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martes, 24 de septiembre de 2024

PESE A LAS DUDAS RAZONABLES / DEVOCIONAL

 

PESE A LAS DUDAS RAZONABLES

 Por: Carlos Ardila.

 

 

Con relación a una lamentable situación, el Señor Jesús expresó:

 

 

«Siempre habrá pobres entre ustedes, y pueden ayudarlos cuando quieran» (Marcos 14:7a).

 

 

¿Por qué existe tanta pobreza en el mundo? Sí, cada quien de nosotros expusiéramos algunas razones, intentando responder a esta inquietud, muy probablemente, la mayoría de ellas, serían acertadas.

 

 

Si alguien, conocido o no para ti, afirmara estar necesitado y solicitara tu ayuda económica, ¿cuál sería el primer pensamiento que se te vendría a la mente? Si varias personas respondiéramos a esta misma interrogante, desde luego, tendríamos una amplia gama de primeras impresiones, vinculadas luego a nuestra propia pregunta mental, a saber, ¿y por qué habría de ayudarte?

 

 

En la gran ciudad en la cual yo vivo, por cierto, a diario, y varias veces cada día, si algún desconocido se te acerca mientras caminas por la calle, o te llama la atención diciéndote a manera de pretexto, ¿te puedo hacer una pregunta?, o, ¿me harías un favor?, salvo alguna excepción, en la inmensa mayoría de los casos, esa persona te solicitará dinero exponiéndote una o más, de entre varias necesidades, reales o fingidas.

 

 

Por otro lado, talvez no se te hará extraño que, en la iglesia en la cual te reúnes, alguien te pida ayuda financiera, como tampoco te sorprenderá encontrarte con quienes, con engaños, se acercan a la iglesia, solo para obtener dinero.

 

 

Solo Dios conoce inequívocamente las intenciones de los corazones; sin embargo, como quizás tú también, yo sé muy bien que, a menudo, somos engañados y manipulados por quienes nos plantean alguna necesidad, y que cuando, tenemos la seguridad de que alguien nos miente, o ya nos ha engañado antes, nos abstenemos de proporcionar dinero, procurando no ser burlados, o instrumentalizados para que con nuestros recursos, sean cubiertas las irresponsabilidades de otras personas, o temporalmente, satisfechas las adicciones de algunos, por crudo y duro que pueda esto sonar.

 

 

Ahora, en razón de las mentiras y las manipulaciones, tan ciertas, como lo son verdaderamente algunas necesidades, ¿deberíamos tú y yo hacernos insensibles y cerrar nuestros corazones ante ellas? Naturalmente que no, así es que, pese a las dudas razonables, no dejemos de ser compasivos y solidarios, evaluemos en oración cada situación, y en el amor del Señor, en cuanto nos sea posible, ayudemos a solucionar las necesidades reales, sean estas de nuestros hermanos, o de nuestro prójimo en general.

 

 

La Palabra de Dios nos dice:

 

 

Si ayudas al pobre, le prestas al Señor,

  ¡y él te lo pagará! (Salmos 19:17).

 

 

«Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio[c]» (Lucas 6:38).

 

 

«Recuerden que es pecado saber lo que se debe hacer y luego no hacerlo» (Santiago 4:17).

 

 

Oremos:

 

 

Nuestro amoroso y perfecto Padre Dios, glorificamos tu nombre, nos gozamos en nuestra comunión contigo, y nos acercamos hoy a tu presencia, para rogarte que nos concedas ser sensibles a las muchas necesidades materiales existentes en el mundo, y muy cerca de nosotros; te pedimos, oh, buen Padre nuestro, que, como hasta el día de hoy, nos conserves tu abúndate provisión, de un modo tal que podamos gozarnos en ayudar a los demás, en consonancia con las palabras del Señor, quien expresara: «Más bienaventurado es dar que recibir». En el precioso nombre de Jesús, amén