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Por: Carlos Ardila.
Uno no decide hacer algo pensando en fracasar en el intento, a no ser, que sea uno el más grande de los pesimistas, ni escoge de manera previa, la piedra con la que ha de tropezar para caer; ahora, si es que uno no logra su objetivo en el primero de los intentos, bien que puede decidir hacerlo de nuevo, fortalecido a partir de las experiencias adquiridas al fracasar, mismas que evitarán que uno tropiece con la misma piedra.
¿Cuáles son tus objetivos laborales, académicos, financieros y espirituales? Sabes que la paciencia es a veces necesaria para alcanzarlos, ¿verdad?
Es la paciencia semejante a un músculo, el cual, si lo ejercitas a menudo, se hace aún más fuerte, ella, guerrera interna, vinculada a la perseverancia, constituye una fuerza poderosa que nos acerca a la realización de nuestros planes.
Con relación a un objetivo personal de superación espiritual muy bien definido, el apóstol Pablo expresó:
«No quiero decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús primeramente me hizo suyo. No, amados hermanos, no lo he logrado,[a] pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús» (Filipenses 3:12-14).
Acerca de la necesaria paciencia que nos hace perseverantes para ir en procura de nuestras metas, y para que no nos falte bendición alguna proveniente del Señor, en Santiago 1:2-4, la Palabra de Dios nos dice:
«Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse. Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada».
Desear que un sueño se cumpla o que un plan se concrete, no siempre alcanza, generalmente, los sueños se realizan, y los proyectos llegan a ser exitosos, cuando, decidida, paciente y perseverantemente, trabajamos en función de su logro.
Si es que una, o varias veces tropezaste, y te caíste, levántate y vuelve a intentarlo, no renuncies, no desistas, ayudado por tu guerrera interna, persevera y lucha, el Señor te ayudará (Cp. Proverbios 16:3).
Oremos:
Perfecto Dios de amor, te damos gracias por tu misericordia y tu paciencia para con nosotros, nos conoces a la perfección, y sabes qué hay en nuestro corazón, sueños y anhelos, virtudes y defectos, y un deseo permanente de crecimiento espiritual y de desarrollo material; ponemos hoy delante de ti todo lo que somos y aquello a lo que aspiramos, y te rogamos que nos ayudes para seguir adelante, con la actitud paciente que queremos ejercitar, bendícenos y prospéranos por favor. En el nombre de Jesús, amén.
