 4:6).
En general, hallaremos que en lo relacional, e inclusive, en la interacción personal incidental, casi nadie desea estar cerca de las personas arrogantes, ya que, debido a su actitud, estas les resultan un poco antipáticas a los demás, pero, al contrario, las personas amables y sencillas, suelen despertar una cierta simpatía.
Es claro, que ninguna persona le cae bien a todas las demás, e incluso, pese a no haber dado ningún motivo, el Señor Jesús, le resultó muy antipático a los líderes religiosos de Israel.
Aunque nuestro Dios no hace acepción de personas, y hace salir su sol sobre los justos y los pecadores por igual (Cp. Mateo 5:45), Él se complace en bendecir, en especial, a sus hijos, quienes, en razón de una actitud humilde y obediente, le resultamos bastante más simpáticos (Cp. Salmos 25:14).
Por definición, la simpatía refiere a la inclinación afectiva mutua que se da entre algunas personas; pues bien, nuestra relación de comunión con el Señor, es por supuesto, personal, nosotros nos deleitamos en Él y en su amor, y Él se deleita en nuestra obediencia, en razón de la cual, nos desea bendecir, puesto que le resultamos muy simpáticos (Cp. Santiago 2:23).
La Palabra de Dios nos dice:
«Pues el Señor, tu Dios vive en medio de ti.
Él es un poderoso salvador.
Se deleitará en ti con alegría.
Con su amor calmará todos tus temores.[b]
Se gozará por ti con cantos de alegría» (Sofonías 3:17).
Deléitate en el Señor,
y él te concederá los deseos de tu corazón.
Entrega al Señor todo lo que haces;
confía en él, y él te ayudará.
Él hará resplandecer tu inocencia como el amanecer,
y la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía (Salmos 37:4-6).
Oremos:
Maravilloso y bondadoso Dios de amor, nos regocijamos en el precioso don de tu Salvación, y te pedimos, oh, buen Señor, que de acuerdo al ejemplo de nuestro Salvador, sencillo y manso de corazón, nos hagas más sencillos y humildes, a fin de serte gratos y poder recibir de ti una cada vez mayor gracia y bendición, en el nombre de Jesús, amén.