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Por: Carlos Ardila.
Para su atención en línea, hoy, las compañías que ofrecen sus servicios, cuentan con el recurso de las respuestas automáticas, que de acuerdo a su criterio de las que son las mejores respuestas para solucionar las inquietudes de sus clientes, ellos pre configuran en un amplio catálogo. De una manera similar, WhatsApp y Messenger, las populares aplicaciones mundialmente utilizadas, nos brindan la posibilidad de responder de una manera rápida y automática, a nuestro gusto, a alguien con quien nos estamos comunicando.
Por otro lado, un reflejo, consistente en un movimiento involuntario o automático de nuestros cuerpos, en respuesta pre configurada por nuestro creador, a un determinado estimulo, nos hace, sin ni siquiera tener que pensarlo, atrapar el balón que nos es lanzado por alguien, o automáticamente usar nuestras manos para evitar golpearnos al caer, entre otras muchas respuestas reflejas y automáticas más que estamos diseñados para ofrecer.
Tanto tú como yo, y en general, todos los seres humanos, somos tentados a diario por nuestro enemigo, y algunas veces, él logra seducirnos, influyéndonos para hacernos actuar mal, y desde luego, posteriormente nos sentimos muy decepcionados de nosotros mismos, al pensar que hubiéramos podido responder de un modo diferente ante sus ataques.
Como bien seguramente lo sabrás, el Señor Jesús también enfrentó el ataque seductor del enemigo, pero a diferencia de nosotros, Él no cayó, y ya contaba con una respuesta automatizada, que por un reflejo mental e inmediato, le capacitó para enfrentarlo, respondiéndole con la más contundente respuesta de su catálogo:
—¡No! Las Escrituras dicen: (Cp. Mateo 4:4,7,10).
Si el enemigo intenta seducirnos para hacernos mentir, fornicar, embriagar, o alguna otra cosa más, contraria a la voluntad del Señor, hemos de responderle del mismo modo en el cual le respondió nuestro Salvador, y por supuesto, para ello será indispensable que conozcamos muy bien su Palabra, por medio de la cual, Él nos instruye.
Llenemos nuestras mentes con la Palabra de Dios, para que por automatización, y en un ejercicio reflejo mental permanente e inmediato, tengamos siempre pre configuradas nuestras respuestas ante los ataques seductores del enemigo.
La Palabra de Dios nos dice:
«He guardado tu palabra en mi corazón,
para no pecar contra ti» (Salmos 119:11).
Oremos:
Por nuestra fe, en el Espíritu y en la gracia del Señor Jesús, venimos hoy a presencia, oh, amado Padre Dios, y reconociendo nuestros errores, te rogamos que nos asistas con tu gran poder, y nos ayudes a interiorizar en nuestras mentes tu bendita Palabra, de un modo tal, que por medio de ella, automática e instantáneamente, con nuestros reflejos espirituales muy bien ejercitados, podamos estar capacitados para auto programar nuestras reacciones y respuestas, ante los ataques constantes de nuestro enemigo. Guardaremos, oh, Señor, tu Palabra en nuestros corazones, para no pecar contra ti. En el nombre de Jesús, amén.
