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martes, 24 de septiembre de 2024

QUE ÉL SE FORME Y CREZCA EN NOSOTROS / DEVOCIONAL

 

QUE ÉL SE FORME Y CREZCA EN NOSOTROS

 Por: Carlos Ardila.

 

 

Juan, el bautista, había estado preparando el camino del Señor, y ya le había identificado a Él ante sus discípulos, como al Mesías esperado por el pueblo, al ver luego los seguidores de Juan, que Jesús bautizaba y se hacía de discípulos, le advirtieron de ello al bautista, quien en respuesta a esta cuestión expresó:

 

 

«Él debe tener cada vez más importancia y yo, menos» (Juan 3:30).

 

 

Somos muy valiosos para el Señor, hemos sido hechos por Él a su imagen y a su semejanza espiritual; sin embargo, Dios no se conforma con el nivel de espiritualidad en el que nos encontrábamos antes de haberle recibido, sino que desea que avancemos cada día, a fin de llegar a un estado de madurez espiritual que nos haga más cercanos a Él (Cp. Génesis 1:26, 27; Efesios 4:11-16).

 

 

Lo anterior, demanda de nosotros un esfuerzo cada día mayor, para ver todas las cosas desde una perspectiva espiritual, es decir, a partir del punto de vista del Señor, quien, por medio de su Palabra, nos lo ha dado a conocer, a fin de, si se lo permitimos, formarse Él en nosotros (Cp. Gálatas 4:19; I de Corintios 2:14-16).

 

 

Como lo hiciera el apóstol Pablo, hagamos tú y yo, que el Señor Jesús se forme y crezca en nosotros, al punto tal que nuestras vidas sean una extensión de la suya.

 

 

En Gálatas 2:20, la Palabra de Dios nos dice:

 

 

«Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal, confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí».

 

 

Oremos:

 

 

Soberano Dios, todopoderoso y perfecto Señor, te damos gracias por habernos recibido en el estado espiritual en el que nos encontrábamos, contaminados y manchados por nuestros pecados, por habernos lavado de ellos, por medio de la sangre de nuestro amado Salvador, a quien deseamos permitirle formarse y crecer en nosotros, de un modo tal, que seamos nosotros una extensión de su vida. En el nombre de Jesús, amén.